Ningún alto cargo acudió a la toma de posesión de Fernando Aznar Ladrón de Guevara

El Gobierno ordena al nuevo general de Cataluña neutralidad y discreción

Moncloa ha recordado que no puede haber ninguna salida de tono en plena ‘Operación Diálogo’ con los independentistas

El teniente general Aznar.
El teniente general Aznar.

El Gobierno no quiere ruido extra en Cataluña, y por ello ha dado una instrucción clara dirigida al nuevo Inspector General del Ejército, la máxima autoridad militar en la región: neutralidad y silencio ante el ‘procés’ y los posibles desafíos que se presenten en los próximos años. Una estrategia similar a la seguida con su predecesor en el cargo, el ahora en al reserva teniente general Álvarez-Espejo.


La Inspección General del Ejército es uno de los cargos militares políticamente más sensibles que pueden ocuparse a día de hoy. El teniente general al frente de este Mando de primer nivel es la mayor autoridad militar en Aragón, La Rioja, Navarra y Cataluña.

Desde el inicio del desafío soberanista catalán, el cargo ha estado bajo una minuciosa observación. Desde algunos sectores del independentismo, los más radicales, se ha tratado de buscar una reacción de las Fuerzas Armadas ante algunas de las provocaciones registradas en los últimos años.

Por ejemplo, los intentos de eliminar cualquier presencia de las Fuerzas Armadas en los salones y ferias de educación de Cataluña –como el encontronazo de Ada Colau con dos representantes del Ejército-, o lo ocurrido durante la toma de posesión de la alcaldesa de Barcelona, cuando el Inspector General del Ejército (teniente general Álvarez-Espejo) fue abucheado e increpado por la multitud.

Sin embargo, desde el Gobierno central se ha buscado evitar cualquier confrontación entre las Fuerzas Armadas y el sector independentista. En Moncloa se sabe que en las altas esferas del Gobierno hay cierto nerviosismo, ya desde hace años, por la situación política en Cataluña. Por ello, en la Pascua Militar de 2014 envió una orden tajante para que nadie haga referencia al problema soberanista. 

Esa instrucción ha vuelto a ser recordada recientemente. Fuentes políticas muy próximas a Moncloa explican a El Confidencial Digital que “no habrá cambios” en cuanto a la política de prudencia que se ha impuesto a la Inspección General del Ejército, que desde hace diez días ha pasado a estar bajo el mando del teniente general Fernando Aznar Ladrón de Guevara.

Las órdenes, explican estas fuentes, son muy claras: neutralidad y discreción. Todo ello pese a que “las relaciones entre poder político y ejército se consideran rotas en Cataluña” aseguran. Un síntoma de ello es que ningún alto cargo de la Generalitat acudió a la toma de posesión del teniente general Aznar Ladrón de Guevara. Tan sólo se envió a la directora de Relaciones Institucionales de la Generalitat, un cargo más protocolario que político. Si acudió al acto la cúpula policial.

La línea a seguir es, por tanto, mantener una “vana política de acercamiento” hacia las instituciones locales, semejante a la que emprendió el teniente general Álvarez-Espejo, que incluso llegó a ofrecer gestos como hablar en catalán (recibió clases durante sus cinco años de destino) durante un acto público.

El objetivo es que nadie “caiga en trampas y provocaciones” que puedan poner en peligro la denominada ‘Operación Diálogo’ con la que Moncloa quiere apaciguar el movimiento secesionista en Cataluña.

 

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