¿Planifican bien los españoles las vacaciones?

Planificar las vacaciones con antelación puede resultar una gran ventaja porque permite disfrutar plenamente del lugar de destino y aprovechar al máximo el tiempo libre del que se dispone. Esta planificación implica un gran número de decisiones, demasiadas opciones para tratar de abordar a última hora; por ejemplo, si ir solo o acompañado, si realizar un viaje organizado o por cuenta propia, el tipo de destino, el medio de transporte, el alojamiento, etc. Normalmente, todas estas opciones suelen elegirse en función de las preferencias y del presupuesto del que se dispone.

Como cada viaje es una experiencia única, es importante no dejarla totalmente en manos de la improvisación. El acto de planificar unos días de descanso puede incluso llegar a ser igual o más gratificante que el disfrute de esas jornadas. Existen sentimientos de gran felicidad en el hecho de anticipar en la imaginación las vacaciones.

Sin embargo, es importante también tener una expectativa realista sobre las mismas, y no pretender que sean unas vacaciones perfectas ni ideales. Es aconsejable reservar algunos días y determinados momentos que no estén tan organizados, dejar espacio a la improvisación, y no olvidar que el bienestar no va a depender únicamente de las condiciones materiales.

Sin embargo, según varios expertos en Psicología Clínica, consultados por El Confidencial Digital, “la planificación no se lleva bien con el turista español”. Por este motivo, si se toma la decisión a última hora, la flexibilidad será el mejor compañero de viaje para compensar sobrecostes. A diferencia de otros países europeos, los españoles no planifican las vacaciones con mucho tiempo y eso encarece el viaje alrededor de un 19%, según los cálculos de estos especialistas. Tampoco se tiene en cuenta los horarios y las fechas de los vuelos, cuyas tarifas varían según los días de la semana y si se viaja por la mañana -el momento más caro-.

Por ello, ante este escenario recomiendan buscar alojamientos alternativos a los hoteles -las propuestas de alquiler de webs como Airbnb o HomeAway pueden resultar hasta un 60% más barato- y ser flexible en las fechas y horarios de vuelos. El martes es el día más barato para volar, y viernes y domingo, los más caros. Volar en la tarde-noche es más económico y usar las apps tecnológicas de viajes permitirá ahorrar tiempo, dinero y malas experiencias. Planificar visitas a museos en días gratis o utilizar los programas de fidelización también ayudará a reducir gastos.

Lo principal y lo que se debe tener presente es que no hay que endeudarse, en ningún caso, para poder irse de veraneo, ya que si no habrá que reestructurar después las finanzas domésticas para el resto del ejercicio. Lo recomendable es que durante el año se confeccione un plan de ahorro que garantice la cantidad suficiente para marcharse de veraneo.

La duración de las vacaciones es otro de los factores que hay que tener cuenta. Pero no resulta tampoco determinante: en algunas ocasiones, solo 3 jornadas bien proyectadas, pueden ser más beneficiosos que un descanso durante un periodo de 7 días.

Una planificación anticipada permite no sólo disfrutar con mayor conciencia el presupuesto previsto, sino también tener una visión más amplia sobre las posibilidades. Es recomendable elegir primero las vacaciones más costosas, dejando un margen suficiente en el presupuesto para dedicar a viajes menores o imprevistos de última hora.

Los sistemas tradicionales para la reserva de las vacaciones, cada vez más obsoletos, no son actualmente los más económicos y, al mismo tiempo, no representan una fuente de garantía sobre las expectativas.

En este momento, Internet se considera una herramienta más estructurada y organizada para ofrecer también mejores experiencias. Facilita una elección con amplia personalización. Existen miles de portales online que están en condiciones de satisfacer cada tipo de exigencia, con calidad, pero a un coste menor, porque permite el ahorro de los costes operativos de una agencia de viajes.

No obstante, es necesario leer detenidamente después todas las condiciones y limitaciones de la oferta seleccionada para evitar encontrarse, una vez en el lugar de descanso, sorpresas inesperadas. Los malentendidos son abundantes y representan una fuente de insatisfacción que, a menudo, se manifiestan en los comentarios vertidos en varios sitios o foros de la industria hotelera. Pero hay que saber también darle el peso adecuado a las diferentes reacciones de los usuarios en la red: a veces el comentario negativo de un viajero en particular no es más que el fruto de su propio error en cómo planeó sus vacaciones. En cualquier caso, una vez detectada la oferta más adecuada, se recomienda invertir después unos minutos más para analizar todos los aspectos de la misma.

En unas vacaciones bien organizadas, la elección del lugar de alojamiento es también crucial. Por ejemplo, en un viaje cultural a Madrid, donde se supone que será inevitable moverse continuamente por el centro de la ciudad, resulta absurdo la reserva de un hotel fuera de ese ámbito porque habría que contabilizar los gastos para desplazarse de un lado a otro, además del importante tiempo perdido. Además, es importante aprovecharse de los servicios ofrecidos por el hotel. La conexión a Internet gratis, el desayuno incluido y cualquier otro servicio que pueda influir, dependiendo de las necesidades de cada persona, en los gastos totales.

Por último, un guía turístico puede resultar también un aspecto muy valioso, sobre todo cuando se viaja a países y lugares especiales, porque se convierte en la mejor figura capaz de enriquecer la experiencia bajo diversos puntos de vista.