La táctica de Iñaki Urdangarín: llegó al juzgado andando, charló con la prensa, desvinculó a la Familia Real al confirmar el aviso de 2006, Diego Torres montó el entramado

La comparecencia de Iñaki Urdangarín en el juzgado de Palma puso de manifiesto la táctica que va a mantener a partir de ahora el duque de Palma, centrada en no volver a escapar de los periodistas, desvincular a la Familia Real del escándalo y en atribuir a su socio, Diego Torres, la creación y dirección de la trama económica.

Que el marido de la infanta Cristina está siendo mejor asesorado lo muestra cómo escenificó su llegada hasta el juzgado y el cambio de actitud ante los medios informativos. En lugar de llegar en coche hasta la puerta, optó por hacerlo caminando a pie, con lo que afrontó sin esconderse los primeros instantes de su comparecencia.

Además, se paró ante las decenas de fotógrafos y cámaras de televisión para hacer una primera declaración, diciendo que comparecía “para demostrar mi inocencia, mi honor y mi actividad profesional”, y añadiendo que había tomados las decisiones “de manera correcta y con total transparencia”. No admitió preguntas.

Se le vio nervioso al principio, pero sobre todo muy envejecido (con diez años más que antes de estallar el escándalo) y delgado (se habla de que ha perdido quince kilos).

Una recomendación

Aunque el juez aceptó el viernes, a última hora, a instancias de la Policía de Palma, que Iñaki Urdangarín llegara hasta la misma puerta del juzgado en coche, para evitar desórdenes públicos, los asesores del duque le recomendaron que hiciera el trayecto a pie.

Y, lo más importante, le indicaron que atendiera a la prensa. Reconocen que las imágenes de Washington, saliendo huyendo despavorido de la periodista de Telecinco, fueron un grave error. Ayer, la consigna era defender su inocencia pero, sobre todo, dar la cara. El efecto que se buscaba era no ocultarle para nada.

Evitar grabaciones

Como precaución, para evitar grabaciones y filtraciones que violaran el secreto de lo testificado por Iñaki Urdangarín ante el juez, se colocaron inhibidores telefónicos en el edificio del juzgado y en los alrededores para evitar cualquier fuga de información. Se trataba, sobre todo, de impedir que desde el exterior se grabara lo que ocurría en la sala del juicio.

A todos los presentes en la sala de vistas, incluido al propio Urdangarín, antes de entrar les fueron requisados los teléfonos móviles, tabletas e, incluso, relojes digitales.

 

Según relato de uno de los abogados presentes, a pesar de lo que se estaba diciendo al duque de Palma se le vio tranquilo: hubo momentos en los que se puso nervioso, pero fueron los menos.

El juez Castro es conocido entre miembros de la judicatura balear por ‘atornillar’ bastante en los interrogatorios, como hizo con Jaume Matas, y a Urdangarín también le ‘apretó’. El duque de Palma no tomó agua durante la declaración, sino bebidas isotónicas.

Desvincular a la Familia Real

El duque fue muy amplio en sus respuestas. Se notaba que se había preparado bien su defensa. Además, se mostró colaborador, sin negarse a responder a ninguna pregunta.

Un punto fuerte de su declaración ante el juez Torres fue el reconocimiento de que seis años atrás, en 2006, recibió el aviso desde La Zarzuela, del rey, de que dejara de hacer negocios particulares. Con lo que desmarcaba completamente a la Familia Real de cualquier conocimiento de los hechos, y más aún de cualquier complicidad.

Igualmente, desvinculó a su esposa, la infanta Cristina, de cualquier relación con la gestión de sus negocios, lo mismo que a Carlos García Revenga, de quien negó que fuera un “conseguidor de contratos”.

Diego Torres montó el tinglado

Iñaki Urdangarín acusó a su socio, Diego Torres, de haber ideado y montado el tinglado de sociedades instrumentales que han aparecido en el sumario. Y, más aún, el duque de Palma se desvinculó por completo de la gestión de esas empresas.

Afirmó ante el juez que él era el socio, pero no el administrador, salvo en Aizoon (la sociedad con la infanta Cristina), añadiendo que, por tanto, no tomaba las decisiones. A lo largo del interrogatorio, repitió frecuentemente respuestas como “no tengo ni idea”, “yo no lo sé”, o “pregúnteselo al administrador, Diego Torres”.

Sobre la infanta Cristina, afirmó que tenía “un papel testimonial”, y dijo que metió a García Revenga en Noos para contar con una persona de confianza que le asesorara.

Almuerzo con la infanta

Contra todo pronóstico, en el receso para la comida, el abogado Mario Pascual Vives y Urdangarín marcharon al Palacio de Marivent donde, según las fuentes consultas por El Confidencial Digital, ambos almorzaron junto con la infanta Cristina.

Estaba previsto, en principio, que el duque y el letrado comieran en el propio juzgado, para no exponerle tanto y que no tuviera que hacer tantos paseíllos.

Doña Cristina permaneció en el recinto de Marivent durante todo el día.

Borbones a los tiburones

Unas quinientas personas se concentraron desde primera hora en las inmediaciones de los juzgados de Palma, respondiendo a una protesta convocada por la asociación independentista Maulets, los ‘indignados’, entidades anti-monárquicas, y dos partidos: Izquierda Unida y ERC-Baleares.

Portaban pancartas con frases como “Borbones a los tiburones”, “Occupy Marivent”, “No hay dos sin tres, República otra vez”, etc. Jóvenes de Izquierda Unida llevaban un cartel con la frase “Monarquía=Corrupción”.

Hubo pitadas y se corearon gritos como “No me voy a mover porque lo mande el rey”, “No venimos a matar a nadie, venimos a ver a Urdangarín”, y otros como “Ladrón”, “Que se hubiese ido a un pensión y no a Marivent que lo pagamos todos”, “Cuidado con la cartera, que viene Urdangarín”, “Fuera, fuera la Corona”, “No están todos, falta Cristina”.

Dentro de la sala se escuchaban en ocasiones los gritos de la calle. Una mujer, posteriormente identificada por la policía, lanzó un huevo que alcanzó el coche en el que se desplazaba Iñaki Urdangarín.

Decidió a última hora

Fuentes cercanas al entorno de Marivent, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, cuentan que Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina se encontraron el viernes en Palma y acudieron al Palacio de Marivent, pero no se hospedaron en el palacio propiamente dicho, sino, dentro del recinto, en Son Vent.

Además del palacio, los tres hijos de los reyes disponen de residencia familiar propia en el complejo de Marivent, una para el príncipe de Asturias, otra para la infanta Elena y otra para la infanta Cristina y sus familias.

Según esas fuentes, hasta la misma mañana del sábado, y después de que le informaran del amplio despliegue policial, Urdangarín no decidió si acudir a los juzgados andando o en coche. Finalmente, el Opel Zafira azul en el que viajaba -y en el que el viernes se le vio junto a la infanta- paró a unos 30 metros del juzgado, recorriendo esa distancia andando.

El dispositivo policial

El despliegue de seguridad ha sido “sin precedentes”, según fuentes policiales a las que ha tenido acceso ECD. Diez furgones de la UIP, las unidades de intervención, se distribuyeron por los alrededores de los juzgados para evitar cualquier peligro, y el tráfico fue cortado en las inmediaciones.

Según esas fuentes, hasta mediados de semana no se descartó la asistencia de los GRS de la Guardia Civil como refuerzo a la Policía, pero al final se decidió que no era necesario.

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