Incontables chequeos de seguridad, retrasos, poca organización y problemas con la prensa nublan la inauguración del Congreso Mundial del Petróleo en Madrid

La XIX edición del Congreso Mundial del petróleo ha arrancado en Madrid con numerosas quejas sobre la organización y los retrasos provocados por el proceso de registro y acreditación.

Pese a que los organizadores del Congreso Mundial de Petróleo (WPC, por sus siglas en inglés) habían acondicionado varios puntos para que los asistentes a esta edición se registraran y acreditaran con tiempo y comodidad, han surgido varios problemas logísticos que han dificultado el acceso a los pabellones de IFEMA acondicionados para acoger este encuentro.

Por ejemplo, en el Hotel Castellana Intercontinental, uno de los puntos habilitados para registrarse antes de ir al recinto ferial de Madrid, en el día de ayer no había acudido ningún responsable de la agencia de comunicación encargada de asistir a los medios, por lo que varios periodistas que se habían acercado al hotel han tenido que irse "deprisa y corriendo a IFEMA", tal y como comentaban algunos de ellos a este confidencial.

Una vez en el Centro Internacional de Convenciones de IFEMA, los asistentes que no hayan podido acreditarse durante los días previos al arranque del congreso se encuentran con otro problema: por motivos de seguridad, no está permitido cruzar andando por dentro del Palacio de Congresos.

Así, los visitantes se debaten entre ir andando bajo el sol de mediodía y los 38ºC del momento desde la Puerta Sur –entrada habilitada para taxis, autobuses privados, coches de empresa, vehículos oficiales y automóviles pertenecientes al Cuerpo Diplomático destinado en Madrid – y a la que llega el transporte público, hasta la zona Norte, donde se encuentra la entrada del congreso.

Llegados a este punto, el malestar e indignación en muchos casos de los profesionales invitados al evento era patente. Varios corresponsales extranjeros han compartido con El Confidencial Digital su opinión sobre la organización del evento: "es lamentable", "no hay derecho", "no entiendo cómo nos bombardean a mails y luego no podemos ni entrar al recinto", comentan.

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Las comparaciones con la edición anterior, celebrada en la ciudad sudafricana de Johannesburgo no se han hecho esperar: "allí seguridad no era sinónimo de ineptitud", "estas son las cosas que le dan tan mala fama a España" en materia de organización o "vaya ayuda, ni siquiera me ha sabido decir dónde para el autobús interferia", en referencia a la poca información ofrecida por los guardias de seguridad de la feria.

Ya dentro de la zona de registro del Pabellón Norte, la agilidad en la fabricación y entrega de las acreditaciones brilla por su ausencia. "He tenido que buscar mi nombre en la lista porque la azafata me decía que no estaba" o "mire bien que es la cuarta vez que me acredito", son algunas de la frases que más se han repetido a primera hora de la mañana.

Tampoco ha sido fácil hacerse con una de las 'welcome bags' que deben recibir todos los asistentes, ya sean periodistas, expositores, participantes o visitantes. "Nos las traen de cien en cien y desaparecen de cincuenta en cincuenta", reconocen a ECD varios miembros del personal encargado de repartir estas bolsas. "Mejor venga a la hora de comer, ahora se nos han agotado", añaden.

Problemas para entrar a la sesión inaugural Quienes más han sufrido estos inconvenientes, como decimos, han sido los medios de comunicación. Muchos periodistas se han encontrado con que, casi un mes después de que empezara el intercambio de correos electrónicos y llamadas telefónicas para validar datos de contacto, asistencia, pre-acreditaciones, acreditaciones y todo tipo de confirmaciones de identidad, no podían acceder a la sala donde se celebraba la sesión inaugural.

La inauguración ha tenido lugar en una de las salas acondicionadas para la celebración de las reuniones plenarias y ha contado con la presencia del Rey Don Juan Carlos; los ministros de Industria, Miguel Sebastián; y Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón.

En la ceremonia de apertura han estado también presentes el presidente de Repsol, Antonio Brufau; el presidente del WPC, Randy Goosen; y el comisario europeo para la Energía, Andris Piebalgs.

Pero quienes lo han tenido más complicado para entrar han sido los medios de comunicación. Decenas de periodistas han llegado justos de tiempo debido a las dificultades para llegar a lo puntos de recepción, a los problemas y objeciones para acreditarse una vez más y a las 'facilidades' dadas por el personal de seguridad para llegar hasta los pabellones 7,8 y 9, donde se concentra el grueso del congreso.

Más de veinte periodistas de todo el mundo se han agolpado a las puertas del salón plenario. El motivo: "el jefe de prensa de Casa Real ha dicho que ya no entra ningún periodista más", tal y como explicaban una y otra vez los responsables de seguridad de esta misma institución.

La inauguración estaba anunciada para las 12 del mediodía y apenas 10 minutos después los corresponsales de varias cabeceras nacionales e internacionales se iban amontonando entre la puerta y los arcos de seguridad para poder "cazar algo de lo que dicen los ponentes".

Cabe destacar que los medios que quisieron cubrir este acto tenían que acreditarse una vez más, esta vez con el departamento de prensa de Zarzuela. "Quien no haya sido puntual no tiene permitido el acceso", añaden, haciendo referencia a las indicaciones proporcionadas por la Casa Real –informaciones desconocidas para casi todos los periodistas a excepción de los que cubren habitualmente las actividades reales-.

Un cuarto de hora después y ante la insistencia de los reporteros que tenían que informar sobre la inauguración, varios agentes de seguridad de Casa Real han convencido a sus compañeros de comunicación para que permitieran el acceso libre a todos los medios.

Los periodistas no daban crédito: muchos de ellos se han perdido las primeras intervenciones y tan sólo han podido recoger los discursos de Sebastián, Aguirre y el Rey. Tampoco había ningún otro lugar, ni pantalla, ni canal de audio por el que fuera posible seguir el resto de intervenciones.