Los detalles menos conocidos del plan para que los militares hicieran tests de coronavirus: ropa civil y no clasista

El documento del Ejército de Tierra de la ‘Operación Zendal’ hacía hincapié en que los equipos deberían mostrar “extraordinaria compostura” y extremar la cortesía al acudir a las casas

Militares con equipos de protección NBQ.
Militares con equipos de protección NBQ.

Las Fuerzas Armadas comenzaron hace justo un año, a mediados de marzo de 2020, la ‘Operación Balmis’: se desplegaron miles de militares para patrullar calles de toda España, realizar desinfecciones en residencias, apoyar a los hospitales civiles al borde se se encaminaban al colapso, transportar material sanitario...

Actualmente está en marcha la ‘Operación Baluarte’, de menores dimensiones pero también enfocada a apoyar los esfuerzos por combatir la epidemia de coronavirus.

En la primera ola de Covid-19 se diseñó, pero no llegó a ponerse en marcha, la llamada ‘Operación Zendal’. Consistía en la formación de equipos de militares que irían a miles de hogares a tomar muestras para una encuesta de seroprevalencia con la que el Gobierno de España esperaba conocer mejor la incidencia del virus en el conjunto de la población.

Tal y como se contó en estas páginas, la operación se anuló justo antes de empezar. Algunos gobiernos autonómicos controlados por partidos nacionalistas, como el de Cataluña con Quim Torra, rechazó que los militares también participaran en esta misión que implicaría acudir a miles de domicilios de todo el país.

Así era la ‘Operación Zendal’

Confidencial Digital ha consultado el documento sobre la ‘Operación Zendal’ que elaboró el Mando Componente Terrestre del Ejército de Tierra. Desarrollaba con todo detalle cómo se tendría que desarrollar la operación de testeo masivo de los españoles a cargo de las Fuerzas Armadas.

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El documento tiene fecha de abril de 2020 y va firmado por el teniente general jefe del Mando Componente Terrestre, que era también el jefe del Mando de Canarias del Ejército de Tierra.

En el plan se indicaba que el Instituto de Salud Carlos III lideraba un proyecto para realizar una encuesta sero-epidemiológica en toda España, considerada “imprescindible para orientar las medidas de salud pública futuras relacionadas con el control del Covid-19”.

El Ministerio de Sanidad pidió el apoyo de las Fuerzas Armadas para realizar el trabajo de recogida de muestras. Así que el Comandante del Mando de Operaciones (CMOPS) que dirigía la ‘Operación Balmis’, el teniente general Fernando López del Pozo, designó al Mando Componente Terrestre para llevar a cabo la operación, “que bautizada como ‘Operación Zendal’, se ejecutará y sostendrá sobre la estructura orgánica del Ejército de Tierra, bajo el Mando del CMCT”, el comandante del Mando Componente Terrestre.

 

Comportamiento y vestimenta de los militares

La misión consistía en emplear fuerzas y recursos del Ejército de Tierra para recoger las muestras necesarias “en las 52 provincias del Territorio Nacional”. La duración de la operación iba a ser de cinco semanas, prorrogables de acuerdo con Sanidad.

El documento define cómo serían los equipos encargados de recoger muestras: cuántos militares los integrarían, qué vehículos utilizarían, qué tendrían que hacer con las muestras y los test recogidos...

Llaman la atención algunas instrucciones concretas que el plan de la ‘Operación Zendal’ daba sobre cómo tendrían que comportarse los militares seleccionados para esta misión.

En el “propósito” de la misión, el Mando Componente Terrestre dejó escrito que “en todo momento el personal integrante de los equipos guardará una extraordinaria compostura, manteniendo la corrección en la vestimenta y extremando las normas de educación y cortesía”.

Precisamente la “vestimenta” fue uno de los puntos polémicos del plan. Gobiernos autonómicos como el vasco y el catalán se resistían a que militares uniformados fueran por las casas para tomar muestras. En sus blogs, oficiales generales retirados como el general Rafael Dávila y el teniente general Pedro Pitarch ya apuntaron entre el 20 y el 21 de abril esas reticencias a que los militares uniformados fueran a los domicilios.

De paisano y con cierta ropa

El caso es que el plan elaborado en abril de 2020, que ha consultado ECD, ya menciona que los militares irían sin uniforme:

-- “La uniformidad del personal militar del ET [Ejército de Tierra] durante las intervenciones será de paisano y de acuerdo a las instrucciones particulares dispuestas por MSCBS”, es decir, el Ministerio de Sanidad.

Pero el plan ni siquiera dejaba libertad a los militares para vestir cualquier ropa civil:

-- “La vestimenta deberá ser acorde con la imagen que se pretende dar del ET, evitando prendas que puedan ser identificadas con algún tipo de grupo social que puedan suponer una falta de decoro”.

Es decir, se quería impedir que surgiera algún tipo de polémica si alguien veía a un grupo de militares vestidos de civil, con prendas muy marcadas de un grupo social, que pudieran causar incomodidad. La consigna, en general, era la discreción y la máxima educación y cortesía.

En los domicilios “no se deberá pedir documentación acreditativa de identidad alguna”, se indicaba, si bien sí tendrían los militares que preguntar verbalmente si se encontraba allí la persona seleccionada por el Ministerio de Sanidad para este estudio sero-epidemiológico.

Curso de Sanitario en Operaciones

Los equipos iban a estar compuestos de dos militares. Uno de ellos tendría que contar con el título de FSET-3 del Ejército de Tierra, que indica a quienes han aprobado el Curso de Sanitario en Operaciones (FSET-3, Formación Sanitaria de Tropa de nivel 3), que habilita a los militares no especialistas en Sanidad para realizar determinados auxilios en la zona de operaciones.

Este sería el responsable de la extracción de la muestra de sangre del dedo de la persona participante en la encuesta, mediante una lanceta.

El otro sería un conductor militar, “que podrá apoyar al sanitario responsable de la toma de muestras en los domicilios”. Además conduciría el vehículo “civil, proporcionado por el Ministerio de Sanidad” en el que tendrían que viajar.

La ropa civil y no identificada con un determinado grupo social, de todas formas, habría quedado cubierta con los equipos de protección individual (EPI) que tendrían que ponerse los miembros del equipo antes de entrar en cada domicilio a tomar las muestras.

Qué decir si alguien preguntaba

Otro punto llamativo del plan es el que se refiere a la “política de información pública”, que debía ser reactiva. El documento del Ejército de Tierra ordenaba a los militares participantes en la ‘Operación Zendal’ que “en caso de ser preguntados se deberá contestar que ‘se está colaborando con el Ministerio de Sanidad en la ejecución de un trabajo estadístico, del que no se conocen más detalles’”.

Si alguien pedía más información, “se debe indicar que se deben poner en contacto con el mencionado Ministerio”. No se cita en ningún momento al Ministerio de Defensa, a las Fuerzas Armadas, al Mando de Operaciones o al Ejército de Tierra.

El teniente general del Mando Componente Terrestre dejó escrito que consideraba que la clave del éxito de esta operación era “la participación y actitud colaborativa del personal al que se va a tomar las muestras y realizar las encuestas, permitiendo con ello alcanzar los resultados” que buscaba el Ministerio de Sanidad.

Más de 700 equipos

Los militares seleccionados para la ‘Operación Zendal’ tendrían que formarse con un curso online, en el que se les explicaría cómo tomar las muestras. Personal del Ministerio de Sanidad también impartiría para ellos unas videoconferencias, y además oficiales enfermeros harían de “formadores sanitarios” para reforzar esta instrucción exprés para recoger muestras y hacer test detectores del coronavirus.

Además de tomar muestras con lanceta y hacer encuestas, a los equipos se iban a unir oficiales enfermeros para llevar a cabo extracciones de sangre. Para ello se iban a integrar en 54 equipos distribuidos por las provincias de Madrid, Valencia, Zaragoza y Sevilla.

Se iban a crear cientos de equipos. La operación se dividía en dos: el Mando de Canarias dirigiría la coordinación de los equipos en las islas, con 29 equipos entre las dos provincias de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria.

La Fuerza Terrestre, que tiene su sede en Sevilla, coordinaría la misión en la Península, las Islas Baleares, Ceuta y Melilla. En estos territorios se generarían 695 equipos.

En total, habrían sido unos 724 equipos, formados por dos militares al menos, por lo que la operación había necesitado unos 1.500 efectivos del Ejército de Tierra y del Cuerpo Militar de Sanidad.

Todos los equipos iban a llevar teléfonos móviles proporcionados por el Ministerio de Sanidad para contactar con los responsables de la operación. En esos dispositivos se habría descargado la aplicación móvil de posicionamiento de la Unidad Militar de Emergencias (UME), lo que permitiría al Mando Componente Terrestre tener ubicados en todo momento a sus equipos.

Además, las unidades implicadas tenían que poner en conocimiento de las Fuerzas de Seguridad la zona por la que se iban a mover los equipos militares.

Muestras almacenadas

Las muestras recogidas en esta ‘Operación Zendal’ se iban a almacenar en centros logísticos de las Fuerzas Armadas, y allí serían entregados al Ministerio de Sanidad para elaborar la gran encuesta sero-epidemiológica.

Pese a todos estos preparativos, finalmente el Gobierno de España descartó recurrir a los militares para realizar test y recoger muestras, y optó por dejarlo en manos del personal sanitario de las comunidades autónomas.

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