Ándalus, la compañía aérea de la Junta de Andalucía, paga con dos meses de retraso a pilotos y azafatas. Gibraltar, su principal fuente de ingresos

Según ha sabido este confidencial de fuentes de la compañía andaluza, Ándalus no sólo no vuela a “destinos donde otros no van” como han explicado en repetidas ocasiones sus directivos, sino que sólo lo hace a aquellos aeropuertos en los que recibe subvenciones, “normalmente, vía publicidad”. Desde el sector aeronáutico recuerdan que ésta es una práctica habitual entre las compañías llamadas de bajo coste, que “suelen volar a aeropuertos secundarios a cambio de jugosas campañas de marketing” y destacan la estrategia de Ryanair en aeropuertos como el de Santander o Valladolid.  

Además del importante respaldo institucional recibido por Ándalus de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, que a través de la sociedad pública Invercaria concedió a Ándalus 750.000 euros que se suman a las inversiones iniciales (con el 5% del total de la compañía, la Junta desembolsó millón y medio de euros para hacerla viable),  la aerolínea con sede en Málaga cuenta con una importante fuente de ingresos: Gibraltar.  

Desde el campo gibraltareño recuerdan a ECD que el gobierno de Peter Caruana aprobó hace tiempo un paquete de medidas para promocionar Gibraltar, entre otras inserciones publicitarias en la web corporativa de Ándalus o logos e imágenes del Peñón en el fuselaje de los aviones andaluces. Tal y como de se adelantó en este confidencial, los vuelos se inscriben dentro del impulso que el Gobierno está dando a las relaciones con Gibraltar, consistente en “que los gibraltareños no sean rehenes de las políticas de Estado”, léalo aquí.

Buena prueba de ello es que “todos los días duerme un avión de Ándalus en el aeropuerto North Front de Gibraltar para cubrir los enlaces a Madrid, con o sin parada en Almería” destacan voces cercanas a la aerolínea. Las mismas fuentes aseguran que el Gobierno de Gibraltar, mediante un consorcio de empresarios y la Mancomunidad de municipios del Campo de Gibraltar, firmaron un acuerdo con Ándalus para promocionar la ruta con Madrid mediante pago de una cantidad de dinero a cambio de poner en primera plana de su página web (www.andalus.es) promoción turística de Gibraltar y por comprometerse a mantener la ruta con Madrid.  

Directivos de la compañía área explican a El Confidencial Digital que es una manera de que las comunidades autónomas se involucren con las empresas locales y que “no es raro verlo en anuncios del Gobierno Balear promocionando Mallorca o del valenciano con la Fórmula 1” y piden un mayor apoyo en este sentido de la Junta de Andalucía, para utilizar reclamos como el campo de golf de Sotogrande a la hora de atraer el turismo británico a través de Gibraltar.  Caruana destina así partidas presupuestarias a la promoción en España del producto turístico del Peñón, ya que constituye el segundo mercado de dicha industria.

Fuentes oficiales consultadas por ECD adelantan que la aerolínea está en conversaciones para reforzar las conexiones de Gibraltar con Madrid y Barcelona, algo que podría concretarse “para abril de 2010”. Las mismas fuentes matizan no obstante que están a la espera de los datos de ocupación de estas dos frecuencias y que, dado que ha aumentado en los últimos meses “confían en que este proyecto pueda dar buen resultado”.   

No obstante, la crisis está  pasando factura a la aerolínea andaluza, que según fuentes de mercado, “está teniendo dificultades para cerrar acuerdos de colaboración y patrocinio”. Las mismas voces hacen especial referencia a las negociaciones para unir el aeropuerto de San Sebastián con Almería y Málaga. “Pidieron apoyo económico a los responsables del aeropuerto de Hondarribía y estos les dijeron que tendrían que buscar ese dinero en otra parte, si querían que las rutas prosperaran” rememoran fuentes conocedoras de la iniciativa.  

Los primeros en sufrir estos escollos de financiación, pilotos y azafatas de Ándalus que según ha tenido conocimiento ECD, llevan sin cobrar más de dos meses, o, en el mejor de los casos, “recibiendo el sueldo con meses de retraso”. Estas demoras no alcanzan al aparato corporativo que asegura “estar cobrando con normalidad”.