La Clínica Rozalén explica por qué aumentan los dolores en invierno

En invierno se propicia un cambio en el ciclo del sueño y el ritmo circadiano que afecta el descanso

Por qué aumentan los dolores en invierno
Por qué aumentan los dolores en invierno

El invierno es la estación del año más temida por las personas con artrosis, artritis, fibromialgia y demás enfermedades osteomusculares, por las personas que han sido intervenidas quirúrgicamente de algún hueso o articulación y por los mayores. La Clínica Rozalén, Rehabilitación y Fisioterapia, explica por qué aparece el dolor en invierno, y ofrece consejos y tratamientos para terminar con estas molestias y disfrutar plenamente de esta mágica estación.

El frío provoca la contracción del cuerpo y la adopción de malas posturas, como encorvarse, levantar los hombros, agachar la cabeza, etc. son posturas que a la larga producirán dolor. Es más, cuando se pierde temperatura corporal, el organismo responde contrayendo la musculatura para generar calor, por eso se “tirita”.

En invierno se propicia un cambio en el ciclo del sueño y el ritmo circadiano que afecta el descanso, puede haber un sueño no reparador y propiciarse las temidas malas posturas.

Lumbalgia: Esta dolencia suele estar provocada por causas mecánicas, como una mala postura o un movimiento que provoca la inflamación de la zona y tiene una mayor incidencia durante el mal tiempo por culpa de la humedad y de los cambios bruscos de temperatura.

Cambios bruscos de temperatura: Se camina helado por la calle y al entrar en un establecimiento la calefacción está alta, después se sale y se vuelve al frío, lo que provoca que el cuerpo sufra y que aumenten los dolores, incluso los de cabeza.

Los expertos aseguran que cualquier fractura o esguince antiguo puede presentar dolor con las temperaturas frías, aunque haya pasado mucho tiempo desde su tratamiento. Esto se debe a que las zonas dañadas son mucho más sensibles al frío que las sanas.

En invierno, se sale menos de casa y se prefiere un estilo de vida más sedentario, lo que supone una menor actividad física y un empeoramiento del estado anímico y muscular.

Con la llegada del frío y un descenso de la circulación, los dedos de los pies y de las manos pueden verse afectados por hormigueos, cambios de coloración en la piel y dolores.

Durante el invierno, muchas personas pueden presentar trastorno afectivo estacional, un tipo de depresión que puede aumentar la sensibilidad y el dolor.

 

Otra causa del dolor en invierno son los cambios en la presión del aire. Algunos dicen que no es tanto el frío, el viento, la lluvia o la nieve como una caída en invierno de la presión barométrica, que es el peso de la atmósfera que rodea la tierra.

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