Aparcar de oído. Un Ford destrozó con una bola de remolque un coche. Pido desmontar estas bolas cuando no se use

Paseando presencié un singular aparcamiento en cordón. Era un Ford de tamaño medio. Pensé: muy justito entra este en el hueco. Seguí andando y oí a mis espaldas un golpe. Me giré y vi al Ford que le había metido la bola del remolque en el parachoques delantero del coche aparcado. Le había hecho una marca importante. El Ford siguió haciendo maniobras. Con el de delante no golpeaba, pero con el de detrás si lo hacía en cada una de ellas. Cada vez que maniobraba atrás se oía un golpe. Su bola le protegía. Además no era muy hábil en el aparcamiento.

No pude evitarlo e, imprudentemente, le dije al conductor: “Tenga cuidado que está destrozando al coche que tiene atrás”. “A ti qué te importa, ¿Es tuyo el coche?- me dijo el conductor.

Esperé a que se fuera y deje en el parabrisas del coche golpeado una notita con el número de matrícula del coche de la bola, y me fui pensando que el culpable de todo esto son las compañías aseguradoras al descontar en los seguros el “bonus malus”, es decir, si no tienes accidentes te descuentan una cantidad importante de la póliza. Ellos están promoviendo la mentira y los daños a terceros.

Pensando, llegué mas allá en las responsabilidades a tener en cuenta, ya que es el Estado quién debe velar por los intereses de todos nosotros y entre ellos está el dueño del coche golpeado por otro con bola.

Hay bolas de remolque desmontables, pues, que se obligue a desmontarla mientras no se lleve remolque. A ello se tendría que dedicar también la policía ya que, además y con más inri, hay terceros perjudicados.

Buenos días, espero que no nos toque uno con bola.

 

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