El Ejército evalúa un nuevo test físico en pleno debate sobre los ejercicios en los que han muerto varios militares

La prueba está orientada a los miembros de grupos de combate, recrea el asalto a una posición enemiga, y se acaba de ensayar en el Tercio 3º de la Legión

Marcha de militares del Ejército de Tierra.
Marcha de militares del Ejército de Tierra.

El Ejército de Tierra se ha visto envuelto en los últimos años en varias polémicas, con motivo del fallecimiento de varios militares mientras realizaban ejercicios físicos. Los soldados no fallecían por accidentes, caídas, golpes, sino que caían desfallecidos por el esfuerzo y morían.

Una de las pruebas físicas, la “prueba de unidad” en la que murió un soldado en 2019, fue suspendida y reformulada. Pero hay otros ejercicios, como el Test General de la Condición Física (TGCF), que deben superar cada año los militares de las unidades de Tierra y que se requiere que lo tengan actualizado para presentarse a ascensos, cursos de actualización, renovaciones de compromiso, despliegue en zona de operaciones...

Este test se incluye como uno de los elementos fundamentales dentro de lo que se denomina Sistema de Evaluación Física Individual del Ejército de Tierra, y “reúne las pruebas que reflejan de una forma básica y general las cualidades físicas básicas más usuales, necesarias y extendidas entre el personal militar”.

Consta de las siguientes pruebas: 1) Flexo-extensiones de brazos en suelo, en un tiempo máximo de dos minutos; 2) Abdominales en dos minutos; 3) Resistencia, 6.000 metros lisos en un circuito sensiblemente llano, sin obstáculos, con terreno firme, regular y compacto; y 4) Velocidad. Circuito de agilidad – velocidad.

Confidencial Digital ha comprobado que en el Ejército de Tierra se ha probado una propuesta de Test General de la Condición Física modificado, y enfocado a los militares que están destinados en unidades de combate.

Idea de una teniente de Infantería

Así lo recoge ‘Armas y Cuerpos’, la revista cuatrimestral que edita la Academia General Militar de Zaragoza, donde se forman los oficiales del Ejército de Tierra.

Una teniente de Infantería, Belén Plaza Díaz, publica en el número 147 de la revista un artículo, fruto de su Trabajo Fin de Grado, con el título “Propuesta de un test específico para grupos del combate del ejército”.

No se trata de un trabajo meramente teórico: se basa en una encuesta a militar de Tierra, y además sus ideas han sido evaluadas en una unidad del Ejército.

Encuesta sobre el test

El objetivo de esta teniente era analizar el actual Test General de la Condición Física. Para ello realizó una encuesta anónima con preguntas sobre el test, que contestaron 125 militares de distintas unidades del Ejército de Tierra.

 

De media, quienes respondieron llevaban 15 años en las Fuerzas Armadas, y la mitad de los encuestados tenían formación en educación física.

“Los resultados permiten concluir que la prueba de flexiones de tronco no es del todo adecuada para la mayor parte de los encuestados, ya que se trata de evaluar un músculo estabilizador que usamos diariamente y en cualquier ejercicio”, explica la teniente Plaza en su artículo, que añade que “en las otras tres pruebas restantes estamos utilizando los abdominales, la zona lumbar y la dorsal de manera indirecta”, y por lo tanto “podría ser eliminada”.

La otra conclusión del estudio de los resultados de la encuesta es que se debería mantener el Test General de la Condición Física para todos los miembros del Ejército de Tierra, eliminando eso sí la prueba de flexiones de tronco; y se debería crear otro test, más especializado, que deberían superar “todos los miembros pertenecientes a los Grupos de Combate”.

A raíz de la encuesta, la autora del estudio considera que es necesario satisfacer unas carencias en la formación de las unidades que participan en misiones internacionales y que, por ello, tienen más posibilidades de tener que participar en situaciones reales de combate.

Ese test evaluaría la aptitud físico-militar del combatiente, y se calificaría con “apto” o “no apto”. Además, conllevaría las mismas pruebas para hombres y mujeres, sin tampoco diferenciar por edad. “Con este gran cambio podremos diferenciar los cometidos y funciones de los diferentes miembros del Ejército de Tierra”, así como garantizar las capacidades físicas operativas de todos los combatientes pertenecientes a los Grupos de Combate para realizar misiones internacionales.

Militares que despliegan en el exterior

Una vez llegó a esa conclusión, la teniente Belén Plaza analizó los modelos de los ejércitos de Estados Unidos y Reino Unido. En ambos ejércitos, en los últimos años se han introducido nuevas pruebas, más específicas que las generales que pasan todos los militares, que tratan de ir más allá de los test físicos de tipo atlético.

La idea era diseñar “un modelo de test especializado para Grupos de Combate (TGCBT)”, que evalúe “la condición física operativa según los requerimientos y necesidades actuales en zonas de operaciones”, es decir, que compruebe si un militar está en condiciones de ir a una misión donde puede ser necesario que entre en combate.

Superar este test sería requisito indispensable para poder desplegar en el exterior.

La teniente autora de esta propuesta explica que el test constaría de siete pruebas, que seguirían el orden lógico de una maniobra de combate: “Primero se infiltra en territorio hostil, puede que haya que sobrepasar algún tipo de obstáculo por el camino, realizar un asalto a la posición enemiga, llevar suministros de munición o equipo sanitario o de combate a un pelotón que lo necesite, posible extracción de una baja de una trinchera o un vehículo y su posterior evacuación a un punto seguro”.

Entre cada prueba los militares podrían descansar cinco minutos, para así simular “la espera que hace el combatiente mientras el jefe analiza y toma la decisión de dar el siguiente paso”.

Para darle mayor realismo, los militares realizarían el test por binomios, que es la unidad mínima de combate.

Trepar, saltar un muro, tirar de un herido...

Las pruebas serían las siguientes:

1. Infiltración en territorio enemigo con el equipo de combate necesario

Los militares tendrían que pasarla con el uniforme, una mochila de 10 kilos, fusil, casco y chaleco porta placas, de forma similar a la prueba de unidad. Realizarían una marcha táctica de 4 kilómetros en un máximo de 36 minutos, por lo tanto, a un ritmo aproximado de 9 min/km. Se comprobaría su resistencia aeróbica y muscular.

2. Trepa de cuerda

Con uniforme, casco, chaleco porta placas y fusil a la espalda, tendrían que subir y bajar por una cuerda de 6 metros en un máximo de 3 minutos, para ejercitar la fuerza y la resistencia muscular, la explosividad y la agilidad.

3. Paso de muro

Con el mismo equipo que en la anterior prueba, más la mochila de 10 kilos, consistiría esta prueba en superar un muro de 2 metros por binomios, en un máximo de 3 minutos. Se entiende que testaría la capacidad intelectual y moral, la fuerza muscular y la agilidad.

4. Asalto a posición enemiga

Ya sin mochila, pero con fusil, casco y chaleco, recorrerían 145 metros en 3 minutos, de la siguiente forma: realizar saltos cada 7,5 metros, tirarse cuerpo a tierra y adoptar la posición de tiro. Después del último cuerpo a tierra, habría que reptar 20 metros, ponerse en pie y realizar un sprint de 30 metros. Todo ello ejercitaría la resistencia anaeróbica y muscular, la agilidad, la velocidad/explosividad, la flexibilidad y la movilidad.

5. Acarreo de suministros o equipo

Se trataría de una carrera de 200 metros con una caja de munición de 15 kg (p. ej. arena) en cada mano (además del equipo de fusil, casco y chaleco), en un máximo de 1 minuto y 30 segundos.

6. Extracción de una baja

Consistiría en realizar una repetición de peso muerto con 95 kg, para comprobar la fuerza muscular y la explosividad.

7. Evacuación de una baja

Deberían arrastrar, con ayuda de una cuerda, una rueda de un camión militar de 95 kg a lo largo de 20 metros en 20 segundos.

Con estas pruebas, la teniente consideró que se cubrirían las seis principales acciones requeridas en combate.

Experimento con la Legión

Como se ha dicho, esta propuesta no es sólo un artículo teórico o un trabajo de fin de grado. El Ejército de Tierra lo ha considerado hasta el punto de que permitió experimentar con este Test para Grupos de Combate en una unidad.

La elegida fue la IIª Sección de la 3ª Compañía de la VIIª Bandera del Tercio ‘Don Juan de Austria’ 3º de la Legión, con base en Viator (Almería). Cabe recordar que la Brigada de la Legión, donde se encuentra el Tercio 3º, es la “Brigada Experimental 2035”, en la que el Ejército de Tierra está probando equipos y tecnología novedosa y otras innovaciones.

Los expertos en educación física de la unidad ayudaron a la autora del estudio a ajustar los tiempos mínimos para conseguir el “apto”, a partir de las pruebas que se hicieron con estos militar.

Señala la impulsora del proyecto que el test “resultó tener muy buenas calificaciones, expuestas a través de un cuestionario realizado a los diferentes soldados que lo realizaron”. Y destaca que “debido a la variedad de edades y condiciones físicas de los soldados que realizaron dicha experimentación, las pruebas del TGCBT podrían ser aplicables a todos los Grupos de Combate de todas las Brigadas”.

En principio, se seguirá experimentando con este test.

Muertes de militares en pruebas físicas

Esta propuesta ya evaluada en el Ejército de Tierra supondría la introducción de un nuevo test físico, cuando en los últimos años se han producido distintos fallecimientos y problemas de salud en las pruebas militares de esfuerzo físico.

En otoño de 2019 falleció un soldado del Regimiento de Infantería ‘Arapiles’ 62 mientras realizaba la prueba de unidad en la base de Sant Climent Sescebes (Gerona). Poco antes, otros militares se habían desmayado al hacer esta misma prueba, que la realizaban una vez al año todos los regimientos y unidades del Ejército de Tierra.

Consistía en un recorrido de 10 kilómetros que se debían cubrir en equipos tipo escuadrón en un tiempo de entre 85 y 90 minutos. Los militares iban cargados con 20 kilos de peso a la espalda: el fusil de asalto con cargador vacío (unos 3,5 kilos), el uniforme con botas (otros 3 kilogramos), el porta equipos, casco, mochila y cantimplora (todo esto suma unos 13 kilos) y otro material para alcanzar los 20 kilogramos.

Tras esa muerte, Margarita Robles dio orden a los tres jefes de Estado Mayor del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire de que suspendieran todas las pruebas de unidad, con la idea de revisarlas y actualizarlas.

Meses después se aprobó la nueva denominación, “ejercicio de cohesión de la unidad”, con algunos cambios. Por la crisis sanitaria del coronavirus se aplazó su puesta en marcha hasta 2021.

Aparte de la prueba de unidad, en febrero de 2020 falleció un soldado de Infantería en el Cuartel General del Ejército, en el Palacio de Buenavista, tras desvanecerse cuando iba a participar en unas prácticas de defensa personal, dentro de una jornada de instrucción continuada que consistía en varios ejercicios (tácticos, marchas nocturnas, de tiro, etcétera) durante 24 a 48 horas. La Unión de Militares de Tropa denunció que tenía la condición de “apto con limitaciones” por problemas coronarios.

Hace sólo unos días un militar de 22 años recién incorporado al Regimiento de Caballería ‘Montesa’ nº 3, de Ceuta, murió tras desplomarse de forma súbita cuando realizaba con sus compañeros una carrera continua, en el marco de la actividad física programada según el Plan Anual de Preparación.

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