Los errores cometidos por el Gobierno con la reducción de velocidad en autopistas y autovías a 110 km/h: no ha practicado la ‘pedagogía’ previa, no consultó con nadie

El Gobierno se ha encontrado con una inesperada y amplia contestación a la medida de rebajar la velocidad de circulación en autopistas y autovías, bajándola de 120 kilómetros por hora a 110, medida que entrará en vigor el 7 de marzo. Ha cometido demasiados errores.

Fuentes políticas consultadas por El Confidencial Digital no acaban de comprender el primer y más garrafal fallo: “Ha faltado pedagogía previa. Si lo hubieran preparado desde un par de semana antes, explicando las cosas, hablando del ahorro de combustible, todo habría sido muy fácil”.

Destacan que una decisión así no puede anunciarse de un día para otro. Y se extrañan de que un error tan elemental lo haya cometido precisamente Alfredo Pérez Rubalcaba (el tráfico es una competencia suya), considerado un experto en la comunicación.

Por su parte, en el ministerio de Industria admiten que la medida no ha sido comprendida por la población. Lo atribuyen sobre todo a que “se ha vendido mal” que la reducción de velocidad de los automóviles consigue un ahorro de hasta un 15% de combustible: la gente no se lo cree.

Miguel Sebastián, consciente de esa falta de credibilidad, ha salido a los medios reiteradamente, intentando explicar que cualquier ahorro es útil. En las últimas semanas, la subida del petróleo en 10 dólares nos cuesta 6.000 millones, y España, con una dependencia del petróleo del 80%, debe levantar el pie del consumo. El mensaje ha sido transmitido, pero no ha calado.

Los fabricantes de vehículos por su parte no ven el ahorro del 15% en el consumo de gasolina como consecuencia de la nueva limitación de velocidad. Dicen que no se consigue con una simple reducción.

La otra gran equivocación ha sido no consultar la medida con los sectores afectados, es decir, asociaciones de automovilistas, fabricantes de coches…, que ahora se están pronunciando con enorme escepticismo.

En la patronal ANFAC dicen que ese mismo ahorro lo producen  diez medidas de conducción eficiente: evitar acelerones, conducción adaptada a la vía, encadenar bien velocidades, etc... La patronal, Tráfico y el IDAE (Ministerio de Industria) ya han hecho campañas explicativas de esas prácticas  que  producen el ahorro.

Además, los nuevos vehículos que salen al mercado son muy eficientes en el consumo: la velocidad es un factor importante, pero no es todo.

Por otro lado, en Europa no hay coincidencia. Existen límites de velocidad para todos los gustos y nadie tiene la fórmula mejor de ahorro.

 

Los fabricantes desconocen cómo se ha gestado tan de improviso la nueva medida, que tiene el alto coste de cambiar la señalización, además de provocar menor recaudación fiscal si de verdad produce menos consumo de carburantes.

Y muestran dudas de su efectividad porque el transporte profesional está exento de la reducción, y el mayor consumo se produce en vehículo privado y en ciudad, donde ya hay límites de velocidad.

En cuanto a las ventas de coches los fabricantes creen que afectará a todo el mercado. La compra de vehículos de altas prestaciones ya está tocada por la crisis, pero a partir de ahora aún menos usuarios comprarán vehículos potentes, habiendo límites de velocidad más bajos. Y en general todas las ventas se verán mermadas.   

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