El asma grave no controlada, una enfermedad que afecta al 4% de la población

: Los tratamientos biológicos han permitido mejorar la calidad de vida de estos pacientes, pero todavía hay margen de mejora

Aumentan las muertes por enfermedades respiratorias: crecen un 37% en 40 años.
Asma

Se denomina asma grave no controlada a la enfermedad asmática que persiste mal controlada a pesar de recibir tratamiento con una combinación de medicamentos.

En España, la prevalencia de pacientes con asma grave no controlada se estima en un 3,9% del total de la población asmática.

Las personas con asma grave no controlada experimentan regularmente síntomas como tos, sibilancias (silbido en el pecho) y dificultad para respirar, los cuales interrumpen el sueño y las actividades diarias.

El asma grave (que puede incluir la controlada y la no controlada) representa entre el 5 % y el 10 % de los casos de asma. Se trata de una enfermedad compleja asociada con la inflamación crónica de las vías respiratorias, lo cual dificulta la respiración.

La mayoría de las personas con asma pueden controlar eficazmente su enfermedad con medicamentos de control, como los inhaladores. Sin embargo, algunos casos de asma se clasifican como graves y pueden ser más difíciles de controlar, alterando la vida diaria.

Las crisis asmáticas de Julia

Este es el caso de Julia González, una joven vitalista de 22 años que lleva diez años lidiando con la enfermedad: asma grave no controlada.“Hasta los 12 años era una niña sana, no tuve ninguna bronquitis, solo alguna dermatitis alérgica severa. Jugaba al baloncesto y practicaba el atletismo y la danza. Pero en una carrera popular, me di cuenta de que no llegaba a la meta y me ahogaba”, cuenta a Confidencial Digital.

El médico de atención primaria le recetó corticoides orales y un medicamento para aliviarle el broncoespasmo y le diagnosticó asma por sobre esfuerzo.

Pero su asma se fue complicando. Tenía 14 años. Era un 14 de febrero. Estaba sentada en clase y comenzó a toser y a asfixiarse. Tuvieron que llamar a la ambulancia.

Fue un ataque de asma fortísimo. En urgencias me pusieron corticoides en nebulizador. Pero dos días después, al comienzo de la Semana Santa, me fui a mi pueblo de Córdoba y en el coche comencé a ahogarme y perdí el conocimiento. Mis padres me dirigieron al centro de salud. Allí me inyectaron adrenalina. Como no reaccionaba, me derivaron al hospital del Valle de los Pedroches en ambulancia. Allí me inyectaron de nuevo adrenalina. Toda la Semana Santa ingresada”, relata Julia.

Lenta reacción a los medicamentos

Desde aquel episodio grave, la derivaron al Hospital Macarena de Sevilla donde permaneció una semana ingresada para realizarle todas las pruebas pertinentes.

El problema de esta joven es que no reacciona todo lo rápido que se espera a los medicamentos apropiados.

Le suministraron un tratamiento biológico para mejorar la IGe pero le produjo efectos secundarios como cefaleas, vómitos y fiebre de 40 grados durante un mes.

En estos momentos toma un tratamiento biológico.  

“Se me cierra la glotis”

Julia es, además, es alérgica a varios alimentos (mariscos, setas, naranja) y sufre también alergia estacional. “En ocasiones he notado como se me cierra la glotis. Es algo angustioso. Llevo mi inyección de adrenalina a todas partes. Algún amigo me la ha tenido que inyectar”.

Julia ha sufrido mucho por su enfermedad. Sufrió depresión y se retrasó en sus estudios. El tratamiento de corticoides le produjo una hinchazón del cuerpo considerable lo cual le derivó posteriormente en una anorexia para adelgazar, anorexia ya superada.

En ocasiones no duerme por las noches porque no oxigena bien. Incluso en otra ocasión, tuvo una crisis epiléptica.

Hasta tres crisis al día

Ha tenido temporadas que ha padecido hasta tres crisis al día. Compañeros suyos saben que cuando eso ocurre, deben llamar inmediatamente a la ambulancia.

A pesar de estos sinsabores y que actualmente tiene una incapacidad del 34% debido a la enfermedad, Julia ha remontado, ha aprendido a superar la adversidad, gracias a su familia y con la ayuda de psicólogos.

Estudia enfermería, practica el sky y tiene un entrenador personal. La sanidad pública le ha facilitado una máquina nebulizadora personal que le acompaña a todas partes. Si tiene una crisis, se sienta y se oxigena sola, lo cual no quiere decir que de vez en cuando, necesite acudir al hospital para administrarle medicamentos de rescate.

Además, junto con otros pacientes, ha creado la Asociación de Enfermos Respiratorios para acompañarse, informarse y saber cómo actuar ante una crisis asmática. En twitter @RespiraSevilla, en instagram @sevillarespira_

“Quiero decir que en estos momentos de crisis sanitaria debido al Covid, los centros de salud no nos están atendiendo como debieran. En ocasiones necesitamos nebulizadores con medicamentos y oxígeno, que es lo que nos recupera y solo nos lo puede facilitar el médico de atención primaria, o en su caso, las urgencias hospitalarias”, lamenta Julia.

Tratamientos biológicos individualizados

El doctor Christian Domingo, neumólogo del Hospital Parc Taulí de Sabadell asegura a Confidencial Digital que, en los últimos 15 años, las investigaciones científicas han avanzado mucho en el conocimiento del asma en sus distintas afecciones.

“En los últimos años han mejorado los conocimientos inmunobiológicos, se han desarrollado anticuerpos monoclonales, que son tratamientos biológicos y que permiten bloquear una molécula o la inmunoglobinaE de forma selectiva. Gracias a estos avances se pueden realizar tratamientos a medida para el paciente, es decir, individualizar y personalidad el tratamiento. Esto, si bien no cura la enfermedad, sí que mejora exponencialmente”, explica el neumólogo.

Gracias a estos avances en las investigaciones se ha comprobado que un tipo particular de inflamación, la que llamamos tipo 2, a menudo es la responsable del asma grave. El asma causada por inflamación tipo 2 también se conoce como asma tipo 2.

Pacientes controlados en hospital

El doctor Domingo, consultor senior del servicio de neumología de la Corporación Parc Taulí y responsable de la unidad de asma grave y tos crónica es también profesor agregado del departamento de medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Para él, una de las cuestiones más importantes para los pacientes con asma grave no contralada es que estén atendidos y dirigidos en una unidad de hospital de segundo o tercer nivel que es donde se pueden ajustar bien los tratamientos y decidir si el paciente es candidato o no a una terapia biológica.

“A partir de aquí, la adherencia al tratamiento y la realización técnica correcta de los tratamientos broncodilatadores son básicos”, aclara el neumólogo.

Una enfermedad en el puesto 14 en importancia

Los pacientes con asma grave no controlada tienen un alto riesgo de exacerbaciones e ingresos hospitalarios, además de una afectación considerable de su calidad de vida y una pérdida más rápida de la función pulmonar comparada con los pacientes con un asma controlada.

El asma bronquial es una patología crónica, altamente prevalente, que supone un problema de salud de primer orden debido a su alta morbilidad y discapacidad, lo que genera un elevado coste socioeconómico al sistema sanitario público.

Es por ello que, actualmente, esta patología se sitúa en el puesto número 14 en importancia en el mundo, en relación con su cronicidad y grado de discapacidad.

Las personas con asma grave no controlada tienen un alto riesgo de ataques de asma que requieren visitas a urgencias, hospitalizaciones, e incluso pueden llegar a causar la muerte (5%).

Además, en estos momentos de pandemia del COVID-19, los pacientes asmáticos son un grupo vulnerable y, por tanto, es crítico que sigan el tratamiento y estén correctamente controlados.

Dificultad para realizar actividades físicas

El asma grave no controlada puede causar síntomas crónicos, lo que provoca deterioro de la calidad de vida y las relaciones sociales, incluida la falta de sueño, dificultad para realizar actividades físicas diarias y síntomas de ansiedad y depresión.  

El tratamiento del asma grave, por lo general, está compuesto por medicamentos de control y rescate. Muchas personas con asma grave dependen de corticosteroides orales, corticoides inhalados a dosis elevadas junto con un broncodilatador B2 agonista de larga acción. La exposición a largo plazo a corticosteroides orales puede causar eventos adversos, como hipertensión, diabetes, osteoporosis y síndrome metabólico.

Actualmente sigue habiendo una significante necesidad médica no cubierta para los pacientes con asma grave no controlada. Las políticas nacionales pueden servir a las necesidades de pacientes mediante la adopción de un abordaje integral para controlar el asma.

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