Los trabajadores de la Biblioteca Nacional esperan una disculpa personal de Rosa Regás: no les valen los intentos de la nueva gerente del centro

La comparecencia voluntaria de Rosa Regás en el Congreso de los Diputados sigue enrareciendo el aire de los pasillos de la Biblioteca Nacional que dirige. Los insultos y acusaciones vertidos contra los trabajadores del organismo han despertado las iras de los mismos que aguardan una disculpa de la directora general en persona, sin intermediarios.

Los ánimos están exaltados en los pasillos de la Biblioteca Nacional tras la comparecencia de la directora general Rosa Regás en el Congreso de los Diputados. La escritora, que llegó al cargo con el gobierno socialista hace algo más dos años, aprovechó su presencia voluntaria en la Cámara Baja para criticar a los que ponen en duda su gestión de la institución.

Rosa Regás afirmó en aquella ocasión que consideraba unos "delincuentes" a los trabajadores de la BNE que han criticado hasta ahora su manera de dirigir el organismo y amenazó con que "tarde o temprano van a pagar" ese comportamiento. También aprovechó para tachar de obscenas las informaciones de prensa que se han hecho eco del malestar de los trabajadores: “me llueven las críticas: algunas pueden ser ciertas, la mayor parte son falsas y muchas son soeces”.

Por todo lo dicho hasta ahora los trabajadores de la BNE se encuentran molestos con la dirección a la espera de una rectificación y una disculpa que hasta la fecha no se ha producido. Fuentes consultadas por El Confidencial Digital en el seno del organismo autónomo aseguran que se barajan acciones de protesta si estas disculpas no llegan finalmente.

Al parecer la directora ha delegado la tarea de disculparse en la gerente de la BNE, nombrada hace unos meses tras el tercer relevo en el cargo. María Teresa Díez, quien fuera hasta agosto la subdirectora general personal del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), mantuvo una reunión reciente con los trabajadores en los que les trasladó el mensaje de que a la directora le habían “malinterpretado” los medios de comunicación, y que pedía disculpas por el ‘supuesto’ equívoco.

Los trabajadores dejaron claro en dicho encuentro que la disculpa habrá de ser de Rosa Regás personalmente, aunque no es necesario que sea pública. Éste último incidente ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los empleados en la BNE, quienes han criticado en no pocas ocasiones la distribución y uso del presupuesto, la externalización de servicios o la línea ‘personalista’ de la dirección de Rosa Regás con episodios polémicos e inútiles como el frustrado traslado de la estatua de Menéndez Pelayo al jardín de la institución.

 

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