El rey realizó una discreta visita a la base de Torrejón para un reconocimiento médico como piloto

Acudió al Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial, donde se sometió a las pruebas anuales que certifican que mantiene las condiciones psicofísicas para volar

Felipe VI en la cabina de un helicóptero "Superpuma" del Grupo 82 de Fuerzas Aéreas, en la Base Aérea de Gando (Gran Canaria).
Felipe VI en la cabina de un helicóptero "Superpuma" del Grupo 82 de Fuerzas Aéreas, en la Base Aérea de Gando (Gran Canaria).

Felipe VI pasa ‘revisión’ como piloto de helicópteros militares. El rey, capitán general de los ejércitos y de la Armada, acudió hace unas semanas al Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial, dependiente del Ejército del Aire, para realizar un reconocimiento anual que han de superar cada año los pilotos de aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas, con el que se comprueba que están en condiciones de realizar esta actividad.

Así lo confirman a Confidencial Digital desde el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial, que se encuentra situado dentro de las instalaciones de la base aérea de Torrejón de Ardoz, al este de Madrid.

La visita de don Felipe tuvo lugar en torno a mediados de abril, y de la misma no informó la Casa del Rey, al no ser una visita oficial ni protocolaria, sino un asunto personal fruto de la condición de militar que tiene el jefe del Estado.

Piloto del Aire, de Tierra y de la Armada

Siendo príncipe de Asturias, don Felipe pasó por las tres academias militares de oficiales. Tras la de Zaragoza (Tierra) y Marín (Armada), estudió en la Academia General del Aire de San Javier, y en 1989 recibió el despacho de teniente del Arma de Aviación.

Además, fruto de la formación periódica que mantuvo posteriormente, es piloto de helicópteros, con aptitud para el vuelo instrumental en el 402 Escuadrón de las Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire. Este escuadrón, con base en Cuatro Vientos, dispone de los helicópteros Superpuma en los que viajan las autoridades, incluido precisamente el rey.

Felipe VI también está en posesión de las alas de piloto de helicópteros del Ejército de Tierra y de la Armada.

Condiciones psicofísicas

Las fuentes consultadas por ECD explican que todos los pilotos de las Fuerzas Armadas deben pasar anualmente un reconocimiento médico-aeronáutico que acredite que reúnen las condiciones psicofísicas adecuadas para el ejercicio de su licencia o actividad aeronáutica.

En el caso del rey, acudió a pasar el reconocimiento médico para certificar que mantiene esas condiciones para pilotar helicópteros militares.

Desde el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial indican a ECD que los datos, los resultados del reconocimiento médico de Felipe VI “son estrictamente confidenciales”.

 

Aptitud médica

En el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial se realizan reconocimientos médicos a personal de vuelo (pilotos y tripulantes aéreos) y a personal con responsabilidad en vuelo (controladores y pilotos de aeronaves no tripuladas o drones), tanto en el ámbito militar como en el civil.

En el ámbito militar, estos reconocimientos se regulan por la Orden Ministerial 23/2011, de 27 de abril, por la que se aprueban las normas para la valoración de la aptitud médica del personal de las Fuerzas Armadas con responsabilidad de vuelo.

En esa norma se contempla el reconocimiento médico periódico, que “tiene por objeto comprobar que se mantiene el grado de aptitud médica correspondiente al grupo y actividad aeronáutica de la persona examinada”.

Se realiza con distinta periodicidad. El reconocimiento anual se suele “efectuar con carácter general en la fecha de nacimiento, pudiendo realizarse durante los 45 días previos a la misma, en una Unidad de Reconocimientos Médico Aeronáuticos. Si el reconocimiento médico correspondiera en una fecha en la que previsiblemente dicho personal de vuelo vaya a estar realizando maniobras, destacamentos, comisiones etc., fuera del territorio nacional, debería efectuar un reconocimiento médicoaeronáutico en el mes previo al inicio de dicha actividad”.

Además, cada tres años los pilotos deben realizar estas pruebas en la Unidad de Reconocimientos Médico Aeronáuticos del Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial.

A efectos de aptitud médica, la orden clasifica al personal en varios grupos. Felipe VI entraría en el Grupo I: “El personal de las FAS que realice funciones de pilotaje a bordo de aeronaves de cualquier tipo, como caza, transporte o helicópteros”.

Reducción del campo visual, artritis...

El reconocimiento médico incluye una serie de pruebas para comprobar que el piloto, en este caso el rey Felipe, no sufre ninguna disminución en sus capacidades físicas que le impida ponerse a los mandos de un avión o de un helicóptero.

Hay una serie de afecciones que suponen que un piloto no sea “apto” en el reconocimiento periódico. Por ejemplo, las alteraciones de la tensión intraocular, la reducción del campo visual, defectos en la función visual binocular... son afecciones de la vista que pueden suponer que el piloto no pase el reconocimiento.

También la artritis y la periartritis postraumáticas que produzcan limitación de mas del 15% de la movilidad articular suponen causa para ser declarado “no apto”, en el caso de los pilotos de caza, si supera el 10%; lo mismo ocurre con las rigideces y anquilosis que produzcan una limitación de la movilidad articular superior al 15%.

La hipertensión arterial que produzca repercusión orgánica, se asocie a otros factores de riesgo o no se normalice con tratamiento dietético y/o farmacológico adecuado es otra causa de exclusión.

El rey, a los mandos de helicópteros

A Felipe VI se le ha visto en más de una ocasión pilotar helicópteros. Ya siendo rey, en 2015, acudió a presenciar un ejercicio de la Brigada de Sanidad del Ejército de Tierra, en Zaragoza. A la vuelta, se puso a los mandos del helicóptero Superpuma en el que viajaba con su equipo, y lo pilotó hasta el helipuerto del Complejo de La Zarzuela.

Más recientemente, en 2017, visitó en la base aérea de Gando (Gran Canaria) el Grupo 82 de Fuerzas Aéreas, integrado en el Ala 46 del Ejército del Aire. Allí se embarcó -no como pasajero, sino en la cabina de pilotos- en un helicóptero para visitar el Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 21, en el Acuartelamiento Aéreo “Pozo de las Nieves”.

Siendo príncipe de Asturias, en 2008, visitó la base de Almagro (Ciudad Real) donde se ubica el Batallón de Helicópteros de Ataque I (BHELA I) de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET). En esa visita hizo de copiloto en un vuelo con un helicóptero Tigre.

Y también ha pilotado helicópteros de la Armada. Por ejemplo, lo hizo en la base naval de Rota: embarcó en un helicóptero SH-60 para desplazarse hasta la fragata ‘Navarra’.

El padre del rey, Juan Carlos I, también es piloto de helicópteros e igualmente, hasta una edad avanzada, pilotó este tipo de aeronaves en visitas a bases militares.

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