Diez consejos para una buena hidratación

El dato es demoledor: el cuerpo humano está compuesto de agua en un 60%, en el caso de los hombres, y entre un 50 y un 55% en el de las mujeres. No es correcto, sin embargo, identificar hidratación únicamente con el líquido elemento. En este proceso entran también en juego las sales minerales y el sodio.

Los expertos ofrecen el siguiente decálogo para mantener una buena hidratación:

1. Cuidado con el ejercicio físico: es importante beber antes, durante y después de practicar cualquier actividad corporal intensa. Con los esfuerzos prolongados se pierden sales minerales además de agua, con lo que conviene reponerlas mediante bebidas isotónicas (excepto aquellos que padezcan hipertensión, que deben abstenerse de ello).

2. Atención a los grupos con necesidades especiales: embarazadas, niños y personas mayores deben tener mayor cuidado. Las futuras madres, y también las lactantes, necesitan un aporte hídrico superior, puesto que no sólo cubren su propia demanda, sino también la de sus vástagos.

Por su parte, los niños requieren un mayor consumo de agua. Además, no están tan atentos a sus necesidades corporales, con lo que pueden olvidarse de beber. Los ancianos, por otro lado, sufren el mayor riesgo de deshidratación, puesto que con no sienten con precisión la sed.

3. Ingerir alimentos ricos en agua: según el fisiólogo José Mataix Verdú, los que más líquido contienen son hortalizas, frutas, yogur, pescado blanco y huevos, superando todos ellos el 75%. Y es que entre un 20 y un 30% del aporte hídrico diario se obtiene a través del consumo de productos sólidos.

4. Beber dos-tres litros de agua al día: las necesidades personales varían en función del sexo, edad, ejercicio realizado, temperatura ambiente, humedad, enfermedades...

El Instituto Europeo de Hidratación afirma que en condiciones normales, los varones mayores de 14 años deben beber 2,5 litros de agua al día, mientras que a las féminas que superen esta misma edad se les recomienda un consumo mínimo de 2 litros diarios.

5. Evitar alcohol, cafeína y tabaco: todos estos hábitos son contraproducentes a la hora de conseguir una correcta hidratación. Además, la supresión de su consumo, o al menos su reducción, aportará otros beneficios a la salud.

6. Beber antes de tener sed: según el Observatorio de Hidratación y Salud, la sensación de sed significa que el cuerpo ha perdido el 1% del líquido que necesita. Es la primera señal para reponer el agua y electrolitos perdidos. Lo recomendable, no obstante, es no llegar a perder ese 1%, bebiendo antes de experimentar esa carestía.

7. Añadir cosméticos: hay multitud de tratamientos que ayudan a cuidar la salud. Estos se pueden comprar o incluso preparar en casa. Las máscaras faciales, cremas exfoliantes y baños de leche son un buen recurso para asegurar una hidratación completa. Además, algunos se pueden elaborar de forma casera.

8. Evitar el estrés y el nerviosismo: no sólo son perjudiciales para el bienestar mental, sino que también provocan un mayor consumo corporal de agua.

9. Duchas con agua templada o fría: como en tantos otros casos, placentero tampoco es sinónimo de saludable. El dermatólogo Juan Honeyman sostiene que el agua excesivamente caliente elimina el sebo, la grasa que lubrica y protege la epidermis. Esto provoca sequedad en la piel. Además, la factura energética bajará de este modo.

10. Controlar la humedad de los espacios cerrados: el aire acondicionado y la calefacción resecan el ambiente, afirma el Observatorio de Hidratación y Salud. Se puede compensar esto mediante un aumento del consumo de agua o el uso de un humidificador. Un consejo es el de colocar un recipiente con agua en cada habitación de la casa.