Las PCR en las academias militares revelan positivos que no fueron detectados por los test rápidos

Se apunta a las remesas de las marcas Wondfo y Zhejiang Orient, que muestran elevadas tasas de error y se guardaron en un almacén de la Unidad de Apoyo Logístico Sanitario

Llegada de alumnos a un Centro de Formación de Tropa (CEFOT).
Llegada de alumnos a un Centro de Formación de Tropa (CEFOT).

Los centros docentes militares no se escapan a los rebrotes de coronavirus en el inicio de curso. Las medidas adoptadas para tratar de limitar la propagación del virus al volver los alumnos a las academias y centros no han impedido algunos casos destacados.

En el protocolo elaborado por el Ministerio de Defensa para recuperar la formación presencial se contemplaba realizar test rápidos en el momento de su llegada al centro, para así tratar de detectar contagiados antes de que entraran en la academia y extendieran el virus entre el resto de alumnos.

Sin embargo, este cribado no ha evitado que poco después surjan numerosos positivos. La Armada confirmó hace una semana 39 positivos entre los 270 alumnos de la Escuela de Infantería de Marina ‘Albacete y Fuster’, ubicada en la Estación Naval de Algameca, en Cartagena.

Eso ha obligado a aislar a un buen número de personas en esa estación naval, entre positivos y contactos estrechos. El brote comenzó con un alumno, y posteriormente se fueron realizando pruebas PCR a otros que también dieron positivo.

Pocos positivos en los test rápidos

Fuentes militares consultadas por Confidencial Digital destacan ese hecho de que alumnos que habían sido sometidos a un test rápido en el momento de su incorporación dos semanas antes, poco después dieran positivo en PCR.

Aseguran que esto no sólo sucede en la Escuela de Infantería de Marina, sino en otras academias de Tierra, Armada y Aire. Los tests rápidos que se han utilizado en las incorporaciones apenas han dado positivos, con cifras que rondarían los tres o cuatro por cada mil, y algunos de esos positivos luego fueron falsos.

Señalan que estadísticamente, los test iniciales tendrían que haber revelado muchos más contagios, sobre todo al hacerse entre gente joven que llegaba de las vacaciones del verano, tras pasar por lugares con altos índices de contagios (ocio nocturno, actividades vacacionales…).

Descartados por Sanidad, repartidos por Defensa

Miembros de la Sanidad Militar apuntan que el problema estaría en la calidad de esos test rápidos, y su fiabilidad, o más bien la poca fiabilidad que podrían tener. Dichas fuentes señalan que los test que se han usado para examinar a los alumnos que se incorporaban a las academias y centros docentes militares son, en gran parte, de las marcas Zhejiang Orient Gene Biotech y Wondfo.

Estos test los compraron distintas administraciones en China, y al menos en el primer caso, tras las pruebas realizadas por el Instituto Carlos III se determinó que no eran fiables, por lo que no debían usarse. Las comunidades autónomas los rechazaron y finalmente los test acabaron depositados en la Inspección General de Sanidad, tal y como reveló el teniente general retirado Pedro Pitarch en su blog y se contó también en estas páginas.

 

Tras estar un tiempo almacenados en las instalaciones de la Unidad de Apoyo Logístico Sanitario, en Madrid, el Ministerio de Defensa ordenó distribuirlos entre unidades de las Fuerzas Armadas para utilizarlos.

Test Wondfo de China

ECD se puso en contacto con el Ministerio de Defensa y con el Cuartel General de la Armada para conocer el origen de los test que se utilizaron cuando llegaron los alumnos a la Escuela de Infantería de Marina ‘Albacete y Fuster’.

Por parte del Ministerio de Defensa no se había recibido respuesta al cierre de esta edición.

Desde la Armada explican que “el día 24 de agosto se realizaron 240 test a los alumnos que se incorporaron a la Escuela de Infantería de Marina (EIMGAF)”. Se trataba de test de anticuerpos totales marca Wondfo, procedentes de China.

Los resultados de estos test fueron 237 negativos y tres positivos. A estos tres positivos se les pasaron test marca Sienna (de Canadá), con capacidad de discriminar entre anticuerpos Ig M e Ig G. Dieron positivo positivos a Ig G, por lo que se concluyó que esos tres casos eran de personas que habrían pasado la infección con anterioridad.

La Armada añade que los dos tipos de test rápidos de anticuerpos utilizados en la Escuela de Infantería de Marina ‘Albacete y Fuster’ fueron proporcionados por la Farmacia de Buques, Unidades e Instalaciones de Cartagena.

Ya una vez que comenzó el curso, “fueron apareciendo casos en los alumnos de formación con sintomatología leve, que tras acudir a su seguro médico, dieron positivo en la prueba PCR. Llegado a un número de casos con PCR positivo, la Jefatura de Sanidad de Cartagena decidió hacer pruebas PCR a todos los alumnos de formación apareciendo más casos de PCR positivos, todos asintomáticos, hasta el total de 39”.

Fuentes militares conocedoras de la gestión de los test apuntan que la tasa de error en ambas marcas es bastante elevada, de hasta el 70% en los Wondfo y incluso el 90% en test de Zheijiang. Además, señalan que en algunos casos sólo detectan los anticuerpos IGG, que indican que el paciente ha pasado la enfermedad, de ahí que queda la posibilidad de que den negativo personas que son portadores del virus.

De hecho, apuntan que la proporción de 39 positivos entre 270 encaja con el porcentaje general de positivos que se está dando en la población en España.

También aseguran que en el mes de junio hubo gestiones para contratar una partida importante de test PCR, pero finalmente se optó antes por dar salida a los test rápidos que estaban almacenados en la Unidad de Apoyo Logístico Sanitario (UALSAN).

De dónde vienen esos test

ECD publicó en junio que el Gobierno había terminado confirmando en una respuesta parlamentaria la existencia de miles de test en la Unidad de Apoyo Logístico Sanitario. Y dio detalles del origen de los mismos.

Los 63.300 test se dividían en dos lotes: 20.000 test “Orient Gene” habían sido adquiridos por el Mando de Apoyo Logístico del Ejército, y 43.300 test “Wondfo” procedían del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA).

El reparto de esos test entre unidad militares provocó cierta tensión en el seno de las Fuerzas Armadas, entre los ejércitos que los recibieron, ya que muchos altos mandos no se fiaban de que fueran a servir para detectar realmente a los contagiados.

Ahora, las fuentes militar consultadas por ECD aseguran que existen numerosos informes tanto de la sanidad civil como militar que insistentemente desaconsejan el uso de los mismos, por lo que resulta paradójico que sigan empleándose precisamente en aquellos lugares donde al producirse grandes concentraciones de personal (unidades y academias militares) las posibilidades de contagio son más altas.

Además, si se utilizan test declarados defectuosos o poco fiables, los alumnos y soldados, la mayoría asintomáticos o con síntomas leves, se convierten en vectores de contagio, primero dentro de las instalaciones militares y posteriormente los nuevos contagiados en los respectivos círculos familiares.

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