Lotería. Objetivo prioritario de Hacienda para 2013: acabar con el uso de décimos premiados para blanquear dinero negro

Acabar con el tráfico de décimos de Lotería agraciados para blanquear dinero negro. Es un objetivo prioritario que se ha marcado Hacienda para 2013. El nuevo impuesto del 20% a los premios superiores a 2.500 euros persigue precisamente eso: disuadir a los defraudadores.

Según ha sabido El Confidencial Digital de fuentes del Gobierno, Hacienda intensificará este año la lucha contra el tráfico de décimos de Lotería premiados que se utilizan para blanquear dinero. La orden que han recibido los inspectores del departamento que dirige Cristóbal Montoro es perseguir con dureza este tipo de fraude.

El nuevo impuesto dificultará el fraude

El nuevo impuesto del 20% sobre los premios superiores a 2.500 euros, que entrará en vigor el 1 de enero, no sólo tiene fines recaudatorios. El Gobierno busca que sirva también para frenar los numerosos fraudes que se cometen blanqueando dinero por medio de la Lotería.

Según las fuentes de Hacienda a las que ha tenido acceso ECD, la clave para reducirlos consiste en que, hasta ahora, quien se proponía blanquear capitales tenía que pagar una comisión a un intermediario y al propietario del billete premiado de alrededor del 30%.

A partir de 2013, con la nueva regulación, a ese desembolso habrá que añadir el 20% del impuesto a los premios importantes, lo que suma ya un 50%. “Unos descuentos que provocarán que gran número de defraudadores se replanteen la operación”, destacan las fuentes consultadas.

Los pasos que sigue el defraudador

El fraude consiste en que la persona que pretende regularizar una relevante cantidad de dinero negro se pone en contacto con una entidad bancaria en la que ha sido depositado un billete de Lotería que ha resultado agraciado con un premio importante.

El individuo ofrece una sustanciosa comisión a cambio de que hable con el propietario del billete y le ofrezca dinero a cambio del boleto premiado.

Graves problemas para el premiado

 

El agraciado no cobra el importe del premio pero a cambio recibe en mano más dinero. Sin embargo, según las fuentes consultadas, se encuentra ante un grave problema: no puede justificar ante Hacienda de dónde ha salido esa cantidad económica, si la utiliza por ejemplo para compras.

El premiado estaría cometiendo un delito de blanqueo de capitales que podría conllevar una responsabilidad incluso penal. Si es descubierto, en el mejor de los casos Hacienda le reclamaría más de la mitad del premio obtenido, pero en realidad, el castigo podría llegar hasta la pena de cárcel.

Mientras, el defraudador que compra el décimo, consigue blanquear el dinero equivalente al premio ya que lo puede justificar alegando que le ha tocado la Lotería y presentando el décimo como prueba.

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