Salud visual en verano

Tanto en invierno como en verano es necesario cuidar los ojos

Verano.
Verano.

En teoría, la llegada de las vacaciones debería de suponer una mejoría de nuestra salud visual: abandonamos nuestras ocupaciones laborales, dormimos más y mejor y atrás quedan las temperaturas invernales, causantes de tantos problemas oculares.

Sin embargo, en ocasiones sucede exactamente lo contrario: dejamos de experimentar la fatiga visual que nos afecta cuando nos pasamos horas ante el ordenador de nuestro puesto de trabajo, pero notamos que nuestros ojos se secan con facilidad o nuestra visión se vuelve ligeramente borrosa.

Eso ocurre porque, al igual que durante el invierno, durante el estío también debemos cuidar de nuestros ojos. Eso sí, de una forma diferente.

Los enemigos del ojo en verano

El agua es uno de ellos. Da igual si es dulce o salada. La primera contiene cloro añadido para la desinfección; la segunda, salitre natural en abundancia.

Ambas son sustancias desecantes e irritantes y su contacto continuado con el globo ocular debe evitarse en lo posible.

Además, el agua de playas y piscinas puede contener todo tipo de agentes patógenos, susceptibles de causar infecciones en los ojos. Lo aconsejable es protegerse con gafas de natación o buceo.

Sin embargo, el gran enemigo de nuestros ojos es el principal protagonista del estío:

¿El sol nos alegra la vista?

Y es que, aunque el agua tiene sus riesgos, es el sol de quien más debemos guardarnos. Cierto es que el sol alegra la vista, pero esa alegría puede ser efímera si no somos precavidos con este amigo peligroso.

En verano, la refracción de la luz puede provocar que sometamos a nuestros ojos a una exposición excesiva de radiación solar, incluso si estamos bajo una tupida sombrilla o el día está nublado.

 

Lo bueno es que prevenir el exceso de radiación solar es muy sencillo: basta con hacernos con unas buenas gafas de sol. Y sin olvidar a nuestros niños.

Con unas gafas de sol adecuadas podremos alegrar la vista y, adicionalmente, alegrar a nuestros ojos.

Precauciones que debemos tomar con las gafas de sol

Al comprar unas gafas de sol solemos dejarnos llevar por la estética e incluso por el precio. Y en ambos casos estaremos cometiendo un error.

Lo principal es tener la certeza de que las gafas realmente tienen homologación de absorción de luz ultravioleta. Además, es conveniente conocer su grado de absorción de luz visible, es decir, si son demasiado claras u oscuras para la situación en la que vamos a utilizarlas.

No menos importante es saber si la tonalidad o color de los cristales son los que precisamos, más allá de las inevitables motivaciones estéticas.

Lo aconsejable es adquirirlas en una óptica, aunque su precio sea un poco mayor. Si no somos expertos, es allí donde podrán asesorarnos acerca de las gafas más adecuadas para nuestras necesidades particulares.

Y siempre tendremos la garantía de que nuestras gafas de sol están homologadas y de que cumplen todos los requisitos normativos.

Recomendamos vivamente no adquirir gafas de sol en bazares, tenderetes o mercadillos. Sus bajos precios son directamente proporcionales al alto riesgo de que carezcan de cualquier tipo de control u homologación.

Cómo saberlo todo acerca de las gafas de sol

Si quieres conocer con exactitud las categorías de gafas de sol según su grado de absorción visible y cuál es la tonalidad más adecuada en cada caso, te aconsejamos que visites el blog de la Doctora Victoria de Rojas, en el que se explica al detalle todo lo que debemos saber sobre las gafas de sol.

Te aseguramos que, tras echarle un vistazo rápido, serás capaz de escoger las gafas de sol idóneas para cualquier situación y cualquier circunstancia.

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