Hubo falta de información

BBVA condenado por colocar preferentes de Repsol a una anciana con alzheimer

Perdió los 24.000 euros que acababa de heredar por la muerte de su marido

Francisco González, presidente de BBVA.
Francisco González, presidente de BBVA.

La anciana, que hoy tiene 88 años, no sabe leer ni escribir y toda su vida había contratado depósitos, es decir, productos financieros conservadores o de bajo riesgo. La sentencia dice que no se informó correctamente a la anciana. De haberlo hecho, “difícilmente” hubiese contratado un producto como ése.

No sabía leer, ni escribir, y había aprendido a firmar como un acto mecánico. Acababa de morir su marido y decidió invertir la herencia recibida, 24.000 euros, en su banco de siempre en el producto de siempre: un depósito que le rentara todos los meses un dinero para completar su pensión.

O eso creía ella. Porque la sentencia conocida ahora dictada por la juez María José Lorena, del Juzgado de Primera Instancia número 44 de Madrid, deja en evidencia de nuevo el funcionamiento de la banca a la hora de colocar estos complejos productos entre clientes sin ningún tipo de conocimiento financiero.

La anciana, hace trece años, cuando contaba con 75 años de edad, firmó lo que le dijo la banquera porque se fiaba de ella tras 30 años como cliente. Lo que esperaba era un producto conservador, sin riesgo, y lo que le 'vendieron' en el banco fueron preferentes de Repsol. Si aceptó, dice, fue por la confianza en los trabajadores del banco.

Algo que corrobora la jueza en su sentencia. “Es la opinión de quién ofrece el producto y la confianza en el mismo la determinante para su adquisición”, asegura el escrito final.

Falta de información

La clave en todas estas denuncias, y que determina el sentido de la sentencia, es si el banco actuó o no como asesor de los clientes. Las entidades suelen utilizar ese argumento en los juicios para defenderse, pero una vez más, los jueces están dando la razón a los clientes al señalar que sí actuaron como asesores.

Dice la sentencia sobre este punto: “Se trata de una labor de auténtico asesoramiento financiero, en el que el cliente decide esa contratación ante la información determinante recibida de quien le ofrece el producto, siendo dicha opinión y no la propia, la determinante de la adquisición del producto”.

Según la sentencia, el banco se limitó a hacerla firmar el documento sin explicarle nada más sobre el producto ni alertarle de los riesgos. Ni por escrito ni verbalmente. Además, advierte la jueza, el banco ni siquiera advirtió posteriormente a la anciana del producto que tenía, sino que fueron sus hijos quiénes se dieron cuenta al estallar el escándalo en los medios de comunicación.

El BBVA se une así a Bankia en la lista de bancos que vendieron preferentes a enfermos de Alzheimer. Bankia ya fue condenada hace unos meses también a devolver el dinero a unos inversores aquejados de esta enfermedad.

 

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