Guindos no quiere líos en los bancos nacionalizados: vigilará los planes de viabilidad y las fusiones, y actuará contra los directivos que se aferran a su sillón y a las jubilaciones

La reciente visita de Oli Rhen a Madrid no ha sido protocolaria. El comisario europeo de Economía ha pedido al Gobierno garantías de que el saneamiento bancario, para el que la Unión Europea ha aportado 40.000 millones, no tiene el mas mínimo resquicio ni habrá relajación en el cumplimento de las exigencias de Bruselas (el famoso MOU). En síntesis, que no habrá 'otro Bankia'.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha dado todas las garantías de que no se repetirá ese caso, según fuentes gubernamentales a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital.

Para ello, Economía y el Banco de España aplicarán un férreo marcaje, tanto a los bancos nacionalizados (solo quedan Bankia, Cataluña Caixa y NovacaixaGalicia), que serán vendidos antes del verano, como a los bancos del Grupo 2 (Liberbank, Ceiss, Caja 3 y Banco Marenostrum). Estos últimos recibirán en el mes de febrero 1.800 millones de ayudas europeas para su recapitalización.

Cese fulminante de los gestores

Ese marcaje de las cuentas y del cumplimiento de los planes de viabilidad será implacable, con un añadido contundente: cualquier desvío de su cumplimiento, por mínimo que sea, implicará el cese fulminante de los gestores actuales. Y lo mismo si no se culminan las fusiones pendientes.

La onda ya ha llegado a los bancos implicados, que hasta ahora estaban muy cómodos. Los gestores de estos bancos pensaban que como “hemos hechos los planes de viabilidad y hemos recibido las ayudas europeas y el respaldo de Economía y el Banco de España podemos estar tranquilos”.

Fuentes de esos bancos, contactadas por ECD, reconocen que tienen el mensaje pero -matizan- en términos de responsabilidad, no de amenaza”. Los primeros que queremos cumplir somos nosotros, que, además, tenemos que gestionar bien para devolver las ayudas en siete años”, explican.

Alarmas en Economía

La desconfianza de Bruselas no es tan descabellada. La Comisión Europea tiene mucha memoria, y no ha olvidado el repertorio de dilaciones del gobierno Zapatero en el reconocimiento de la crisis bancaria, pero sobre todo la bomba que supuso el caso Bankia, un año después de que la auditoría diera cuentas limpias y beneficios en ese banco.

Pero Economía tampoco las tiene todas consigo. El equipo de Guindos está alarmado por las demoras en la absorción de Ceiss (Caja España Duero) por Unicaja de Málaga. La caja andaluza se ha descolgado dos veces del proceso de fusión pese a las millonarias ayudas recibidas, por enfrentamientos con los gestores de Ceiss, que quieren salvar su poder en el grupo resultante.

 

En la absorción de Caja 3 (Caja Badajoz, Círculo de Burgos y CAI Zaragoza) por la aragonesa IberCaja hay problemas personales enconados. Los directivos de Caja 3, perdedores en la fusión, quieren jubilaciones millonarias que IberCaja no está dispuesta a pagar.

Ultimátum

Tanto Economía como el Banco de España están dispuestos a dar un ultimátum a las partes. Ni el ministerio ni el regulador quieren que el proceso llegue a Semana Santa.

Y el Gobierno intervendrá sin miramientos si los directivos no cesan en sus peleas por salvar su sillón y sus jubilaciones millonarias.

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