El decreto que amplía el poder de Maite Costa en la CNE le permitirá controlar incluso los gastos de los consejeros y el destino de funcionarios

Los consejeros de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) están en pie de guerra. El Real Decreto aprobado semanas atrás por el Gobierno, que refuerza los poderes de su presidenta, no sólo concede a Maite Costa potestad absoluta para cesar a su vicepresidente. También le permite disponer a su antojo en otros dos importantes campos.

El viernes 20 de octubre, el Consejo de Ministros dio luz verde a un texto regulatorio que ha desatado un enfrentamiento sin precedentes, como no se recuerda en la CNE desde su creación, en 1998. Consejeros nombrados a propuesta del PSOE se han rebelado contra su presidenta. Y Sebastià Ruscalleda, el hombre de ERC en el órgano regulador, llegó a declarar hace una semana que el Gobierno del PP se había cuidado más de guardar las formas.   El origen de la polémica es el Real Decreto 1204/2006 que concede a su presidenta potestad absoluta para disponer de su vicepresidente. Hasta ahora el reglamento de la CNE establecía que la duración de ese cargo iba en consonancia con el periodo de vigencia de su puesto como consejero. Es decir, era nombrado por cinco años. El texto aprobado por el Ejecutivo de Zapatero suprime de manera discreta este punto y establece que sea el presidente de la Comisión el que nombre y cese a su antojo a su ‘número dos’ que, tradicionalmente, actuaba como contrapeso.   Pero hay más. Según datos recogidos por El Confidencial Digital, Maite Costa podrá a partir de ahora autorizar o denegar todos los gastos de sus consejeros. Si alguno quiere, por ejemplo, disponer de un chofer para trasladarse a impartir una conferencia, la presidenta podrá impedirlo. Las críticas no se han hecho esperar al tratarse de un instrumento de presión muy eficaz sobre sus subordinados, que cuestionaría la independencia de los mismos.   Gracias a otra directiva incluida en el texto del Gobierno, a partir de ahora también será más difícil discrepar de la línea oficial de la CNE. Maite Costa podrá, de ahora en adelante, disponer de los equipos directivos con los que cuenta la comisión. Es decir, Costa tendrá potestad para decidir a qué se dedica cada funcionario del órgano regulatorio, pudiendo ahormar a su antojo la CNE o dejar sin apoyos, en un momento dado, a un consejero díscolo.   Las protestas internas han sido, como decimos, enormes. Maite Costa no se habla con la mayoría de los consejeros. Ni Jorge Fabra, ni Luis Albentosa –situados en la CNE a propuesta precisamente del PSOE- apoyan a Costa. Tan sólo Jaime González, amigo personal de José Luis Rodríguez Zapatero, permanece todavía fielmente a su lado.

 

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