Recurrir al psicólogo, soluciones del mundo moderno

La idea de que para realizar una visita al psicólogo es que estamos mal de la cabeza, es un error y quedó hace mucho tiempo totalmente obsoleto. En la actualidad, la tendencia se ha invertido y no se rehúye de la idea, sino que por el contrario está bien vista la visita periódica a un psicólogo, que ayude a encontrar soluciones y a lograr la estabilidad emocional, afectiva y personal que todos necesitamos.


Recurrir al psicólogo, soluciones del mundo moderno.
Recurrir al psicólogo, soluciones del mundo moderno


Una sociedad moderna, tan mentalmente opresora como la que nos vemos obligado a soportar diariamente, castiga nuestra psique con la imposición de demasiadas fronteras,  con la exigencia de cumplir un exceso de normas y, por lo tanto, necesitamos de recursos científicos que nos ayuden a aliviar semejante carga. Y es que, ya sea por motivos externos, como los mencionados, que vienen derivados del sistema social imperante, o sea por motivos personales, únicos y exclusivos, las personas tienen la necesidad de recurrir a un médico de la mente cuando se sienten deprimidos, excesivamente cansados, frustrados, estresados, etc., y esta sensación no desaparece, perdurando durante demasiado tiempo.

La lista de este tipo de males que no tenemos por qué soportar,  ya que pueden ser tratados de forma eficiente por el equipo de psicologos Madrid de este enlace, abarca todos los síndromes que provienen de la imposibilidad de aceptar que no se puede realizar todo lo que la sociedad impone, desde los más sencillos trastornos de ánimo, en la alimentación, hasta los de personalidad. El prestigioso equipo de psicólogas en Madrid, referenciados en el enlace, tiene la formación y la experiencia suficiente para conseguir que el paciente descubra por sí mismo qué es lo que lo afecta de tal modo que llega a sufrir este tipo de trastornos. 

Desde el centro de psicología Madrid puede contar con la atención más profesional y personal posible para tratar los trastornos mencionados y otros, como la depresión, que es el trastorno mental más común en España, cuando las preocupaciones exceden la capacidad personal y deviene en ansiedad o enfermedades más graves, como la esquizofrenia, el alzhéimer o el trastorno bipolar, entre otros.

Trastornos en la conducta alimentaria, la obesidad y la anorexia

Pero si hay un crecimiento realmente preocupante en enfermedades psicológicas, que pueden desembocar en graves consecuencias, es sin la menor duda aquella que se produce como consecuencia de una mala conducta alimentaria, en la mayoría de los casos, derivadas a su vez de las imposiciones sociales que se establecen para conseguir supuestas metas exitosas.

Como comentábamos al principio de este artículo, las exigencias de la sociedad acaban por hacer mella en nuestra psique, sobre todo en lo que respecta a la estética. En este sentido, la presión que se ejerce, sobre todo en el sector femenino de la población, es exorbitante. La consecución de este arquetipo de mujer delgada conlleva, en demasiadas ocasiones, a la enfermedad de la anorexia.

Si eliminamos los factores individuales, característicos e intrínsecos de la propia constitución genética, biológica o de personalidad, nos encontramos con los casos posibles de necesidad de ayuda externa dentro del campo de la psicología. Los factores familiares son determinantes para estos casos, debido al carácter de sobreprotección en ocasiones o al alto nivel de aspiraciones en otros. La rigidez en la conducta, la excesiva duración de conflictos interparentales, etc. son causas del desarrollo de esta enfermedad. Otras causas sociales también son decisorias, pues representan una amenaza para el auto control, la autoestima o el equilibrio y el inicio de una dieta restrictiva.

Igual de problemática, pero en el extremo opuesto, nos encontramos con la obesidad, que también hunde sus raíces en problemas que el sistema social proyecta en las personas, como por ejemplo una imagen corporal distorsionada, ligada a la autoimagen, a la autoestima y al sentimiento de identidad.

 

El descontrol alimentario es posiblemente el problema fundamental, aunque también influye bastante la calidad de los alimentos ingeridos, pero el ingerir grandes cantidades de comida, generalmente en menos de dos horas, con una sensación de pérdida de control sobre qué se come y cuánto se come, es lo que más efecto ejerce sobre este aumento desproporcionado de grasa que deriva en obesidad. Normalmente, estos ataques vienen seguidos de sentimientos de culpabilidad y enfado, desesperación o decepción, por perder ese autocontrol.

Ambos problemas tiene una misma solución, para en uno de los casos perder peso eficazmente y en el otro saber regular esa pérdida de peso, sin llegar a los radicalismos y enfermar por excesos. Ambos pueden ser tratados por el equipo de psicólogos recomendados en la primera parte de este artículo y ambos casos deben ser reconducidos en una correcta alimentación.

Pero siempre hay que valorar la realidad en la que vivimos para poder sobreponernos a ella. La especial importancia que se le da a la imagen en nuestro mundo promueve estereotipos que no se ajustan al auténtico cuerpo y que es exclusivo y propio de cada uno. Esa es la verdadera aceptación que cura los males a los que nos hemos referido en todo este artículo. El exceso de imposiciones, metas y consumo al que nos vemos abocado, siempre corriendo, acaba con la felicidad, que es la cuna de la salud. No caigamos en sus trampas.


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