La Moncloa ‘vende’, tras la foto, que los empresarios están con Zapatero. Pero ni Botín, ni Alierta ni Francisco González apoyan al Gobierno, sino las reformas

La firma del pacto social, y el respaldo de la canciller Merkel, han provocado en La Moncloa una inusitada euforia. Se habla de una ‘resurrección’ de Zapatero. Desde el entorno presidencial se ‘vende’ que los empresarios están con Zapatero. Sin embargo, ni ese respaldo es real, ni en el PSOE comparten la euforia.

El Gobierno no oculta la satisfacción por lo que consideran apoyo ‘entusiasta’ al pacto social por parte del banquero Emilio Botín, de César Alierta, presidente del Telefónica, y de Francisco González, presidente del BBVA.

Sin embargo, fuentes empresariales de alto nivel, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, precisan que los empresarios no se han ‘convertido’ de pronto: “Una cosa es apoyar la senda de las reformas, y otra que los empresarios se hayan vuelto fans del Gobierno, que durante dos años no ha hecho nada y ahora lo hace deprisa y corriendo”.

Los patronos no se han convertido en ‘zapateristas’. Ni siquiera Jose María Entrecanales, Luis del Rivero o Antonio Catalán, amigos de Zapatero y que tienen entrada fácil en La Moncloa. De acuerdo con las citadas fuentes, el sector empresarial está en sus intereses, y, además, muy “conectado” al PP desde hace un año, ante el previsible cambio político. Lo cual no es incompatible con colaborar con el Gobierno, si afronta la crisis.  

Los políticos, al servicio de los empresarios

La llegada de  Joan Rosell a la presidencia de la CEOE ha producido un clima de entendimiento, que alguna gente malinterpreta, y que el Gobierno aprovecha en su beneficio. El nuevo líder empresarial quiere una imagen pactista, pero en público y en privado ha dicho que “los empresarios no estamos al servicio de los políticos, sino al revés”.

Rosell ha advertido a su gente que  la colaboración con el Gobierno, ni es gratis, ni es indefinida. Quedan temas “muy espinosos” por pactar, como la reforma de la negociación colectiva, la asociación de los salarios a la productividad, y la eliminación de la subida sistemática de los salarios en función del IPC.

La CEOE de Rosell tiene un slogan claro: “colaboración crítica”. El próximo test es la reforma de la negociación colectiva, a la que ya han sido emplazados, además de dar otra vuelta de tuerca a los salarios y a la productividad, y abandonar el IPC como referencia salarial.

El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, se muestra optimista. “La crisis obliga a compromisos”, ha dicho. Pero los agentes sociales saben que lo que queda por negociar es tan duro o peor que las pensiones. Las pensiones recortadas son para dentro de unos años, pero los salarios recortados son para mañana.

El PSOE, preocupado, el PP toma nota

 

La euforia que se ha instalado en el entorno presidencial, la ‘resurrección’ de Zapatero, no es compartida dentro del PSOE, que analiza los últimos pactos en clave electoral,  y concluye que esas reformas les van a castigar aún más en su propio electorado.

Al mismo tiempo, el PP es conocedor del auténtico sentimiento que ahora existe en la clase empresarial, también porque mantiene contactos directos. Y entiende que los empresarios hayan acudido a La Moncloa y firmado el pacto social, porque ellos, y la economía española, necesitan esas reformas.

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