Manuel Cáceres, Manolo el del bombo

“Sería un detalle de justicia que Casillas jugara la final de la Eurocopa para despedirse a lo grande”

Manolo el del bombo a cuestas. El jugador número 12 de La Roja no está –todavía- en Francia, pero sigue a los de Del Bosque con la misma pasión. Lleva 36 años de su vida y varias ruinas animando a la selección. Todo, para él, “ha merecido la pena”

Manolo cree en aficiones apasionadas, pero pacíficas. Y pide a la UEFA medidas contundentes contra los gamberros de la Eurocopa.
Manolo cree en aficiones apasionadas, pero pacíficas. Y pide a la UEFA medidas contundentes contra los gamberros de la Eurocopa.

36 temporadas al lado de La Roja, cuando no llegaba a cuartos y cuando se ha convertido en la reina del mambo. Prevé que España estará, también, en esta final. Camarero fiel que cierra el negocio, abre la caja, y se va a donde haga falta para animar el cotarro. Se ha arruinado varias veces por esta causa. ¿Locura? Él dice que “puede ser”, pero que no se cambia por nadie. No le interesan los partidos políticos, ni lo que separa. En su 11 ideal están los 777 jugadores que han vestido la camiseta nacional. Muy de Aragonés. En su bombo pone “deporte sí, violencia, no”, y por eso pide a la UEFA mano dura contra los gamberros. Tiene pendiente animar a la selección femenina. De estos años de aficionado con matrícula de honor le queda un corazón grande, pero averiado. Y seis hernias. Porque defender los colores durante toda la vida cuesta más que la fama…

Manolo el del bombo es un icono. Si no hiciera ruido, estaría, junto a la flamenca y el toro, sobre muchos televisores de España. La cuestión es que ahora está en casa, porque su corazón no le da pasaje para la Eurocopa. Las arritmias no le dejan ver a Del Bosque. Aunque él espera despegar rumbo a Francia cuando se acerque la final.

Manuel Cáceres cumplió los 14 años y se aficionó al bombo y a las gradas. Ahora tiene 67 primaveras y mucha mili. En diciembre de 1979 se vistió de Manolo el del bombo para seguir a España ante Chipre, en un partido clasificatorio para la Eurocopa de entonces. 3-1. 36 años después, este matrimonio indisoluble sigue pletórico, a pesar de la salud.

Manolo atiende Tu Museo Deportivo, su bar a los pies de Mestalla. Efectivamente, el local es un museo de historias de un hombre con bombo conquistando el mundo en son de paz.

Hoy ha dormido su siesta, y a primera hora de la tarde, con la voz áspera del que lo ha gritado todo sin ofender a nadie, conversamos con calma con un manchego curtido en Huesca y residente en Valencia, pero sin horchata en las venas. Precisamente.

Por la edad, por su atención, y por su gesta, sencilla pero auténtica, me sale llamarle Don Manuel.

Y entre pases cortos, rueda el balón.

Don Manuel ¿cómo se ve a España por el plasma?

Pues la verdad es que no estoy acostumbrado, pero no se ve mal. Estoy viviendo este arranque de la Eurocopa con la misma intensidad que si estuviera en las gradas.

Su profecía de esta Eurocopa es que España estará en la final, ¿con quién?

 

Pues creo que llegaremos a la final contra Francia, Alemania, o Portugal, aunque no haya empezado con buen pie.

Y en su bar, qué se comenta: que este equipo es más flojo, que no…

Pues yo lo que oigo es que el público está contento con esta selección. Aunque contra Chequia la primera parte no fue muy bien, creo que el equipo remontó mucho en la segunda e hizo un juego estupendo. Ganamos, y eso es lo importante, pero creo que la victoria, que fue justa, debería haber llegado antes.

¿Cuál es el 11 ideal de la historia que usted ha vivido de la selección española?

Las selecciones de los mundiales siempre han sido muy brillantes, quizás, especialmente en México, Corea y Sudáfrica. He vivido nueve mundiales a pie de campo y he visto siempre mucha calidad. No tengo un 11 ideal, porque todos los jugadores que han vestido la roja son igual de buenos.

¿A qué seleccionador tiene en un pedestal?

Valoro mucho el trabajo que han hecho Kubala, Santamaría, Luis Aragonés, Javier Clemente y, ahora, Vicente del Bosque, que lo está haciendo fenomenal.

¿Qué menú le serviría usted a Vicente del Bosque en su bar?

Una tapa de calamares, una de paella con pollo y conejo, y ,de postre, flan de la casa.

¿Qué canción de la grada le pega más Sergio Ramos?

A Ramos le van bien todas las canciones de la grada. Es un tipo simpático, agradable, y un capitán de primera que le cae bien a todo el mundo.

¿Los aficionados españoles hemos sido canallas con Iker Casillas?

Íker es el mejor portero que hemos tenido en la historia de nuestra selección, y ha sufrido muchas cosas, a las que no hay derecho porque ha hecho grandes cosas por España. Me da pena que la cosa haya acabado así. Me encantaría que jugara el último partido, el de la final, y que pudiera despedirse a lo grande. Admiro a los tres porteros de La Roja, y los conozco personalmente, pero poner a Iker en la final sería un detalle de justicia.

¿Cómo ve Manolo el del bombo a Gerard Piqué?

Piqué es una buena persona, con un carácter fuerte. Creo que siempre se ha portado muy bien con todo el mundo. Lo de los pitos que ha tenido que sufrir en algún partido no es de recibo. Piqué es un jugador que viste con orgullo la camiseta de la selección española, y que siempre va a por todas.

¿Y a Andrés Iniesta?

Iniesta debería tener ya 3 ó 4 balones de oro. Como persona y como futbolista es lo mejor. A mí, cada día me parece más joven, y sus ganas de pelear por todo son una referencia para el equipo y para todo el país.

¿Un adjetivo para describir a Juanfran?

Luchador.

¿Echa en falta alguien en esta selección?

En los equipos españoles hay mucho talento y mucha calidad. Cerrar una lista con 23 es difícil para cualquier seleccionador de nuestro país. Y lo que veo en las sub-19 y sub-21 es que ese talento y esa calidad se mantienen, y tenemos cantera de sobra.

¿Las aficiones pierden peso en el fútbol español del siglo XXI?

Yo creo que la pasión por La Roja crece, y lo digo con 36 años de experiencia personal. A los aficionados habituales se unen muchos chavales, chavalas, señoras. El papel de los seguidores de España en cada campo es ejemplar.

Me refería a las aficiones locales de los equipos españoles…

…No. Las aficiones locales se consolidan, y siguen muy vivas.

El dorso de su bombo dice: "Deporte, sí. Violencia, no". ¿Qué haría usted con los que van a un campo con ganas de pelea?

Los aficionados que no saben disfrutar con el fútbol y no entienden qué significa respetar a los demás hacen daño al deporte. No son muchos, pero hacen demasiado ruido. A esos gamberros hay que prohibirles entrar en los estadios, aunque al final se quedan por los alrededores dando mal ambiente…

El clima entre aficiones en la Eurocopa está tenso. Peleas callejeras. Rusia. Inglaterra. ¿La UEFA debe dictar medidas sancionadoras más contundentes y ejemplares?

La UEFA debería imponer sanciones duras. He visto siempre con qué respeto se han comportado las aficiones del mundo, y ahora noto que, a veces, hay miedo a defender unos colores. Mano dura contra ellos.

¿Cuáles deben ser las señas de identidad de un aficionado ejemplar?

Seguir con constancia a su equipo todos los fines de semana de cada temporada, no juntarse con desalmados, respetar los símbolos de cada equipo, y emocionarse con el himno de cada equipo o de cada país. Yo he llorado mucho escuchando el himno de España en los campos del mundo. Soy feliz cuando oigo el mío, y también el de los demás.

Usted va de rojo y gualda por la vida, mientras los colores y las banderas se han convertido en otro foco de polémicas. Con la bandera de España, ¿hasta dónde?

Yo iré por las gradas del planeta vestido de mis colores hasta que me muera, aunque algún gamberro se meta conmigo.

¿Las banderas independentistas tienen sentido en las gradas del deporte?

Yo soy Manolo el del bombo. No me meto en esas cosas.

Una quiniela rápida, Manolo:

            1. Villar – Relevo: 1

            2. "La roja" – "La selección nacional": 1

            3. Piqué – Ramos: X

            4. Torres selección – Torres no selección: Me ilusionó mucho cuando se empezó hablar de que Torres podía volver a la selección. Al final no ha sido así, y Fernando entiende perfectamente que hay otras personas, y otras etapas.

            5. Xabi Alonso – Xavi Hernández: X

            6. MarcaAs: X

            7. Florentino Pérez – Santiago Bernabéu: X

            8. Gary Neville – Pako Ayestarán: 2

            9. Tiempo de juegoEl Larguero: 2

            10. Paella – Horchata: X

            11. Javier Clemente – Luis Aragonés: 2, aunque soy muy amigo de Clemente.

            12. Eurocopa 2008 – Sudáfrica 2010: X. Aquella Eurocopa fue muy buena, pero en el Mundial de Sudáfrica le contamos al mundo entero que éramos los mejores. Y todo el país vibró y disfrutó con su selección.

            13. Albert Rivera – Pablo Iglesias: X

            14. Mariano Rajoy – Pedro Sánchez: X

Pleno al 15: El himno es sagrado – El himno es opinable: 1

Manolo el del Bombo

En el Mundial del 82 hizo usted 15.800 kilómetros en autostop. Porque a usted, esto de ir con el bombo detrás de España no le sale gratis…

Me he arruinado muchas veces siguiendo a la selección. Y no me arrepiento. Lo volvería a hacer. Estoy muy orgulloso de representar así a mi país. Desde hace años, la Federación Española de Fútbol me paga el avión, el hotel, y las entradas, y estoy muy agradecido. Las comidan corren de mi cuenta. Cualquier español pagaría por vivir lo que yo he vivido todos estos años. A la Eurocopa de Francia tengo pensado ir en las fases finales, y me lo costearé por mi cuenta porque iré con amigos.

¿Le interesan los partidos… políticos?

No. Hace muchos años me dijeron que podía encajar en ese mundo. Pero dije que no.

¿Quién?

¡Uf! De aquello hace ya muchísimo tiempo…

¿Teme que, si gana Unidos Podemos, crezca la desafección por la selección en España?

Yo soy Manolo el del bombo. No sé de política.

¿Qué se oye en su bar sobre la situación del Valencia?

Pues hemos pasado unos años malos, y la gente está molesta. A pesar de que se han hecho buenos fichajes, y de que hay dinero, la cosa no está saliendo bien. ¡No estamos ni en la UEFA! Valencia es una ciudad grande y con capital. Su equipo debería estar siempre entre los cuatro primeros.

¿A qué españoles conocidos les gustaría invitar a una ronda de vinos en Tu Museo Deportivo?

Cualquier deportista que se pase por allí estará invitado. Y me encanta que vengan personas mayores y niños.

¿Alguna vez le han propuesto animar a la selección femenina?

Sí, pero por una cosa o por otra, al final no he podido. Está pendiente.

Usted ha sido seguidor del Huesca, el Zaragoza, el Barcelona, el Madrid, el Valencia… ¿con qué afición se sintió siempre más cómodo?

Con la del Huesca. Me gustaría que hubiera algún jugador del Huesca en la selección española. Allí también hay cantera.

También siguió usted la selección de Baloncesto en alguna ocasión. ¿Si el cuerpo aguantara, seguiría también a los de Scariolo?

Sí. Mi problema es que, si hay fútbol, estoy en el fútbol. No puedo estar en dos sitios a la vez…

A usted el corazón le está fallando…

Sí… Desde hace unos meses. Tengo arritmias y debo cuidarme, aunque me cuesta. En el partido de calentamiento para la Eurocopa en Getafe vi que no podía animar como siempre. De todas formas, estoy muy contento de cómo se está comportando la afición española en Francia: sabe estar y muestra nuestra deportividad habitual. Allá por donde pasamos queda claro que somos una afición educada.

¿Y lo del corazón es culpa del fútbol?

Puede ser, porque yo ni bebo, ni fumo. Siempre he sido un buen deportista. Y sigo corriendo y paseando todos los días. Es el fútbol y es mi forma de vivirlo: soy así, y no lo puedo remediar…

Tiene además sobre sus carnes seis hernias operadas. Los encogimientos del aficionado muy fan, supongo…

Sí, me han operado bien, pero yo he sido mal paciente. No he hecho caso a los médicos y me han tenido que volver a meter en quirófano después de seguir corriendo por los campos y saltando vallas…

Y dígame una cosa, Don Manuel, cuando uno tiene 67 años y el corazón da sustos, supongo que piensa por dentro. ¿Merece la pena haberlo dejado todo por el fútbol?

Yo volvería a hacerlo. Esta vida es trabajo y trabajo. Yo, además del trabajo, he decidido dedicarme a animar el fútbol e intentar que la gente se lo pase bien. Son las dos cosas que más me gustan.

¿Su familia es la selección?

No. Tengo cinco hijos de los que estoy orgulloso.

¿Cuándo la victoria no llega, se reza a quien sea?

El fútbol es un juego. Y yo voy a que disfrute la gente que está en la grada y animar al equipo. A veces ni me entero de los resultados…

Y si se acaba su partido y no tiene tiempo para gritar sus últimas palabras, por dónde iría su despedida…

Que estoy muy orgulloso de haber podido representar a mi país. Pido perdón a los que haya podido molestar. Doy las gracias a todas las personas que me quieren. Que salga pronto otro Manolo el del bombo, y que viva España y vivan todos los españoles.

Cambiando de tercio, que le veo a usted muy vivo. Lleva usted 53 años con el bombo a cuestas. ¿Hubiera preferido usted un bombo de lotería?

¡No! ¡Me quedo con mi bombo de animar!

¿Cuál es su lotería?

Lo que me ha dado Dios: mis cinco hijos y la gente que me quiere por todo el mundo.

¿Nunca ha querido tirar el bombo, salir corriendo y ser Manuel Cáceres, a secas?

No. Nunca. Soy feliz.

Manolo: hoy las personas pasan por la tele, enseñan el ombligo y son famosos. A usted le ha costado unos cuantos años consagrar su fama de hombre fiel. ¿A dónde vamos con la España de Gran Hermano?

Yo soy Manolo el del bombo. Respeto a la gente. Cada cual sabrá lo que hace.

Y si este año que usted está en casa España no gana, ¿se sentirá culpable el talismán?

¡No! Los que ganan o pierden son los equipos. Lo mío es hacer que el público se lo pase bien.

Usted es un camarero orgulloso. ¿Cómo defiende su profesión en un mundo en que parece que servir está socialmente regular visto?

Mis padres me enseñaron que servir a los demás es lo que más llena a las personas, y con los años me he dado cuenta de que es verdad. Esa disponibilidad para atender bien a los demás en mi bar es algo que me apasiona.

Nueve mundiales. Siete eurocopas. Más de 500 partidos. Amistosos. Y oficiales. Esos son muchas horas de fidelidad. ¿Lo suyo es afición, patriotismo o locura?

Puede ser locura… Pero el público me quiere. Y mientras el público, la Federación Española de Fútbol, y los clubes me quieran, habrá Manolo el del bombo para rato.

¿Ve a los españoles de a pie capaces de dejarse las pestañas por su país, o vivimos todos muy a gusto y poco comprometidos?

Conozco a muchos, que van a ver los partidos de la selección en mundiales o eurocopas, que sólo necesitan que se les dé una oportunidad.

De todos los personajes, políticos, famosos que ha conocido en estos años, ¿quién le ha dejado más huella?

Los reyes. Los de antes y los de ahora.

¿Qué impresión se ha llevado de la versión futbolera de los reyes que ha tratado?

La imagen del rey en las gradas del partido España-Chequia del otro día es muy representativa. Me emocionó ver a nuestro rey celebrando el gol con ese gesto tan auténtico. Tengo ganas de verle personalmente, también para agradecerle ese detalle.

¿No le tientan ya desde el mundo de la publicidad?

Pues tenía varias ofertas para este año, pero no me gusta engañar a nadie. Yo sabía que no iba a poder ir a Francia.

¿El número 12 ya es para siempre?

Sí. Ya no lo cambio. Es un número que toma especial relieve en Sevilla, y en los estadios de Andalucía.

¿Usted preferiría un Premio Princesa de Asturias del Deporte o de la Concordia?

Si me han de dar algo, que sea un bombo. Yo con eso soy feliz.

REBOBINANDO

La historia de Manolo el del bombo es la de un emprendedor de los 70, que tenía una pasión y decidió orientar su vida, con coherencia absoluta, a ese fin. Un domingo. Un verano. Un invierno. Sol. Lluvias. Dinero. Cansancio. Seis hernias. Un corazón desacompasado. Una maratón con meta.

Por el camino, Manolo ha ganado y ha perdido cosas. De muchas se alegra, de algunas se arrepiente –porque Manolo es muy llorón-, y de otras se ha olvidado. En las paredes de su bar están tatuados muchos capítulos de ese sudar la camiseta que le ha convertido en una persona querida, un amuleto sonriente, y el souvenir con alma más representativo y transversal de estos últimos 40 años de la casi centenaria selección española de fútbol.

Manolo pilota un bar, y escucha y sabe. Con lo fácil que sería meterse en jardines, ante temas políticos y otras cuestiones que puedan separarle de la gente, él responde: “Yo soy Manolo el del bombo”. Es su manera de decir: “Yo soy de todos”. Y ese punto de inteligencia práctica, de sabiduría popular y de alergia a la confrontación, le convierten en una confluencia interesante tras un futbolero más prudente que apasionado.

Manolo es una grada que nunca se rinde. Y si los médicos le dejan, porque el corazón no se resiente más de la cuenta, seguirá dándole al bombo. Al fin y al cabo, ese sonido de percusión forma parte, también, de la banda sonora de España.

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