Los autores manejaban información muy restringida

Defensa concluye que la ‘broma’ a Cospedal fue una operación de los servicios secretos rusos

Hay denuncias de que en el FSB (antigua KGB) existe un “subdepartamento de provocaciones” que realiza llamadas falsas y desestabilizadoras

Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, en una reunión del Comité Ejecutivo del PP.

Ni fue una broma inocente ni sus autores son unos simples cómicos rusos. En el Gobierno y en Defensa se tiene la convicción de que la llamada a María Dolores de Cospedal ha sido una acción de desprestigio alentada y promovida por los servicios secretos rusos. 

La pasada semana (el martes, según el ministerio) la ministra de Defensa atendió la llamada telefónica que había recibido del Ministerio de Defensa de Letonia. La comunicación había sido realizada a través de una persona del equipo de Cospedal, que había validado la identidad de su interlocutor.

La oficina del ministro letón Raimonds Bergmanis se había puesto en contacto con el gabinete de Cospedal para, según afirmaron, ofrecer ciertos datos interesantes sobre la supuesta influencia que estaría ejerciendo Rusia en el conflicto catalán.

Sin embargo, los dos interlocutores que conversaron con Cospedal eran en realidad dos humoristas rusos, Alexéi Stoliarov (alias ‘Vovan’) y Vladímir Kuznetsov (alias ‘Lexus’), famosos en su país por realizar este tipo de llamadas comprometedoras.

Durante la conversación, el supuesto ministro de Defensa letón le informa a Cospedal que la injerencia rusa en Cataluña es un hecho. Y lo demuestra con dos afirmaciones un tanto hilarantes: el 50 por ciento de los turistas rusos en Barcelona son espías del Kremlin y Puigdemont es un agente ruso con nombre en clave ‘Cipollino’, un personaje de dibujos animados muy popular en tiempos de la Unión Soviética.


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Poco después, las televisiones rusas informaron de la broma y la viuda del diputado concedió una entrevista al medio ucraniano Gordonua’. En ella, la cantante desvelaba que en su teléfono tenía grabado el número de la oficina del ministro de cultura ucraniano Nishchuk de anteriores conversaciones. Durante la llamada entrante, en la pantalla del móvil figuraba el nombre del ministro. Por eso creyó a su interlocutor.

Pero lo realmente reseñable es lo que desveló Maksákova sobre el FSB. Según explicó, el Servicio Federal de Seguridad ruso, heredero del antiguo KGB, tiene una subdepartamento dedicada a “provocaciones”. Entre sus técnicas, ha denunciado, se encuentran las llamadas falsas y comprometedoras a personas críticas con el Kremlin.