La Legión Extranjera mantiene su mítico prestigio: el último año se han alistado 60 españoles, cifra que se mantiene constante en la última década

De los 8.000 candidatos que cada año acuden a Francia en busca de una nueva vida en la Legión Extranjera, sesenta españoles consiguieron su objetivo. Han pasando a formar parte de una de las unidades de élite más prestigiosas del mundo.

Según ha podido saber El Confidencial Digital por fuentes del ejército francés, durante el año 2010, sesenta españoles consiguieron engrosar las filas de la Legión Extranjera Francesa. Se trata de una cantidad muy similar a la que viene registrándose durante los últimos años, según aseguraron dichas fuentes.

Los españoles cuentan con una larga tradición en la unidad gala. Más de 40.000 han servido en sus filas desde su creación y son históricamente el quinto colectivo más numeroso, por detrás de los alemanes, italianos, belgas y franceses, aunque estos últimos no pueden servir en la unidad bajo su verdadera nacionalidad ya que se trata, por definición, de un cuerpo para extranjeros.

Este cuerpo de élite fue fundado en el año 1831 por el rey Luis Felipe de Orleans. El monarca pretendía agrupar a los soldados extranjeros, que hasta entonces habían luchado en el ejército regular francés, junto con ex militares, bandidos y personas consideradas potencialmente peligrosas para Francia después de la Revolución de Julio. Una vez que todos ellos fueron agrupados en una misma unidad, sirvieron para defender las posesiones francesas repartidas a lo largo del globo a la par que se mantenía dicho país libre de elementos considerados indeseables.

Desde sus orígenes, la Legión Extranjera Francesa ha estado envuelta de un halo de misterio y romanticismo. Es también considerada como uno de los principales destinos de criminales, románticos y aventureros que acudían a ella desde todos los rincones de la tierra huyendo de su pasado en busca de una nueva vida. La legión no hacía preguntas sobre el pasado de sus hombres. Cada legionario firmaba un contrato, se le daba un nuevo nombre y de este modo, rompía toda lo que le uniese a su vida anterior –su nacionalidad, familia, amigos, origen, oficio, actividades, etc- hasta que muriese, desertase o expirase su contrato. Su nueva patria sería la Legión – de ahí su lema en latín ‘Legio Patria Nostra’- y su vida la de un legionario.

La Legión Extranjera Francesa aún conserva en nuestros días algunas de sus características primigenias. Pero, a pesar de haber sufrido múltiples remodelaciones, ha acabado reconfigurándose como un cuerpo de élite de gran operatividad y con una rápida capacidad de despliegue. La Legión participa en misiones de mantenimiento y restablecimiento de la paz, como fuerza de interposición, como unidad para el control de masas y participa en el desarme de grupos hostiles.

Actualmente tiene efectivos destacados en Afganistán, Chad, Líbano y Costa de Marfil. Sus hombres suelen ser la ‘punta de lanza’ del ejército francés en las distintas misiones internacionales. Su labor, costumbres y entrenamiento son admirados incluso por el ejército de los EEUU. Durante la operación ‘Tormenta del Desierto’ el general Norman Schwarzkopf del Ejército de los EEUU elogió la labor de los legionarios franceses.

Los candidatos que hoy llaman a las puertas de la Legión Extranjera son variopintos. Continúan acudiendo a ella criminales, aventureros y románticos. Algunos siguen queriendo dejar atrás su pasado, mientras que otros simplemente buscan acción y aventura.

Europa del este es actualmente uno de los principales puntos de procedencia de los legionarios. Además, en los últimos años, el número de asiáticos ha ido incrementándose. Mientras que el candidato típico tradicional solía tener un bajo nivel de estudios, en la actualidad los candidatos de los países occidentales son en su mayoría de clase media y un porcentaje importante de los mismos tiene estudios superiores.

El proceso de selección también ha cambiado con el paso del tiempo. En la actualidad, los candidatos deben presentarse en un puesto de reclutamiento con un documento de identidad. De ahí serán transferidos al cuartel de Aubagne. Una vez allí serán sometidos a un examen médico, unas pruebas físicas, a un examen psicotécnico y sus datos serán cotejados con los de la interpol para evitar que asesinos, violadores, grandes traficantes de drogas y terroristas engrosen sus filas. Para aquellos que hayan cometido algún delito en territorio francés, la Legión Extranjera estudia la gravedad del mismo y comprueba si existiría algún tipo de incompatibilidad con el servicio. Fuentes de la Legión Extranjera comentaron a ECD que, por ejemplo, no suele haber problema con ladrones de guante blanco y pequeños carteristas.

 

Desde el año 2010, los candidatos, solo si lo desean, se alistarán bajo una falsa identidad -identidad declarada- que le proporcionará la Legión Extranjera. La identidad declarada se construye a partir del nombre completo del padre. La primera letra de su apellido será la inicial del nuevo nombre y la primera de su nombre será la nueva inicial primer apellido. Por ejemplo, un candidato cuyo padre se llamase Pablo Sánchez, podría recibir un nombre de legionario como Steve Peterson.

La identidad declarada sirve habitualmente a los candidatos para apartarse de su pasado por problemas familiares, con la justicia o por estar políticamente perseguidos en sus países de origen. Aun así, si lo desean, a partir de un año de servicio podrán recuperar su nombre original o permanecer con el nombre de legionario. Todo aquel que se alista bajo una identidad declarada, pasará a figurar en el registro como soltero aunque estuviese casado y además tendrán restricciones en la compra de vehículos a motor.

Una vez pasados cinco años del primer contrato, los candidatos podrán regularizar su situación militar y lograr un permiso de residencia para Francia. También podrán optar por mantener su identidad declarada y obtener el pasaporte francés logrando así ser ciudadano de pleno derecho. ‘Francés por la sangre’ es como se denomina otro modo de obtener la nacionalidad francesa para los legionarios. Esta máxima explica como todo legionario herido en combate defendiendo a Francia, tendrá derecho a la nacionalidad.

Todo candidato, tanto los que conservan su identidad como los que no, después de haber superado las primeras pruebas en Aubagne se verá sometido a un duro entrenamiento de cuatro meses, en los que podrá deshacer su contrato en cualquier momento, para finalmente ser asignado a uno de los regimientos de la Legión Extranjera Francesa. Una vez obtenido el destino, el candidato solo podrá abandonar su puesto por haber muerto, desertado o quedado inútil para el servicio. Algunos de estos regimientos operan en lugares remotos como Djibouti –en el cuerno de África- la Guayana Francesa o Martinica.

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