El equipo que portan los soldados no justifica desmayos de la tropa

Legión y Regulares han probado las mochilas y armamento y la conclusión es que el peso no disminuye la operatividad

Soldado español.
Soldado español.

Una muerte en Gerona y tres síncopes con evacuación al hospital en unos pocos días hizo saltar las alertas en el Ministerio de Defensa. Esos incidentes se produjeron, en todos los casos, con militares que estaban realizando la prueba de unidad: una marcha anual que realizan todas las unidades, y que consiste en recorrer 10 kilómetros en un máximo de 90 minutos con todo el equipo y armamento, que pesa entre 15 y 20 kilos.

Ante esa muerte y los desmayos, Defensa ordenó a los tres ejércitos suspender de inmediato la prueba, para realizar “un estudio en profundidad” de la misma y “proceder a una actualización total de su contenido y de los requisitos para llevarla a cabo”.

Dicho estudio se encuentra en marcha, pero mientras tanto el propio Ejército de Tierra ha dado a conocer las conclusiones de otro estudio que guarda conexiones con este asunto: la influencia que tiene el peso de las mochilas y el resto del equipo que llevan los soldados.

Legionarios y regulares de Ceuta

A principios de 2019 se presentó un experimento que la Universidad de Granada iba a realizar con militares de la Comandancia General de Ceuta, para medir la carga física y el estrés del combatiente en función del equipo que portan los militares españoles.

Para ello, se seleccionó a 25 legionarios del Tercio “Duque de Alba” 2º de la Legión y otros 25 efectivos del Grupo de Regulares nº 54. Estos cincuenta militares realizaron una serie de pruebas físicas bajo la supervisión de los investigadores de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de la Universidad de Granada.

Todo obedece a un proyecto del Centro Mixto de la Universidad de Granada y el Mando y Adiestramiento y Doctrina del Ejército, que tenía como objetivo testar y analizar el esfuerzo físico de un soldado de infantería en actividades cotidianas y en situaciones simuladas de combate, y describir los condicionantes que impone el equipo y la mochila de combate.

Ritmo cardíaco, respiración, estrés...

A los legionarios y regulares se les colocaron varios sistemas para controlar su frecuencia cardíaca y respiratoria, la carga fisiológica y mecánica y su actividad electro dermal, que es indicativa del nivel de estrés.

Con estos elementos en su cuerpo, los militares realizaron un test y después tuvieron que pasar una pista de obstáculos con escalada, troncos de equilibrio, salto de foso, paso de alambrada y pruebas de agilidad y de velocidad.

Esta prueba la hicieron una primera vez sin equipo, sólo con el uniforme y las botas; y una segunda vez con él, es decir, con la mochila, el equipo de combate (casco, chaleco antibalas...) y el fusil.

 

De esta forma se pudo comparar parámetros en cuanto a nivel de atención, de decisión y velocidad de reacción pre y post fatiga.

Un equipo de casi 20 kilos

Cabe señalar que este experimento se hizo antes de la muerte de un militar y el síncope de otros tres en la prueba de unidad. Sin embargo, las conclusiones sobre la influencia del equipamiento sí pueden tenerse en cuenta en este asunto.

Y es que, según explicaron los impulsores del estudio “Estudio de la carga física y el equipo de combate” al presentar el proyecto, se trataría de valorar los efectos del equipo de un militar español, “que porta, una media de hasta 12 kilogramos en la mochila para 24 horas, que es la que se utiliza, que con casco y arma se puede disparar hasta un peso 20 kilogramos”.

Y en la prueba de unidad suspendida por Defensa tras esa muerte los militares han de caminar a paso rápido o correr con ese mismo equipo, que pesa entre 15 y 20 kilos.

El peso, en la media de países del entorno

En la publicación del Ejército de Tierra consultada por ECD, que es posterior a la polémica con la prueba de unidad, se concluye que “el peso medio de la mochila y el equipo de combate está por debajo del 30 por ciento del peso corporal, por lo que está dentro de las recomendaciones de países del entorno”.

Además, el Ejército asegura que en base a este experimento se comprueba que un combatiente con el actual equipo “es capaz de responder ante diversos estímulos tras un esfuerzo físico, aunque transporte el equipo completo. Esto es gracias a la instrucción y la preparación específica que realiza”.

Es más, remarca que “se ha cuantificado cuánto se reduce el rendimiento con el aumento de peso y su relación con la activación de los mecanismos de estrés, y comprobado que no merma la capacidad de atención ni decisión”.

La mayoría de militares, en el “normopeso”

Más allá de los efectos de la mochila y del equipo, en este estudio también se obtuvieron otros datos:

-- “Una buena capacidad aeróbica influye en mayor medida en el rendimiento del combatiente que otros factores, como la composición corporal (proporción de grasa y de masa muscular)”.

-- “Los combatientes que presentan valores por debajo o por encima de los estándares en masa grasa y muscular, muestran peor rendimiento que los que presentan valores normales”.

-- “La mayoría de los combatientes del estudio están en el intervalo de normopeso (el 81% de los participantes), en el que se obtiene un rendimiento “óptimo” en la prueba de capacidad aeróbica”.

-- “Este estudio podría ser el primero de otros sobre la biomecánica del personal militar encaminados a mejorar el rendimiento, prevenir lesiones y optimizar la ergonomía de los equipos”.

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