Secuelas de la consulta en Cataluña

Codorníu diseña una campaña publicitaria para evitar un boicot en Navidad

Persigue neutralizar el rechazo por la vinculación de la familia Raventós con Unipost, la empresa que repartió la propaganda del referéndum independentista del 9-N

Botellas de Codorníu.
Botellas de Codorníu.

Codorníu no está dispuesto a que se le relacione con la consulta independentista en Cataluña. En la cúpula de la empresa no se pasa por alto que las consecuencias de un boicot del resto de España, por la vinculación de la familia Raventós con Unipost tras el 9-N, serían demoledoras en vísperas de la campaña de Navidad.

Según ha sabido El Confidencial Digital de fuentes del sector, en Codorníu no se oculta la preocupación por las consecuencias de un boicot del resto de España por este malentendido, en vísperas de la campaña de mayor consumo de cava del año.

Fuentes empresariales en Barcelona explican a ECD que la compañía ha consultado en las últimas semanas a diferentes agencias de publicidad y de imagen sobre cómo gestionar una posible crisis en las próximas semanas. Las llamadas al boicot ya se están produciendo en ambas direcciones. Y algunas de ellas proceden incluso de diputados de CiU.

Algunas de las respuestas que ha recibido la empresa, según cuentan directivos del sector en Cataluña, le aconsejan no realizar un pronunciamiento a favor de la unidad de España por las comparaciones que se pudieran trazar con uno de sus principales competidores (Freixenet).

Pero si concentrar los esfuerzos en identificar y presentar a los diferentes miembros que conforman la familia Raventós para demostrar que Codorníu nada tiene que ver con las decisiones empresariales que toma Unipost.

Comunicación interna a los empleados

El primer movimiento de la dirección de la compañía fue ya la comunicación interna que distribuyó hace dos semanas entre sus empleados, de la que se hizo eco ECD. Codorníu dejaba claro que no ha pagado la propaganda del 9-N y que es completamente ajeno a las actividades emprendidas por la empresa de mensajería Unipost.

También se solicitaba en la misma misiva a los trabajadores que difundieran este mensaje, especialmente entre sus clientes y proveedores.

Fuentes de Codorníu consultadas por ECD aseguraban en aquel momento que esta reacción respondía a una campaña de boicot que la empresa había detectado que se estaba propagando por las redes sociales. Insistían en que “Codorníu y Unipost son dos compañias totalmente distintas”. Explicaron también que el comunicado se realizaba para disipar las posibles dudas que hubieran podido surgir entre los trabajadores.

El malentendido entre Codorníu y Unipost

Pero lo cierto es que Unipost, cuyos accionistas mayoritarios pertenecen a la familia Raventós -una de las más prominentes de la alta burguesía catalana y a su vez dueña de los cavas Codorniú-, se encargó de distribuir buzón por buzón la propaganda electoral para la consulta independentista del 9-N en Cataluña.

El presidente de la empresa es Anton Raventós, un histórico de Codorniú, a cuya cúpula perteneció durante tres décadas. Fue director de producción de la firma de cavas hasta 2009. El director general de Unipost, Pablo Raventós, es por su parte primo de la presidenta de Codorniú, María del Mar Raventós.

 

La empresa pública del Estado Correos -adjudicataria del contrato de servicios postales de la Generalitat- había comunicado unos días antes al Gobierno de Artur Mas, tal y como adelantó ECD, que “por imposibilidad técnica, logística y operativa” no podría llevar a cabo el encargo que el Ejecutivo catalán le había trasladado por escrito: que repartiera 5,5 millones de envíos por todo el territorio de Cataluña.

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