Por qué Díaz Ferrán sigue al frente de CEOE. La batalla entre organizaciones sectoriales y horizontales provoca un ‘empate mejicano’: nadie se atreve a quitarlo, por temor a que llegue otro peor

¿Por qué Gerardo Díaz Ferrán sigue siendo presidente CEOE, a pesar de la delicada situación personal y empresarial que atraviesa, y no obstante la notable pérdida de credibilidad y de liderazgo que sufre? La respuesta es que se ha llegado a una situación de ‘empate mejicano’.

Se conoce como ‘empate mejicano’ la circunstancia en que dos personas se apuntan uno al otro con una pistola, pero ninguno de los dos se atreve a disparar el primero porque, aunque efectivamente mataría al rival, es más que probable que él mismo resultará también mortalmente herido.

Fuentes empresariales a las que ha consultado El Confidencial Digital resumen así la complicada situación interna que atraviesa la patronal española, y que explica por qué no se producen movimiento en la cúpula y Díaz Ferrán sigue como presidente. En síntesis, lo que está ocurriendo es lo siguiente:

-- Gerardo Díaz Ferrán, no sólo no quiere marcharse voluntariamente, sino que ha echado un pulso a todos con su último desplante: “Hasta que los empresarios no me digan que me vaya, yo sigo”.

-- Internamente, esa actuación se considera impresentable. El comentario es: “¿Qué necesita para irse a su casa? ¿Una guerra interna en la CEOE?”.

-- La conclusión de muchos ahora es que hay que dejarle que “se cueza en su propia salsa”.

-- La situación se resumen en que nadie se atreve a quitar de su puesto a Gerardo Díaz Ferrán, porque piensan que el remedio sería peor que la enfermedad.

-- ¿Por qué? Porque existe una guerra soterrada entre las organizaciones empresariales.

-- Por un lado están las llamadas ‘horizontales’, es decir, las territoriales: regionales y autonómicas. Por ejemplo, CEIM (Confederación Empresarial Independiente de Madrid), la CEA (Confederación de Empresarios de Andalucía), Fomento del Trabajo Nacional (Foment del Treball Nacional) en Cataluña... -- Al otro lado figuran las llamadas ‘sectoriales’, por actividad, o sea, las organizaciones de Transporte y las Comunicaciones, de Hostelería y Turismo, la de Autopistas (donde José Luis Feito, personaje importante, está desarrollando un papel significativo), la AEB (Asociación Española de Banca), la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorro), la CNC (Confederación Nacional de la Construcción), etc.

-- Estas últimas, las ‘sectoriales’ tienen menos fuerza, porque no les apoyan las grandes autonomías. No tienen peso político, pero sin embargo son las que aportan más dinero a la CEOE (desde la banca, la construcción, el turismo…).

 

-- Las ‘sectoriales’ tienen miedo a quitar a Gerardo Díaz Ferrán y que a continuación se les ‘cuele’ en la presidencia uno nuevo presidente procedente de las ‘horizontales’. Ellos no tienen fuerza para quitar a Ferrán y proponer a uno de los suyos porque perderían.

-- De hecho, José María Cuevas se mantuvo tanto tiempo en el cargo porque no era de ninguno de los bloques: era un gestor. No era un capo de ninguna de las dos vertientes, era del aparato, un tecnócrata.

-- La elección de Díaz Ferrán fue de hecho una operación diseñada por la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre para colocar a alguien de CEIM.

-- Las ‘sectoriales’ no quieren que ahora vuelva a pasar algo así.

-- Para ellas, el riesgo es que alguno de los grandes 'autonómicos', como el catalán Joan Rosell o el andaluz Santiago Herrero, quieran hacerse con el poder. Ambos a dos eran los ‘barones’ mejor posicionados para presidir CEOE cuando se abrió el melón de la sucesión de Cuevas.

 -- La situación, pues, es de ‘empate mejicano’ entre sectoriales y territoriales. Nadie quiere dar el primer paso para sustituir a Díez Ferrán. No hay cohesión interna y ninguno de los dos bandos quiere arriesgarse. “Ahora, lo que toca es aguantar”, concluyen.

Una prueba de la falta de dirección y del desconcierto existente en la patronal fueron las reacciones tras el anuncio, por Rodríguez Zapatero, de que el Gobierno se plantea pagar una parte de los despidos. Joan Rosell salió a la palestra elogiando la decisión, Díez Ferrán declaró a continuación “solo puedo decir amén a lo manifestado por Rosell”, y poco después se contradecía, daba marcha atrás, y expresaba recelos y reticencias ante el anuncio del Gobierno.

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