Guerra Sánchez Galán-Florentino Pérez. La banca amenazó a ACS con ejecutar todas sus acciones en Iberdrola si no desinvertía en la eléctrica: la constructora ha perdido 767 millones en la venta del 3,7%

Ignacio Sánchez Galán gana la batalla a Florentino Pérez. Los bancos han dado un ultimátum a ACS: le amenazaron con ejecutar todos los títulos de Iberdrola si no ponía garantías adicionales o se desprendía de inmediato de un 3,7% de participación del total que poseía en la eléctrica. La constructora ha perdido 767 millones en la venta de ese porcentaje.

ACS ha vendido el 3,69% de Iberdrola, con lo que su presencia en el accionariado de la eléctrica queda en el 14,85%, frente al 18,5% que poseía hasta ahora.

Tal fue la vorágine de las conversaciones la tarde del miércoles, que Florentino Pérez no pudo asistir ese día al encuentro de ida de la semifinal de la Champions entre el Real Madrid y el Bayern de Munich.

Según el precio de venta, de 3,62 euros por título, ACS ha obtenido 798 millones de euros por las acciones de Iberdrola de las que se ha desprendido. No obstante, teniendo en cuenta el precio medio de adquisición de los títulos por parte de la constructora -de 7,1 euros- las minusvalías derivadas de esta desinversión ascienden a los 767 millones.

La constructora tiene la convicción de que, con el casi 15% restante con el que se queda en Iberdrola, no habrá exigencias adicionales por parte de los acreedores.

Sin embargo, fuentes financieras, consultadas por ECD, apuntan que no se descarta que ACS tenga que volver a reducir su posición en el grupo energético en las próximas semanas si la banca repite el ultimátum. También porque no se entiende el empeño de Florentino Pérez en mantener el 15% de Iberdrola, si le va a ser imposible acceder a un puesto en el consejo de la eléctrica.

La desinversión de la compañía que dirige el presidente del Real Madrid en la eléctrica se interpreta como una derrota en una guerra que tiene como objetivo principal hacerse con la gestión del grupo liderado por Sánchez Galán.

Y es que no se cree que la reducción de deuda, como se ha dicho oficialmente, sea la causa de ACS para disminuir su participación en Iberdrola, sino que en el mercado se sospecha con que la colocación ha estado motivada porque algún banco acreedor ha forzado la venta y porque, a los niveles de la cotización de la eléctrica, la constructora tendría que aportar garantías adicionales.

Esta operación se entiende como el inicio de la definitiva salida de la constructora del accionariado de Iberdrola. Se trata del mismo problema que tuvo Sacyr con Repsol, cuando la banca le obligó a vender un 10% de la petrolera para evitar ser ejecutada.

La venta del 3,7% de Iberdrola por parte de ACS se dejó notar ayer en la Bolsa. La eléctrica cedió un 7% hasta los 3,62 euros, mientras que la constructora cayó un 5,6% y cerró en los 16,5 euros.

 

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