¿Por qué no se regulan los ‘lobbies’ en España?

Los ‘lobbies’ o grupos de presión para influir en la actividad legislativa no están regulados en España, a pesar de que su influencia es determinante en la mayor parte de las leyes.

-- El ciudadano común no tiene conciencia de la labor de los “lobbies” o grupos de presión a la hora de influir en la redacción de las leyes. En el Congreso y en el Senado, diputados y senadores son visitados con frecuencia diaria por diversos grupos de intereses para expresar sus opiniones en torno a la legislación en marcha o la legislación futura. Así, a modo de ejemplo, joyeros, podólogos y médicos de cabecera han pasado por el Congreso para hacer llegar sus impresiones a diputados de los distintos grupos parlamentarios.

-- La parte peor de la fama de los “lobbies” es lo que ha llevado a un diputado a confesar a ECD que no están regulados por una mezcla de “corrupción e hipocresía”. Y es que es normal que los “lobbies” hagan llegar regalos en especie a los diputados, con frecuencia regalos caros, de entre 600-800 euros, especialmente en Navidad pero no sólo en esas fechas. Con frecuencia ocurre que un diputado recibe regalos de “lobbies” con intereses contrapuestos.

-- Por “lobby” cabe entender cualquier grupo que representa sus propios intereses o intereses de terceros. Las grandes empresas, con suficiente capacidad económica propia, procuran hacer presión o “lobby” con sus propios departamentos de asesoría jurídica y comunicación. Con frecuencia, empresas de un mismo sector constituyen un “lobby” unitario en defensa de sus intereses. Otras empresas encargan servicios de “lobby” a firmas que se presentan como “lobbies” o a firmas de abogados y expertos en relaciones institucionales. Finalmente, otras plataformas –quizá hazteoir.org sea la más significativa- llegan a tener un calado entre la ciudadanía que les posibilita forzar una interlocución con diputados y senadores.

-- Los servicios de “lobby” pueden facturar en torno a los 36.000 E mensuales, contando también con frecuencia con una “tasa de éxito” por la labor realizada.

-- Por contraste con su percepción negativa, los “lobbies” son también interlocutores de la ciudadanía con los políticos, informando a estos de las percepciones de un sector concreto del mundo laboral o de la ciudadanía. La doctrina jurídica es cada vez más partidaria de “normalizar” la actividad de lobby por entender que es una actividad relacionada directamente con el grado de madurez de un sistema político. Lo que se busca es la transparencia precisamente para fomentar esta participación ciudadana en la política que representan los “lobbies”.

-- Otros países han regulado sobre “lobbies”, especialmente activos –y regulados- en EEUU. De hecho, hay una cierta tendencia en pro de la regulación del “lobby” también por las críticas realizadas por Obama al respecto. La Comisión Europea tiene un registro abierto de “lobbies” para que cada empresa que quiera pueda agregarse. Al margen de esto, países como EEUU, Reino Unido, Alemania, Polonia, Hungría, Australia, Canadá o Japón también tienen regulaciones sobre lobbies.

-- Con todo, el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense Rafael Rubio Núñez, pionero en estudios sobre “lobbies” en España, afirma que “la única manera de regular los lobbies en España sería meter a los diputados en una urna”. Y es que uno de los propósitos del lobbista es la generación de confianza, por lo que, en último término, regular el “lobby” viene a ser regular una relación humana más, con las dificultades que eso conlleva.

-- Y es que, en España, además, la manera habitual de hacer política, la cultura política española, ha consistido en relaciones personales, hasta el punto de que “la Constitución se redactó en los bares”, como recuerda el profesor Rubio Núñez, las vacancias y rotaciones entre vida política o administrativa y vida civil no están reguladas como en Estados Unidos, por lo que la red de contactos e influencias permanece opaca. En España, en cambio, no existen los problemas que hay en Norteamérica en lo referente a la participación de “lobbies” en la financiación de campañas.  

-- Las notas de corrupción y lejanía con que se identifica a los “lobbies” viene por el uso de algunos diputados de ofrecerse para labores de intermediación cobrando a cambio o bien para utilizar su posición para abrir o abrirse otras puertas. Entre los rasgos negativos de los “lobbies” está también el hecho de que sólo una parte de los ciudadanos, los que tienen contactos o capacidad de organización, puedan llegar a contactar con los representantes políticos.

-- Dado el interés que ofrecen los “lobbies”, el fenómeno ya está siendo estudiado en facultades y centros de estudios de todo el país. Y urge, según el profesor Rubio Núñez, que tanto los representantes del ICEX como las oficinas de comercio españolas en el exterior sean entrenadas en técnicas de “lobby”, como urge que las empresas españolas apuesten por sus servicios, en algunos lugares tan necesarios como carta de presentación como puede ser la asesoría jurídica de un abogado.

-- Pese a que el debate está sobre la mesa, no están previstas medidas regulatorias sobre “lobbies” en parte por interés de diputados y senadores y en parte porque, según observa Rubio Núñez, “sólo funcionarían medidas radicales”, lo cual implicaría dejar de dar audiencia a la voz de la ciudadanía.

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