Una semana de vacaciones escolares cada dos meses, ¿es bueno o malo?

Un parón de una semana cada dos meses lectivos, aproximadamente. En esto consiste el nuevo calendario escolar que ha implantado Cantabria a partir de este curso y que ha venido a revolucionar el ya de por sí convulso panorama educativo español. ¿Pero este planteamiento es acertado o equivocado?

Un grupo de niños en un aula escolar.
Un grupo de niños en un aula escolar.

La polémica coincide ahora con el llamamiento de la Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA), la principal agrupación de familias de alumnos de la escuela pública, que ha propuesto boicotear los deberes escolares en noviembre. Al menos, los que se encargan para el fin de semana. Han declarado la guerra a las tareas escolares en casa porque dificultan la conciliación.

De momento, el calendario escolar que acaba de estrenar Cantabria este curso es muy similar al de países como Francia, Inglaterra o Finlandia pero, ¿es realista implantarlo en España?, ¿qué resultados obtienen en las pruebas oficiales colegios extranjeros que así lo llevan a cabo en nuestro país?, ¿qué dicen los agentes implicados como padres, profesores, y neuropedagogos? Estas son las respuestas:

Los profesores defienden favorecer la conciliación...

Desde el sindicato independiente de profesores ANPE Cantabria, su vicepresidente Federico de los Ríos considera muy positiva la implantación de este nuevo modelo de calendario escolar, más lógico, racional y beneficioso, desde el punto de vista pedagógico, para los alumnos.

Defiende que, si se implanta a largo plazo, puede tener efectos beneficiosos en los resultados académicos de los niños. Algunos de los principales motivos para reivindicar este modelo son los siguientes:

-- Los menores de edad no son adultos, y por tanto, no se les puede imponer una jornada escolar similar a la jornada laboral de una persona adulta. Esto cobra especial relevancia cuanto más pequeño sea el alumno. Está cuestión está ampliamente debatida por los estudiosos del tema, y existe un amplio consenso favorable a esta idea.

-- Los niños, especialmente en las etapas más tempranas de su desarrollo, necesitan tener tiempo para todo: aprender, relacionarse, jugar, descansar. Una distribución con las características de la propuesta permitiría conjugar todo ello de una forma racional y regular.

-- Es muy importante que durante la etapa escolar se fomente la creación de hábitos y rutinas de trabajo, constancia y perseverancia. De los Ríos entiende que para la creación de dichas rutinas es esencial que el calendario lectivo sea racional, lógico y más o menos homogéneo. Por este motivo, se propone un calendario que combina de forma regular periodos de una media de 35 días lectivos, con periodos de descanso. En total, con esta nueva distribución el curso se divide en 5 periodos lectivos.

-- Esta propuesta de calendario no es revolucionaria. Se respetan las fiestas tradicionales de siempre, y la única novedad importante es la aparición de una semana de descanso en el mes de noviembre. Los alumnos acudirán a las aulas los mismos días que en años anteriores, los 175 que marca la ley. Simplemente se han trasladado 4 días no lectivos del mes de septiembre a noviembre.

-- Es importante que los niños pasen tiempo con sus familias en cantidad y calidad, y eso no se consigue aparcándolos en los colegios. Conciliar vida laboral y familiar consiste en que los padres dispongan de tiempo para trabajar, un tiempo para descansar y un tiempo para estar con sus hijos. Eso no se consigue aumentando el tiempo que los alumnos pasan en el aula. Las administraciones y las empresas privadas tienen que tomar cartas en el asunto e implantar medidas que favorezcan esta conciliación: ampliación de permisos por maternidad y paternidad, reducción de jornada por cuidado de hijos sin merma salarial, aumentar las oferta de actividades lúdicas para niños, etc.

 

... y rechazan la acusación de querer más vacaciones

España lleva mucho tiempo recibiendo “tirones de orejas” en informes internacionales que indican que la jornada laboral es irracional, y que los índices de productividad no son los que deberían. En resumen, se trabaja demasiadas horas, y la productividad no es buena. Es un modelo de calendario arraigado en los países de nuestro entorno, con mejores resultados en los informes internacionales. Parece lógico pensar que la organización escolar puede influir en los resultados académicos.

El argumento de que los profesores sólo buscan más vacaciones es totalmente falso e interesado, para intentar desacreditar una medida que el colectivo docente considera positiva para los alumnos. El profesorado tiene un mes de vacaciones, el mes de agosto.

Durante el resto del año se compaginan periodos lectivos (con presencia de alumnos) y periodos no lectivos (para la realización de otras tareas propias de la función docente) en los que abunda el trabajo burocrático: preparación de clases, búsqueda de materiales, creación, desarrollo y ampliación de programaciones, proyectos, planes, elaboración de informes, participación en seminarios o cursos de formación continua del profesorado (fuera de la jornada lectiva), y un largo etcétera de tareas de diversa índole que tienen que ser realizados fuera de la jornada lectiva.

Los padres han acabado aceptando el calendario

La propuesta cántabra ha recibido también numerosas críticas, pero las más numerosas han sido las de los padres, quienes denuncian las dificultades que este calendario de clases plantea a la hora de conciliar. La primera reacción de las familias fue de “estupor”, ante una noticia de la que se enteraron “por los medios de comunicación”, criticando que no fuera consensuada previamente con todas las partes implicadas.

Y al leer que la medida se basaba en “criterios pedagógicos”, señalaron que tales criterios deberían haber pasado por un estudio previo en el Consejo Escolar de la región, “algo que ni se había planteado”. Por tanto, no consideraban acertado que se presentase una propuesta basada en unos criterios que ni se habían aportado ni analizado.

Pero las aguas parecen haber vuelto a su cauce con el comienzo del curso. La Federación de Padres de Alumnos de Cantabria (FAPA), que representa a la escuela pública, ha aceptado el nuevo calendario escolar, tras obtener el compromiso de Educación de “ahondar” en las medidas de conciliación durante los periodos no lectivos.

El departamento de Educación del Gobierno cántabro y la FAPA han acordado ampliar a los periodos no lectivos -una semana en noviembre y otra en Carnaval- el servicio de comedor y las actividades extraescolares que ya se organizan en Navidad y Semana Santa. Los centros abrirán a las 9:00 de la mañana, ofrecerán actividades a los alumnos hasta las 12.00 y habrá servicio de comedor escolar, con becas para los alumnos en función de su situación socioeconómica. Para la nueva semana no lectiva marcada para el mes de noviembre, se está barajando también abrir los albergues.

Tiene menos sentido en Secundaria y Bachillerato

¿Y qué dicen los expertos? La mayoría coinciden en que convertir los tres trimestres que dura el curso en cinco bimestres con cuatro parones (más las vacaciones de verano) puede beneficiar a niños y adolescentes, pero tienen serias dudas de que la realidad española permita que sus padres puedan conciliar, sobre todo a las familias que tienen una situación económica desfavorecida.

Sostienen, eso sí, que hay que intentar disminuir los períodos escolares muy largos porque generan situaciones bastante estresantes para los escolares. Pero también consideran que, a nivel de neurociencia. hay muchas otras medidas más interesantes como reducir el número de alumnos por aula, adoptar modelos centrados en entornos y/o proyectos. Entienden que esta medida podría tener más sentido para ciclos como el de Infantil o Primaria.

Sin embargo, para Secundaria y Bachillerato tiene menos sentido. A esas edades el cerebro debe ser capaz de superar el efecto habituación por sí mismo y ser capaz de mantener la concentración a base de esfuerzo y perseverancia. En la vida real no se tiene una semana de vacaciones cada dos meses, por lo que, según los expertos, es bueno que el cerebro de los alumnos de cursos superiores se acostumbre a realizar ese esfuerzo.

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