Los expertos dan la voz de alarma: Al Qaeda se está infiltrando en los clanes piratas que acosan a los pesqueros españoles en Somalia

Análisis expertos concluyen que la seguridad de los pesqueros españoles en el Índico puede empeorar aún más. El grupo terrorista local, adscrito a la red global de Al Qaeda, tiene bajo su dominio todos los puertos desde los que parten las operaciones piratas. Los vínculos entre piratas y terrorismo son cada vez más evidentes.

Secuestros de pesqueros españoles como el ‘Alakrana’ o el ‘Playa de Bakio’, de repetirse en un futuro, podrían verse envueltos en unas circunstancias. El terrorismo islamista comienza a poner sus ojos en un negocio que, pese a las medidas de seguridad impuestas por la Operación Atalanta, sigue siendo muy rentable.

La región somalí de Harardhere es la principal ‘guarida’ de los piratas que acosan a los buques extranjeros que faenan por las aguas del Golfo de Adén. Es desde estos puertos de donde parten las expediciones piratas en busca de mercantes o pesqueros a los que secuestrar.

Esta zona, alejada del control del embrionario gobierno somalí, se encuentra bajo el control de un grupo terrorista: Al-Shabaab, considerado como tal en la lista de organizaciones terroristas extranjeras de Estados Unidos. El pasado febrero, la banda declaró su lealtad a las órdenes de la red global de Al Qaeda. Su primera gran acción fue el doble atentado con bomba en Uganda, que causó la muerte a 74 personas coincidiendo con la final del Mundial de fútbol.

Según explica el capitán de fragata Joaquín Castellón, experto en terrorismo internacional –y concretamente en el que afecta al cuerno de África- y que ha estado destinado en el cuartel general de la Operación Atalanta en Northwood (Reino Unido), ambos grupos –piratas y terroristas- pertenecen al mismo clan, el Hawiye. La complicidad entre unos y otros ha pasado a ser ya un asunto ‘familiar’.

En un principio, los grupos yihadistas se mostraron contrarios a las actividades piratas y las condenaron, pero en la actualidad los saqueadores actúan impunemente desde sus bases en tierra, bajo dominio de Al-Shabaab. El grupo lo controla todo, y cada vez son más evidentes sus implicaciones en el ‘negocio’ de la piratería.

Según señalan las fuentes expertas en la materia, los secuestros marítimos van camino de convertirse en una fuente de financiación del terrorismo como lo es el opio en Afganistán o los secuestros de extranjeros –como el de los tres cooperantes españoles- en el desierto del Sahel.

Indican, además, que la piratería en la zona ya ha dejado de ser un fenómeno de reacción  local ante lo que consideran un “expolio” de la pesca extranjera. Se ha convertido en criminalidad “pura y dura”. Hay tres circunstancias que apuntan a ello: los secuestros se llevan a cabo cada vez más lejos, hasta a 1.200 millas; Ya no sólo se apresan pesqueros, sino todo tipo de buques, de hecho los primeros ya son minoritarios; Los cien millones de dólares obtenidos en concepto de rescate no han tenido repercusión entre las poblaciones de pescadores.

En caso de que esta relación de colaboración entre terroristas y piratas se institucionalice oficialmente, “conformarían el peor de los escenarios posibles en la zona para la seguridad internacional” apunta el capitán de fragata Castellón.

 

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