Los fondos soberanos no quieren venir a España: el recelo de Rusia, el mal trago de KIO en Emiratos Árabes y las pegas europeas a China bloquean los planes de Sebastián

La tan ansiada inyección de capital de los fondos soberanos en la economía española se le está complicando a su principal defensor, el ministro Miguel Sebastián. Las pegas se multiplican: bien por las trabas de la Unión Europea y los empresarios locales al dinero chino, o bien por el fiasco de las torres KIO que sigue aún muy presente para los inversores de Emiratos.

Tal y como ha sabido El Confidencial Digital, “Sebastián no lo está teniendo nada fácil” para atraer la inversión de fondos soberanos a España. El ministro de Industria “es plenamente consciente de la necesidad de conseguir el dinero de los países del Golfo Pérsico o de China, pero muchos de sus esfuerzos están cayendo en saco roto”, añaden desde su entorno cercano.

“La calificación de la deuda pública española sigue sin alcanzar la AAA y todo parece que no la recuperará hasta dentro de un año, y eso frena a varios fondos de este tipo”, explica un directivo de Standard & Poor en referencia al freno que esta rebaja en las calificaciones supone para inversores públicos de países como Rusia o Japón, por ejemplo.

Tampoco el dinero chino “acaba de aflorar”, aunque, en este caso, las causas son bien distintas, explica un técnico de comercio exterior que ha colaborado con varias empresas españolas presentes en el gigante asiático. “Y eso que por falta de esfuerzos no será”, asegura, en referencia a las delegaciones chinas que han visitado tanto España como otros países europeos en busca de gangas en los sectores del automóvil, maquinaria, textil, alimentación, electrónica y tecnologías para ahorrar energía y protección del medio ambiente.

Las trabas comunitarias a inversiones que, como las chinas, puedan comprometer sectores estratégicos y el recelo de los empresarios españoles de mercados tan sensibles a las importaciones de China –especialmente textil, calzado o componentes tecnológicos -a contar con inversores de referencia de un país que les hace “la más y absolutamente desleal competencia” son los ‘noes’ con los que topa el ministro de Industria.

La mala experiencia de KIO

La inversión extranjera directa (IED) de los países del Golfo en España ha disminuido considerablemente en 2008, pasando de ser los inversores decimocuartos en 2007, a la posición 45º en el ranking por países del año pasado. Del total de países del Golfo, la mayor disminución ha sido la de Arabia Saudita, con una caída del 98%, según datos de Moncloa. 

Los datos que manejan los expertos de Invest in Spain, agencia estatal dependiente del ministerio de Industria, la experiencia previa más significativa vivida con los fondos soberanos fueron las inversiones realizadas por el fondo kuwaití KIO (Kuwait Investment Office) a principios de los años 90, cuando actuando a través del grupo Torras llegó a poseer un importante grupo industrial con empresas como Ebro, Ercros o Prima.

No obstante, matizan fuentes con acceso a los informes del departamento de estudios del BBVA, “para muchos inversores kuwaitíes, mencionar KIO es quitarles las ganas de venir a España en mucho tiempo”.

Entre las últimas incursiones del capital de estos fondos, cabe destacar la participación del fondo GIC de Singapur en el Hotel Arts de Barcelona y en la filial inglesa aeroportuaria de Ferrovial, BAA. Por su parte, DP World (filial del fondo de inversiones de Dubai) se hizo en junio pasado con la concesión de la terminal pública de contenedores del Puerto de Tarragona. DP World también posee otro negocio en España como es la empresa P&O, que cubre el servicio de ferries entre Bilbao y Portsmouth.

 

En cuanto a inversión industrial, la más significativa llevada a cabo hasta la fecha fue la protagonizada en septiembre de 2007 por Saudi Basic Industries Corporation al comprar la planta de producción de polímeros que General Electric poseía en Murcia. La última operación, la venta del 37,5% de CEPSA por parte de Santander y Unión Fenosa (31,6% y 5%, respectivamente) a International Petroleum Investment Company (IPIC), la compañía estatal del emirato árabe de Abu Dhabi que pasa a ser dueña del 47% de la energética.

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