La Policía no ha encontrado al ‘rider’ testigo de la supuesta patada de Errejón a un vecino de Lavapiés

A menos de un mes del juicio al diputado de Más País, siguen sin saber quién es el repartidor que habría presenciado la agresión según las grabaciones

El diputado de Más País Íñigo Errejón.

Ni la acusación ni la defensa podrán preguntar a un testigo que puede dar luz en el juicio a Íñigo Errejón el próximo 25 de enero en los juzgados de Plaza de Castilla: un repartidor de comida que pasó por el lugar de los hechos la noche en la que el diputado de Más País dio supuestamente en Madrid una patada a un hombre en el estómago.

Por ahora, según ha podido saber Confidencial Digital de fuentes jurídicas, la Policía Nacional aún no ha conseguido localizar al ‘rider’ que en la noche del pasado 2 de mayo caminaba tirando de una bicicleta en el barrio de Lavapiés, donde acaeció la supuesta agresión.

Cargado con una mochila y dirigiéndose hacia el lado contrario, el repartidor había cruzado por delante cuando el diputado mantenía una discusión con el vecino de Lavapiés, un hombre de 67 años aquejado de cáncer, en la calle Buenavista, como demuestran las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del Ayuntamiento de Madrid.

A.D.C., presuntamente golpeado por Errejón, relató a la Policía haber recibido una patada en la barriga al pedirle una foto. “Anda, déjame hacerme una fotografía contigo, aunque soy uno de los que te ponen a parir en internet”, le dijo el hombre, a lo que el parlamentario contestó, siempre según la denuncia: “Yo a estas horas no trabajo”.

Una noche electoral

Errejón se habría negado a salir en la foto y acto seguido le habría agredido en el vientre, de acuerdo a la versión del denunciante, que aseguró que el golpe le había empeorado una hernia inguinal causada por una intervención para tratar el cáncer de colon que padece. El hombre denunció los hechos en la madrugada del 3 de mayo ante la Comisaría del distrito Madrid Centro.

Vídeo del día

Abascal: “Hemos asistido a un bochorno internacional de consecuencias incalculables”

 

Una cámara de seguridad ubicada entre las calles de la Fe y del Salitre muestra a un grupo de personas en una acera de la calle Buenavista sobre las 23:00 del domingo 2 de mayo, la noche que cerraba la campaña de las elecciones autonómicas a la Comunidad de Madrid.

Las imágenes, borrosas, apenas dejan ver las piernas en movimiento de varios individuos. Para Errejón, a quien siguen dos acompañantes mientras se aleja del sitio del suceso, la denuncia es falsa: no hubo una agresión, sino un simple encontronazo con el hombre, que le habría insultado por rechazar la foto. El denunciante venía de un bar junto a un amigo que ha respaldado la versión de la patada.

Unas imágenes, de muy mala calidad, en las que sí se aprecia el paso de un ‘rider’. ECD desveló en junio que la Policía lo buscaba para incluirlo en la lista de testigos presenciales como un observador ajeno a la disputa entre Errejón y el vecino que había coincidido por casualidad en el espacio y en el tiempo. Así lo captaron las cámaras.

Fuentes de la acusación que representan al hombre de Lavapiés confirman que la Policía no ha identificado al repartidor a falta de 27 días para la celebración del juicio rápido en el Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid, cuya titular es la magistrada Margarita Valcarce.

Ni el 'rider' ni unas imágenes claras

La Policía, señalan las fuentes consultadas, “no lo tiene tan fácil”. Durante la investigación, los agentes han instado a localizarlo a ‘Uber Eats’, la compañía a la que servía el ‘rider’. “Muchas veces es imposible”, añaden las mismas. En esta dificultad ha podido influir que el repartidor trabajase subcontratado por otra empresa.

En la estrategia de la acusación, el repartidor es un observador más, importante pero no imprescindible, que ayudaría a esclarecer qué sucedió aquella noche en Madrid. “Todos los testigos son claves. Cuantos más sean, mejor”, manifiestan. El denunciante aportará la declaración del amigo que lo acompañaba.

Lo que tampoco ha conseguido hasta el momento la Policía arreglar es la calidad de las grabaciones almacenadas en las cámaras de seguridad, como solicitó la acusación y requirió la jueza en un oficio.

“Inexplicablemente”, los agentes todavía no han dado una respuesta al requerimiento desde que se les remitió hace medio año, indican las fuentes, que exigen conocer el motivo: si lo han intentado y no son capaces o si, por el contrario, es una misión imposible mejorarlas.

La acusación siente “extrañeza” por “el retraso (más de seis meses) de la Policía Científica en contestar al Juzgado algo que debía resolverse”, el proceso de aclarar las imágenes, “en no más de una semana”.

Errejón se sentará en el banquillo acusado de un delito leve de maltrato, una tipificación fuera del aforamiento ante el Tribunal Supremo que le otorga el Congreso como diputado. Un informe forense citado por la jueza al enviar a juicio al parlamentario descartó que el denunciante sufriera “lesiones traumáticas agudas derivadas de la agresión física”.