¿Eres alérgico al Sol? Uno de cada diez españoles lo es y no lo sabe

Las alergias al sol son más comunes de lo que muchos españoles creen.
Las alergias al sol son más comunes de lo que muchos españoles creen.

La erupción polimórfica lumínica, generalmente llamada “alergia al Sol”, es una enfermedad peculiar. Esta afección de la piel es tan común como desconocida: los estudios aseguran que la padece entre un 10 y un 20% de la población, pero la mayoría de la gente no es consciente de ello.

Según ha explicado a El Confidencial Digital el dermatólogo del Hospital de La Paz Raúl de Lucas, es una reacción de la piel como respuesta a diversos estímulos, principalmente a la radiación solar. Produce lesiones de color rojo, y puede tener distintas formas, como pequeñas pápulas (granitos) o ronchas.

Una de los aspectos más curiosos de esta incómoda enfermedad es que, pese a que afecta a una importante parte de la población española, la mayoría de los afectados permanece ignorante al respecto.

La afección, cuyos efectos se parecen a otros enfermedades provocadas por las radiaciones solares, se diferencia de sus congéneres en la sensación que produce: pica, mientras que las demás duelen.

Otra prueba de su singularidad es que sus causas no se conocen con detalle. Según Raúl de Lucas, se piensa que es un antígeno que pone en marcha el sistema inmune, como consecuencia de las radiaciones solares.

Suele aparecer en las primeras exposiciones al influjo del astro rey, en torno a finales de primavera y principios de verano. Se localiza sobre todo en los miembros superiores y la zona del escote.

Esa última precisión no es tema baladí: el dermatólogo de La Paz afirma que es más común entre las mujeres, sobre todo las jóvenes (también porque generalmente sufren una mayor exposición).

Se da más entre las pieles claras, y suele aparecer a partir de la adolescencia; en los niños, por el contrario, es menos común, aunque también se diagnostica en edades tempranas.

Raúl de Lucas recomienda acudir a un dermatólogo para cerciorarse de la presencia de esta afección, que puede ser confundida con otras parecidas. Además, asegura, probablemente se repetirá en el futuro, aunque no es seguro que eso pase.

 

El tratamiento debe tener dos vertientes: prevención y curación. Primero hay que evitar exposiciones prolongadas al Sol, utilizar cremas de alta graduación, e incluso tomar desde meses antes betacarotenos y vitamina E, que tienen efecto protector.

Otro método es la fototerapia: administrar pequeñas dosis de rayos uva, para acostumbrar la piel. “Es como una vacuna”, asegura Raúl de Lucas.

Una vez afectados, se puede tratar con corticoides y antihistamínicos. De todos modos, conviene consultar antes a un especialista.

El hecho de la piel se adapte a las radiaciones solares es un magro consuelo para aquellos que no pueden disponer de unas largas vacaciones y pertenecen al infortunado 10% que padece erupción polimórfica lumínica . Para optimizarlas, es necesario seguir los pasos antes indicados (o contar con innumerables días libres, o formar parte del 90% restante).

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