Un infernal mes de erupción en La Palma

El volcán Cumbre Vieja cumple este martes un mes de actividad arrasando todo con su lava

Volcán de La Palma.
Volcán de La Palma.

Era domingo cuando el 19 de septiembre el volcán Cumbre Vieja de La Palma entraba en erupción después de una semana rugiendo bajo la tierra y produciendo miles de seísmos. Ahora ha pasado un mes y el volcán sigue mostrando la fortaleza del interior de nuestro planeta al seguir expulsando la lava que es capaz de arrasar con todo lo que encuentra a su paso.

En los últimos días la actividad del volcán ha permanecido siendo muy intensa, especialmente en la que llaman "colada norte", donde la lava ha obligado al desalojo de los vecinos del barrio de La Laguna. Además, los alumnos del municipio de Tazacorte hoy estudian telemáticamente, a pesar de que ayer ya 4.500 alumnos de La Palma volvieran a atender sus clases de forma presencial.

El volcán no para. Los terremotos continúan día tras día, noche tras noche, advirtiendo de que la tierra todavía tiene magma que expulsar. La ceniza sigue cayendo del cielo. Miles de vidas han cambiado para siempre, cientos de viviendas y pasados han sido arrasados. 800 hectáreas han sido cubiertas de lava en un espacio que llega a superar los dos kilómetros de ancho en algunas zonas. Más de 1.500 edificaciones han sido pasto de los ríos de lava.

A pesar de que la actividad volcánica haya sido intermitente en este mes desde que el Cumbre Vieja empezase a sacar lava al exterior, los expertos no vaticinan un final inminente. Más bien al contrario: la actividad sísmica que se sigue registrando en las profundidades supone que el volcán tiene todavía lava que expulsar. Las coladas parecen ralentizar su avance, pero la posible apertura de nuevos focos de salida de magma podría implicar un mayor avance.

El director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias, Miguel Ángel Morcuende, comentaba ayer que las coladas habían llegado a un punto de "estabilidad y lentitud". Sin embargo, Alicia Felpeto, vulcanóloga del IGN, afirmaba que el volcán se encuentra en "una fase combinada con su parte explosiva", de manera que hay momentos de mayor y de menor actividad de manera intermitente. "Mientras siga habiendo terremotos eso quiere decir que hay algo de presión y mientras haya presión tiene que salir el material por algún lado", explicaba el sismólogo Rafael Abella.

Esta pesadilla que están viviendo los vecinos de La Palma aún tiene varios capítulos por delante. La llegada de la lava al mar provoca la emisión de gases tóxicos que obliga a los ciudadanos de las proximidades a confinarse, ya sea en sus domicilios o en los lugares habilitados para aquellos que han tenido que abandonar sus viviendas. En el momento de redactar este artículo, la lava se encuentra a 150 metros del mar en la llamada "colada norte", arrasando una zona de plataneras. Los vecinos de los barrios de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa podrían ser confinados en cuanto el magma se mezcle con el agua.

La falta de previsiones para la finalización de este infierno provocado por la erupción del volcán no hace más que crispar y preocupar a los ciudadanos de la isla. De momento, un mes infernal. Y el volcán parece no querer dar tregua.

 

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