Situación de derrota entre la plantilla del banco

Altos ejecutivos del Popular: “Para lo que hemos quedado, no hacían falta Sarachos”

Escenas de tensión y amenazas de agresión a empleados en sucursales protagonizadas por clientes nerviosos y que acudieron a la ampliación de capital

Emilio Saracho.
Emilio Saracho.

En no pocas sucursales del Banco Popular se han registrado estos últimos días situaciones de tensión. Algunos responsables de oficinas han sufrido incluso intentos de agresión, por parte de clientes nerviosos y enfadados por la marcha del banco, y preocupados por sus fondos e inversiones.

Según explican a El Confidencial Digital fuentes internas, la tensión se ha apreciado especialmente en clientes habituales de la entidad que, en agosto del año pasado y aconsejados desde la sucursal, acudieron a la ampliación de capital que entonces aprobó el Popular, a los que el propio banco proporcionó créditos para la compra de acciones.

Unas acciones que ahora han pasado a valer cero euros, mientras que aún no han pagado el crédito que recibieron para comprarlas.

300 empleados quedaron en puertas de prejubilarse

Entre los empleados del banco, la situación estos días es de derrota total. “Para lo que hemos quedado, no hacían falta Sarachos”, resumía este miércoles un alto ejecutivo del Banco Popular tras conocerse la compra por un euro por parte del Santander.

La desazón se ha extendido también entre los trabajadores que permanecen en la entidad. El Popular cubrió hace menos de seis meses el 100% de su plan de ajuste. Se acogieron a sus bajas voluntarias el 23% de la plantilla, con 2.977 empleados, pero solo salieron 2.637.

Esta cifra estuvo ligeramente por encima de lo pactado con los sindicatos, pero más de 300 empleados que habían reclamado abandonar se quedaron en puertas.

Algunos de ellos habían reclamado la posibilidad de acogerse a fórmulas para implementar el plan de bajas voluntarias que, dada la avalancha de peticiones, solicitaban que se hubiera ampliado también el plazo de salidas durante el ejercicio siguiente.

Pero ese escenario fue rechazado de plano por la dirección. Ahora reconocen angustiados que no saben que va a ser de ellos tras la integración con el Santander.

Otros salieron “bien pagados” en la última etapa de Ron

Ahora, recuerdan que otros compañeros abandonaron “bien pagados” el banco en la última etapa de la presidencia de Ángel Ron.

La entonces cúpula de la entidad propuso, en un principio, un periodo inicial de adscripciones voluntarias. Distinguió entre prejubilaciones de empleados con 59 años de edad o más (75% del salario neto anual) y de 58 años (70% del salario neto anual, pero acotadas a 120 personas).

 

También planteó prejubilaciones desde los 55 a los 57 años con el 65% del salario neto anual pensionable del convenio colectivo. Esta medida también estaba limitada a 80 trabajadores y aplicando como criterio preferente la edad del solicitante.

Pocas semanas después, el Popular mejoró incluso su oferta a los representantes sindicales. De esta manera, amplió en 20 esas prejubilaciones para empleados de 55 a 57 años, y para los de 58 concedió 50 más. Además, el planteamiento definitivo vino a mejorar un 5% de medio el sueldo bruto a percibir por todos ellos tras abandonar el banco.

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