Teodoro Obiang busca el camino a Moncloa y Zarzuela a través del nuevo embajador guineano, “el señor diez por ciento”

El nombramiento de Ignacio Milam Tang como embajador de Guinea Ecuatorial en Madrid pone fin a los meses de excepción vividos en las relaciones bilaterales a causa del asalto a la embajada y la interesada dilación de su reapertura. Íntimo de Obiang, Milam Tang ha sido comisionado con el encargo de buscar respetabilidad institucional para la dictadura guineana. El asalto a la embajada ecuatoguineana la pasada primavera tuvo consecuencias onerosas para la administración española en tanto que la protección de las sedes diplomáticas es competencia del país que las acoge. Desde entonces, la queja recurrente en Exteriores es que el régimen de Teodoro Obiang se ha gozado en su papel de víctima y ha ralentizado la apertura de su embajada a fin de aprovechar este intervalo para dejar en suspenso algunos desencuentros y replantear las relaciones. Finalmente, la visita de Pastor Michá a su homólogo Moratinos a comienzos de este mes de febrero ha servido para la presentación del nuevo embajador. La delegación ecuatoguineana no logró en esta visita entrevistarse con el Presidente del Gobierno ni con la Vicepresidenta, según era su propósito. La designación de Milam Tang, antiguo viceprimer ministro, se interpreta como un gesto de concordia ya que es hombre siempre presentado como "pro-español". Al margen de este dato, Milam Tang tiene la amistad del dictador Obiang y experiencia ministerial en diversas carteras. Según medios de la oposición ecuatoguineana, Milam Tang se ha lucrado con sus cargos hasta el punto de recibir el apodo de “Señor diez por ciento”: primeramente, en la gestión de los bienes inmuebles abandonados por los españoles tras la independencia y, después, en el Control financiero, donde tenía control de los pagos de la Administración. La dinamización económica que ha supuesto para Guinea Ecuatorial la explotación de sus yacimientos petrolíferos ha tenido gratas repercusiones en la reputación internacional de Obiang, más concretamente en su zona de influencia, África subsahariana. Obiang es allí uno de los líderes más visitados, lo cual contrasta con el descrédito que padece el dictador ecuatoguineano a ojos de las democracias occidentales, agravado año tras año con la presentación de informes sobre Derechos Humanos en la ex-colonia española y por escándalos de tanta magnitud como las cuentas de Obiang en la Banca Riggs. En el Ministerio de Exteriores español, es conocido que el nombramiento de Milam Tang es el primer paso que da Obiang para cumplir su voluntad de ser recibido en Moncloa y la Zarzuela. A este respecto, el entorno de Moratinos se encuentra escindido entre altos funcionarios y expertos que abogan por la normalización de las relaciones con el régimen y, por otra parte, los responsables del Ministerio con mayor peso en el PSOE, donde se encontrarían Leire Pajín y Bernardino León, ambos secretarios de Estado. Por el momento, es esta opción restrictiva la que se impone. Pese a todo, en la visita de Pastor Michá, el ministro Moratinos evitó tratar exhaustivamente los contenciosos bilaterales (democratización de Guinea Ecuatorial, actividades en España de la seguridad guineana, status de Moto, presos políticos, inversiones) e insistió mucho en su gran propósito diplomático de estos meses, del que no es consciente la opinión pública: la organización de la Conferencia Euroafricana sobre Inmigración, planeada junto a Marruecos tras los incidentes en las fronteras de Ceuta y Melilla. Las autoridades ecuatoguineanas han sido invitadas oficialmente a tal reunión, cuyo éxito es la primera preocupación de la diplomacia española en estos tiempos.