El Estado Mayor fija el norte de España como una de las prioridades de la defensa aérea

Las incursiones de cazas rusos en 2016 han sido un punto de inflexión. Seis F-18, una fragata F-100 y baterías de misiles antiaéreos ponen a prueba la seguridad del Cantábrico

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F-18 del Ala 15.

El Estrecho de Gibraltar siempre ha sido visto como una prioridad estratégica en cuanto a los planes de defensa aérea del Estado Mayor. Sin embargo, en los últimos años el norte de España quien ha ido ganando protagonismo.

No es casual, explican fuentes militares a Confidencial Digital, que estos días se esté poniendo a prueba todo la operatividad del sistema de vigilancia aérea en el tercio norte de la península, concretamente en la zona geográfica del Cantábrico Oriental.

Este viernes finalizan las maniobras ‘Eagle Eye’ dirigidas por el Mando de Defensa y Operaciones Aéreas (MDOA), en las que han participado seis aviones F-18 del Ala 15 -provenientes de la base de Zaragoza-, la fragata F-101 ‘Álvaro de Bazan’ y alrededor de 600 militares desplegados en Cantabria y Vizcaya.

También se han desplegado efectivos y material de artillería antiaérea -dependiente del Ejército de Tierra-, con una batería de misiles ‘Mistral’  del GAAA II/71, una batería de misiles ‘Hawk’, otra de misiles NASAM y una última de ‘Aspide, pertenecientes al GAAA II/73 de Cartagena.

El objetivo de las maniobras ha sido la puesta a prueba de la coordinación en la defensa aérea del norte de España, así como la simulación de misiones aéreas defensivas en respuesta a incursiones de aeronaves no identificadas en el espacio aéreo español.

El norte cobra importancia para el Estado Mayor

Cabe recordar, como apuntan fuentes militares próximas a la organización de estos ejercicios, que en los últimos años se han producido algunos incidentes relacionados con la defensa aérea en esta zona de España.

Recurdan, concretamente, el vuelo de dos bombarderos rusos Tu-160 ‘Blackjack’ a apenas 100 millas de Bilbao. Una maniobra que fue seguida por la OTAN desde el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de Uedem (Alemania) y de Torrejón de Ardoz, y que provocó el un ‘scramble’ de dos F-18 en la base de Zaragoza.

Según informó ECD por aquellos días, en el Ejército del Aire -versión compartida por otras naciones que presenciaron el suceso- se sospechaba que los dos ‘Cisnes Blancos’ estaban poniendo a prueba algún sistema de guerra electrónica nuevo. Estas aeronaves pasaban por aquellos años por un reservado programa de mejoras técnicas impulsado por el Ministerio de Defensa ruso.

 

Dos meses después, un caza Su-35 ruso volvió a aparecer en los radares españoles a la altura de Gijón.  El CAOC da orden de salir a su encuentro a dos F-18 armados -uno procedente de Zaragoza y otro de Torrejón, según confirmó oficialmente Defensa a ECD- , que consiguen darle alcance en la zona marítima de Galicia.

Aquel vuelo llega hasta la vertical de Rota, donde el aparato da media vuelta y emprende su viaje de vuelta hacia el Mar del Norte. El aparato llevaba apagado el identificador IFF que permite a otra aeronave saber si está ante un amigo o enemigo. No hubo comunicación alguna, pero en el Ejército del Aire se extendió rápidamente la teoría de que el caza estaba “pinchando radares”. Es decir, poniendo a prueba la defensa aérea del litoral español -y el alcance de su ‘visión’-.

“El norte ha estado tranquilo en las últimas décadas, pero no se puede negar que la situación ha cambiado” admiten fuentes militares del Aire. “Hay que darle un enfoque geográfico integral a la defensa aérea de España. En el norte también pasan cosas, y desde hace un tiempo es una prioridad para el Estado Mayor” aseguran.

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