El que pierde con los nacionalismos es el empresario catalán: para algunos los votos son números, los ciudadanos ovejas, y la poltrona vitalicia.

Tengo 40 años. Cuando estudiaba, nos decían que la lengua de un país era: el castellano en España, el francés en Francia, etc.

Tengo 40 años. Cuando estudiaba, nos decían que la lengua de un país era: el castellano en España, el francés en Francia, etc., y que las lenguas que se hablaban en las regiones de los países eran dialectos.

Eso ha estado así hasta que Zapatero le ha dado alas a los nacionalistas. ¿Y quién pierde? Pues el empresario catalán por ejemplo, porque el que se disponga a ir allí y lo traten mal por no hablar catalán, no volverá y encima hablará mal del trato recibido.

Pero qué importa si para algunos los votos son números, los ciudadanos ovejas, y la poltrona vitalicia. Tenemos el deber de poner a cada cual en su sitio.

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