La violencia, en manos de las CUP

Nada más inquietante que esas profecías con vocación de autocumplidas como las que hizo el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Su visión de graves disturbios en Cataluña, con vívidas imágenes de una brutal represión policial sobre inocentes ciudadanos, se compadece mal con la realidad de un país como España, que felizmente dispone de unas Fuerzas de Seguridad del Estado, incluidas las policías autonómicas, democráticas, profesionales y modélicas.

Más aún, cuando Iglesias conoce perfectamente el talante bronco, intolerante e inclinado a la violencia de quienes forman parte de los movimientos de extrema izquierda, se llamen como se llamen. Entre ellos, por supuesto, los radicales separatistas de las CUP, con sus franquicias de la porra, en cuyas manos se encuentra que la aplicación de la Ley no se trate de impedir violentamente.