Los tripulantes fueron hallados sin vida en la cabina

El CNI mantuvo activadas sus redes en África ante el posible secuestro de los tres militares

Han estado toda la semana trabajando con la hipótesis de que estuvieran retenidos. Continúan las dudas sobre por qué los testigos vieron al aparato en situación de amerizaje y no de accidente

SuperPuma del Escuadrón 802 de Gando.
SuperPuma del Escuadrón 802 de Gando.

Los tres tripulantes del SuperPuma desaparecidos tras el accidente del pasado jueves finalmente han aparecido dentro de la cabina. Sin embargo, desde que se conociese el incidente no se descartó ninguna hipótesis, incluida la de que un barco los hubiera recogido y estuvieran retenidos contra su voluntad. Esa línea ha sido investigada por el CNI durante toda la semana. El pasado sábado, los operativos de inteligencia en Senegal y Mauritania recibieron la orden de activar sus contactos en la zona para determinar su paradero.

Con mucha tristeza, pero también con sorpresa. Así es como han recibido la noticia del hallazgo de sus cuerpos los compañeros de los tres desaparecidos el pasado jueves en el accidente del SuperPuma en el Atlántico. Según explican, tras el luto llegará el momento de despejar las incognitas que han rodeado a esta semana de búsqueda en mar.

El hecho de que un F-18 español, un SuperPuma marroquí y un buque holandés hubieran descrito la escena del accidente en los términos de un amerizaje, llevó a pensar que quizás se encontraban con vida. Algo que tristemente quedó descartado ayer pasadas las nueve y media de la noche cuando el ministro Morenés confirmaba el hallazgo.

Según ha sabido El Confidencial Digital, las dudas en torno a su desaparición eran tan abundantes que no se descartó -incluso lo admitió el propio ministro de Defensa- que hubiesen sido secuestrados por una embarcación que navegara por la zona en el momento del accidente. Una línea de investigación que incluso provocó la activación en la costa africana de operativos del Centro Nacional de Inteligencia.

Un falso rescate

En torno a las ocho de la tarde del jueves 23, pocas horas después de que la baliza de emergencia del helicóptero alertase a la estación espacial de Maspalomas de que algo inusual le había ocurrido a la aeronave, el centro de comunicaciones de Gando recibió un mensaje de la Guardia Civil.

En esa comunicación se informaba de que, según acababa de confirmar Marruecos, un barco que pasaba por la zona había rescatado a los tres tripulantes.

-- “Acabamos de recibir un mensaje de Marruecos... un barco holandés... perdón un barco artesanal marroquí que se dirigía a Dajla tiene a los tres tripulantes vivos a bordo, pero falta confirmarlo, ¿vale? Falta confirmarlo. Pero nos acaba de entrar esto ahora mismo”, decía una comunicación de audio –a la que tuvo acceso ECD- que se estaba trasmitiendo entre militares del Servicio Aéreo de Rescate.

Minutos más tarde se informó de que, según la posición y la ruta del barco marroquí, se esperaba que llegaran al puerto de Dajla –en los mensajes entre militares españoles se habla de ‘Antigua Villa Cisneros’- entre las 4 y 6 de la mañana del viernes. Sin embargo, la embarcación nunca llegó a puerto. Se desconocía su nombre y su identificación. Nadie sabía como contactar con ella, pero no aparecería.

A mediodía del pasado viernes, el Gobierno español recibió una carta del Ministerio de Defensa de Marruecos en la que pedían disculpas por el fax que habían enviado entorno a las ocho de la tarde del día anterior.

El helicóptero en esos momentos ya no se encontraba en la superficie. El último que lo avistó fue un buque holandés, que incluso sostuvo la nave con cabos durante dos horas y no pudo confirmar que hubiera tripulantes en su interior.

 

Eso, sumado al testimonio –que ofreció Defensa- del piloto del F-18 y el del SuperPuma marroquí que también los sobrevoló a última hora de la tarde del jueves, dejó entrever que el helicóptero parecía haber amerizado. Si se hubiera producido un choque violento que incapacitase a los tripulantes, explicaban fuentes del Aire, difícilmente se habría visto una bengala –la vieron los pilotos de las dos aeronaves-.

Durante la tarde del viernes continuó la confusión en torno al paradero de los tres militares. En Gando y en el Aire se manejaba que podían haber sido recogidos con vida por un barco que se encontrara incomunicado por cualquier razón.

El Confidencial Digital ha podido conocer, por fuentes de la seguridad del Estado de la máxima solvencia, que en la tarde del viernes, las embajadas españolas en Nauckchot (Mauritania), Dakar (Senegal) y Bamako (Malí) ya recibieron un aviso de que estuvieran “preparadas para cualquier escenario”.

Todo se complicó en la madrugada del sábado. Se cumplían 24 horas desde que se confirmara que el presunto barco rescatador no había llegado a puerto. En ese espacio de tiempo, explican fuentes militares, la tripulación debía haber encontrado algún medio de comunicar su posición.

En la investigación se abrieron entonces dos caminos: o están en la cabina del aparato –como finalmente ocurrió- o se encuentran secuestrados.

Orden de activar al CNI

No es hasta la madrugada del sábado cuando llega la orden de activar a todos los activos que el Centro Nacional de Inteligencia dispone en África occidental. Pocos detalles se pueden ofrecer de cómo se producen estas comunicaciones, pero según las fuentes consultadas, las redes de contactos disponibles en esa zona comienzan a trabajar efectivamente con la hipótesis de un secuestro.

No sería hasta el lunes cuando el Ministerio de Defensa –a través del ministro- admite por primera vez que el secuestro es una de las vías abiertas en la investigación. El padre de uno de los desaparecidos es más explícito y asegura a los medios que cree que “ha sido un secuestro”.

Primer paso: “Escuchar”

El operativo del CNI se pusieron en marcha para responder a la primera de las preguntas sin respuesta a la que se enfrentan: si algún buque con los tres militares ha llegado a algún puerto de la zona. Los puertos de Mauritania, Senegal, Gambia y Guinea son peinados en su búsqueda durante todo el fin de semana. No se encontró rastro de los militares.

Paralelamente, los efectivos de inteligencia activaron su red de ‘contactos’ en la zona. Su objetivo fue “escuchar” si alguien ha oído hablar de tres militares españoles en círculos de delincuentes, traficantes y grupos afines al crimen organizado.

Las dudas tenían cierto fundamento: en esta zona de África, el secuestro de occidentales se ha convertido en un lucrativo negocio, en el que participan desde mafias del narcotráfico hasta células terroristas establecidas en el Sahel, donde existen incluso complejas redes de compraventa de rehenes.

Según explican, los servicios españoles disponen de ‘buenos amigos’ en la zona debido a su experiencia reciente en casos de secuestros de cooperantes españoles: los de Roque Pascual, Albert Vilalta y Alicia Gámez en 2009 –en Mauritania- y los de Ainhoa Fernández Rincón y Enric Gonyalons en 2011 –en el Sahara. 

Ayuda de Marruecos y Francia

Por su parte, Marruecos recibe el sábado una petición formal para que colabore en la búsqueda en su territorio y en la zona del Sahara Occidental, donde los servicios marroquíes tienen muchos activos controlando al Frente Polisario.

Se activaron dispositivos de vigilancia en los puertos de Dajla, Boujdour y toda la costa del territorio saharaui.  El Gobierno español también pidió entonces ayuda a Francia, cuyos servicios de inteligencia tienen mucha presencia en la zona occidental africana, especialmente en Malí desde 2013 por la Operación Serval.

Trabajo en la sombra

Las fuentes consultadas confirman que los activos del Centro Nacional de Inteligencia han estado trabajando toda la semana con la posibilidad de un secuestro. Según explican, se trata de un procedimiento habitual cuando se dan ciertos condicionantes 'extraños' en un caso de desaparición.

Finalmente, el pasado miércoles, Defensa informó que se había localizado la cabina del SuperPuma en el fondo del Atlántico. En un primer momento no se pudo confirmar que los tres cuerpos se encontrasen en el interior. El complicado estado del mar –con olas de hasta cuatro metros-, la presencia de tiburones y las cada vez menos horas de luz del otoño dificultaron la extracción de la cabina más de lo previsto.

Según Defensa, los buzos que bajaron los aproximadamente 40 metros de profundidad a los que se encontraban los restos del helicóptero no pudieron certificar que los cuerpos de los tres militares estuvieran dentro de la nave. El juez togado de las Palmas que se encontraba a bordo de un buque de la Armada informó al ministro Morenés que no tenía “constancia” de que los tripulantes estuvieran en el interior de la cabina.

Tuvieron que pasar 24 horas más para que llegase la fatal confirmación: a las nueve y media de la noche, el ministro comparecía desde la base de Gando para informar que los tres tripulantes habian sido hallados dentro de la cabina del SuperPuma. Se acababa así, con la peor de las noticias, una de las semanas más largas que recuerdan en el Ejército del Aire.


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