Diferencias en la acumulación de grasas entre hombres y mujeres

Las diferencias sexuales notables en el porcentaje de grasa entre hombres y mujeres, surgen durante la pubertad: el aumento del peso corporal en los niños se debe principalmente al aumento de la masa magra, mientras que en las niñas sucede debido al aumento de la masa grasa.

Los hombres son más propensos que las mujeres a acumular grasa en la zona abdominal, y las mujeres somos más propensas a acumularla en la zona de las caderas o los brazos. ¿Y esto por qué ocurre? Se postula que puede deberse a que la manera en que absorbemos las grasas por parte del intestino es diferente para hombres que para mujeres, es decir, que las lipoproteínas intestinales que se producen en el proceso de digestión de las grasas no son idénticas para hombres que para mujeres.

Cuándo nosotros ingerimos un alimento, las grasas de lo que estamos comiendo se absorbe por unas células del intestino llamadas enterocitos, y luego se transporta a la circulación en forma de una lipoproteína llamada quilomicrón, es decir, a rasgos generales, los quilomicrones son los encargados de transportar los lípidos procedentes de la dieta y transportarlos al hígado y a otros tejidos de nuestro cuerpo. Y he aquí donde emerge la diferencia entre hombres y mujeres, al parecer (y según varios estudios) los quilomicrones son más grandes y más numerosos en los hombres que en las mujeres.

Después de comer,  los ácidos grasos sobrantes ya transportados previamente por los quilomicrones, se empiezan a almacenar en los adipocitos viscerales y abdominales cercanos, y los hombres, como tienen un mayor número de quilomicrones y de mayor tamaño,  tendrían una mayor probabilidad de acumular grasa visceral en la zona abdominal que las mujeres.

Esta acumulación excesiva de grasa visceral abdominal más predominante en hombres también se conoce como obesidad androide y da esa forma característicamente de ‘manzana’, mientras que la grasa de las mujeres se denomina obesidad ginoide y es aquella que como decía anteriormente se acumula preferentemente en muslos y glúteos, dando esa forma característica de ‘pera’.

Hay varios estudios que comparan la lipólisis y la absorción de los nutrientes de diferentes depósitos de grasa en el cuerpo, e indican que las mujeres tenemos mayor lipólisis que los hombres en la parte inferior del cuerpo y los hombres por el contrario tienen mayor lipolisis en los depósitos de grasa abdominal, es decir, las mujeres acumulamos más grasa en los depósitos subcutáneos porque según nuestra fisiología y nuestro metabolismo de las grasas es en los depósitos de esta zona donde se absorbe más grasa, de la misma manera, los hombres acumulan más grasa en los depósitos del abdomen porque son los que, según su fisiología y metabolismo de las grasas, absorben más grasa.

Ahora bien, que los hombres acumulen más grasa visceral en la zona del abdomen no significa que tengan un mayor porcentaje de grasa que las mujeres, de hecho, ellos presentan un 10% menos de grasa corporal total que las mujeres, y tienen mayor masa muscular. Y esta diferencia de grasa corporal entre ambos sexos también es diferente en su distribución, como hemos visto que sucede con la grasa androide y la ginoide.

Otro factor que afecta de manera distinta al porcentaje de grasa en hombres y mujeres es el envejecimiento, el cual aumenta la adiposidad en ambos sexos, pero aun así, las mujeres siempre vamos a tener un mayor porcentaje de grasa corporal a lo largo de toda la vida.

De hecho en la menopausia se produce una redistribución de nuestro tejido adiposo, hacia un fenotipo más central/androide, debido a la caída de nuestros niveles de estrógenos. En los hombres a medida que la testosterona disminuye con la edad, la adiposidad visceral también aumenta.

Y para terminar, no podemos olvidar que pese a nuestra fisiología y anatomía, podemos combatir esta acumulación de grasa visceral. Recordad que de todos los factores que contribuyen a la acumulación de grasa visceral abdominal, el estilo de vida es uno de los más importantes.

Saber repartirnos las grasas en nuestra dieta, contribuye a reducir la probabilidad de acumular grasa visceral abdominal al reducir tanto el tamaño como la cantidad de quilomicrones, y al mismo tiempo controlando nuestra alimentación y nuestra ingesta de grasas saturadas reducimos la carga de lípidos en el intestino delgado, lo que también es beneficioso para nuestra salud y nuestro sistema metabólico.

Otro aspecto importante, del que no  podemos olvidarnos ni pasar por alto, es el ejercicio, siempre os lo he dicho y no me cansaré de repetíroslo. Con la actividad física no solo aumentamos nuestro gasto de energía y por tanto nuestro gasto calórico total sino que ralentizamos la acumulación de grasa visceral abdominal al aumentar el flujo de los quilomicrones dentro de la lámina propia y los vasos linfáticos, así como reducimos también tanto la expresión de lipoproteínas en la grasa mesentérica como su filtración en los linfáticos.

Por lo que ya sabéis, hacer ejercicio y comer una dieta baja en grasas, ayuda a ralentizar el desarrollo de la grasa visceral abdominal, mejorando tu salud.

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Médico general especializado en Medicina deportiva y Nutrición.

Actualmente formándome también en Medicina Estética y Anti-envejecimiento.

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