Villarejo denuncia registros continuos en su celda

Tiene intervenidas las comunicaciones y se encuentra en un módulo especial para expolicías en la prisión de Estremera

José Manuel Villarejo.

El excomisario José Manuel Villarejo va a cumplir tres años desde que entró en la cárcel madrileña de Estremera, en noviembre de 2017. La Justicia tiene uno más de plazo -hasta el 3 de noviembre de 2021- para juzgarlo por alguna de todas las causas que mantiene abiertas si no quiere agotar el plazo máximo de cuatro años en prisión provisional que recoge la ley. El entorno del ex comisario no tiene dudas de que se celebrará algún juicio antes de la fecha límite, sin que Villarejo vuelva a estar en libertad. 

Mientras, fuentes cercanas al comisario jubilado, denuncian continuos registros dentro de su celda. Villarejo tiene 69 años y el hecho de pasar tanto tiempo en la cárcel está deteriorando su salud, resentida por problemas de hipertensión. 

El principal acusado de la ‘operación Tándem’ que se está investigando en la Audiencia Nacional, denuncia que sufre continuos registros en la celda. Según fuentes cercanas al excomisario, los funcionarios vigilan que no tenga ningún aparato electrónico y para eso, entran en su habitáculo y “desordenan” todo lo que tiene. Algo que le perturba porque es una persona “muy meticulosa”. 

En estos registros, según estas fuentes, han llegado a desnudarlo por completo y a registrar que no tuviera un móvil diminuto introducido en ningún orificio. Por su parte, fuentes de instituciones penitenciarias niegan que estos hechos se produzcan de forma diferente con Villarejo que con el resto de presos de su condición. Las razones por las que se puede hacer un ‘cacheo de celda’, como allí lo denominan, están regladas y se realiza solo si se considera que existen indicios o razones para hacerlo. Explican que es un interno en una situación “muy delicada” y, por eso, está en un módulo especial. 

Un módulo para expolicías 

Instituciones Penitenciarias le ha clasificado dentro del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) como el número 4, es decir, en el grupo de los que han formado parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, bien como policías, guardias civiles, en ocasiones transitorias militares o, incluso, funcionarios de prisiones. Por eso, están aislados del resto de módulos. 

Los protocolos del Ministerio de Interior explican que estos internos presentan una condición especial, por lo que deben convivir sin mezclarse con el resto de la prisión. Llevan una vida muy regular, pero con su propio comedor, patio, gimnasio y otras zonas comunes. 

Villarejo ni siquiera comparte celda. Las primeras semanas tuvo un interno de acompañamiento para asegurar la adaptación a la cárcel, pero actualmente vive solo. Además, Estremera tiene una piscina, un polideportivo y un área sociocultural con capacidad para cientos de personas, pero los presos con la clasificación de Villarejo rara vez pueden acudir a estas zonas. 

Nada de tecnología y comunicaciones intervenidas

Villarejo tiene las comunicaciones intervenidas, según indican diversas fuentes. Tanto las del locutorio y las llamadas como los vis a vis. Algo que solo sucede previa orden judicial. 

En su calificación de preso no se le permite tener ordenador. Puede solicitarlo y si le permiten acceder a uno suele ser por motivos concretos como estudios o participación de programas de tratamiento. Siempre sin conexión a Internet. 

 

Si le dejan acceder sucede en una sala preparada para ello, concretamente, en Estremera, en el área sociocultural del centro. Teniendo siempre muy controlado el material, los CDs, los USB y cualquier cosa que contenga información y que quiera consultar. 

Las visitas ‘sorpresa’ que ha recibido 

En la última carta remitida desde Estremera al juez Manuel García-Castellón, el comisario jubilado denunció que había recibido la visita de dos personas. Según explican fuentes a Confidencial Digital, estas dos personas las identificó como emisarios de parte de la Fiscalía. Le propusieron, según su relato, un trato de rebaja de penas a cambio de que implicara a la monarquía y al Partido Popular. Villarejo lo denunció al subdirector de la cárcel pero el asunto nunca llegó a aclararse. 

La Fiscalía le pide ya más de 100 años

Desde que la actividad judicial se retomara, la Fiscalía Anticorrupción ha dado un acelerón a la macrocausa que investiga todo el entramado de Villarejo como espía, policía y empresario. Fuentes del entorno del acusado reconocen que está abatido ante el negro horizonte judicial que se le presenta. 

En la ‘Operación Tándem’ que tiene ya 27 piezas separadas, ya hay algunas cerradas como la pieza ‘Iron’ en la que le piden 57 años de prisión por un espionaje que hizo contratado por el despacho de abogados Herrero y Asociados para conocer los secretos del bufete rival. Otros 38 años por la pieza ‘land’ que investiga la guerra intrafamiliar de la familia duela de la urbanización de lujo ‘La Finca’ para los que Villarejo también realizó trabajos. 

Además, tiene también causas pendientes fuera de la Audiencia Nacional como el juicio por injurias y calumnias al exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán; el caso del apuñalamiento a la doctora Elisa Pinto; y el caso ‘Nicolay’. 

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