Cambiar de centro escolar como solución al acoso

¿Debo cambiar a mi hijo/a de centro escolar?, ¿estaré tomando la decisión correcta? Estas son las preguntas que se hacen muchos progenitores en nuestro país, cuando sus hijos/as son víctimas del acoso escolar y no saben cómo parar esta horrible situación; a pesar de los ambiguos mensajes de tranquilidad y paciencia que reciben por parte de los docentes; y las “supuestas” medidas que estos y el centro escolar en cuestión dicen tomar para que sus hijos se sientan protegidos y arropados, sin volver a ser hostigados por sus compañeros de clase. Algunos especialistas, ante esta situación, consideran que cambiar de centro escolar a la víctima no es la mejor solución para acabar con el acoso.

La razón básica de esta apreciación, se debe a que el colegial, a pesar de haber cambiado de centro, probablemente vuelva a sufrir acosamiento por parte de sus compañeros; por lo que antes de arriesgarnos a estos hechos, es preferible esperar, tener paciencia y confiar en la pericia de los docentes para resolver eficazmente este problema. Aportando hechos y argumentos, me gustaría desmentir esta afirmación; ya que desde mi punto de vista es totalmente incierta.

Tal y como manifesté en mi artículo “La responsabilidad paterna en el acoso escolar”; hace tres años sufrí acoso tanto verbal como físico por un chico de mi clase, al que me ví obligado a denunciar para que me dejara de molestar. El centro escolar y los docentes sabedores del incidente, expusieron a mis padres que iban a tomar seriamente cartas en el asunto.

Sorprendentemente y al igual que en la mayoría de los casos de bullying nada resultó ser cierto. Hasta tal punto llegó la falsedad de los docentes; que dos días después de ocurrir el suceso hicieron sentarme al lado de mi agresor; siendo además castigado de manera injusta, y amenazado con ser expulsado para siempre del instituto, debido a que el centro no quería complicarse ni tener problemas con la justicia.

A mi parecer, el hostigamiento no es el único inconveniente; sino que también lo es la marginación y el aislamiento que se vive cuando sufres este problema; nadie quiere estar contigo, nadie te escucha, nadie te hace caso, todos se muestran indiferentes a lo que te ocurre.

Yo diría que eso es más doloroso que ser humillado, insultado o agredido. Las personas que lean este escrito y hayan sufrido acoso, sabrán perfectamente a lo que me refiero.

Sabrán perfectamente que es estar los recreos solo/a, sin nadie, metido en la biblioteca estudiando o leyendo; y sabrán perfectamente que es quedarte en casa los fines de semana sin salir de jolgorio con los amigos, como suele hacer la gente joven. El cambiar de instituto, probablemente haya sido una de las mejores decisiones que haya tomado en toda mi vida.

Muchas personas están preocupadas por tomar la decisión equivocada cambiándose de centro. Yo les animo a hacerlo; a veces, es mejor arriesgarse y cambiar que permanecer siempre en el lugar equivocado.

El cambiar, te permite conocer a muchas personas; personas que probablemente sean tus mejores amigas. El cambiar, te demuestra que no todas las personas son iguales, y no tienen los mismos malos sentimientos que la gente que te solía hacer daño; así que les pido por favor, que no se dejen influenciar ni engañar por tan inciertos y equívocos consejos.

 

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