Sucedió el viernes, en el vuelo IB 3252 Madrid-Milán

“Pensamos que íbamos a morir todos”. Un Airbus de Iberia estuvo cayendo durante unos minutos hasta perder 3.000 pies

Escenas de pánico entre los viajeros: gritos, llantos, sollozos de ‘no, por favor’. Se registraron numerosos mareos, fuertes golpes y ataques de ansiedad

Avión de Iberia en pista.
Avión de Iberia en pista.

Pasajeros de Iberia vivieron la semana pasada una auténtica situación de pánico a bordo. Un Airbus de la aerolínea española estuvo cayendo durante unos minutos a causa de una fuerte turbulencia y provocó numerosas alteraciones entre los viajeros y los miembros de la tripulación.

El incidente se registró el pasado viernes en un avión de Iberia que cubría la ruta Madrid-Milán. El vuelo IB 3252, con salida a las 12:20 del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas y llegada a las 14:25 al aeródromo de Malpensa, era un Airbus de nombre “Sierra de las Nieves”.

Una pasajera que viajaba en el vuelo colocó en su página de Facebook, abierta al público, el relato de lo que ocurrió. Explicó que sintieron que el aparato sufrió “dos caídas en picado y descendió unos 3.000 pies de golpe durante unos minutos” a causa de una fuerte turbulencia durante la maniobra de aproximación.

Confirma que se vivieron escenas de pánico a bordo. “Por unos minutos he visto que mi vida acababa hoy. La mía, la de mis padres y la de todos los pasajeros del vuelo. Nunca había sentido tan de cerca que iba a morir”, confesó uno de los viajeros nada más bajar del avión. Todo comenzó con un sencillo aviso por megafonía.

Primer descenso brusco de altura

-- “Buenas tardes, debido a una fuerte tormenta que hay sobre Milán el aeropuerto de Malpensa está cerrado al tráfico y nos dirigimos al aeropuerto de Linate. Abróchense los cinturones y plieguen sus mesas pues nos vamos a aproximar a una zona de turbulencias. Muchas gracias”.

Esta fue la primera alerta que escuchó el pasaje por la megafonía del avión antes de que comenzara todo. El mensaje procedía de la cabina de mando.

El aparato se adentró en ese instante en una zona de turbulencias. Hasta ese momento el viaje discurría con absoluta normalidad. De repente, el avión dio un brusco salto y se desplomó varios pies. A partir de ahí, aseguran los testigos, “cayó en picado”.

La primera imagen de los pasajeros fue “la de las carteras, revistas, teléfonos móviles, tabletas, ordenadores, chaquetas... volando por los aires”, explica la viajera. “Íbamos hacia atrás y hacia arriba... sólo el cinturón nos sujetaba. Aquello era igual que una montaña rusa cayendo pero multiplicado por doscientos”, describe el testigo.

Se vivieron momentos dramáticos: “Llevábamos varios segundos cayendo y yo no podía dejar de pensar en mi hermano. Vive en Milán por trabajo. Íbamos a verle para celebrar su cumpleaños y darle los regalos. Por favor, Señor, no podemos dejar a Alberto solo, no podemos dejarle toda la vida con el remordimiento de habernos matado por ir a verle a él”, repetía una y otra vez una pasajera durante aquellos momentos de pánico.

Nueva caída después de recuperar el control

De repente, hubo una tregua. Por un instante, el piloto recuperó el control. Pero cuando parecía que todo había pasado, regresaron los movimientos bruscos. Habían pasado sólo unos minutos.

 

“Todo por los aires otra vez, la gente gritando, el avión cayendo en picado, el ruido de fuera… nos sujetábamos como podíamos. Mano izquierda apoyada en el asiento de delante, mano derecha agarrada con todas mis fuerzas a mi colgante con la medalla de la Virgen del Pilar”, relata.

“Pasaron los minutos, aunque aquel momento se hizo eterno, y parecía que el piloto comenzaba otra vez a controlar el avión. Poco a poco, estaba consiguiendo estabilizarlo”.  Los pasajeros no dejaban de gritar. Una chica continuaba llorando “no, por favor”. Otro joven intentaba tranquilizarla: “Soy ingeniero aeronáutico, cálmate, el piloto está controlando el avión”.

Las turbulencias continuaron unos instantes más, pero todo indicaba que la pesadilla había terminado. Aún así, transcurrieron varios minutos hasta que se llevó a cabo la maniobra de aterrizaje.

“Todos en el avión nos mirábamos y nos ofrecíamos agua, aire, bolsas para los vómitos... Mirábamos alrededor y veíamos cómo estaba aquello, parecía que se había producido un huracán dentro del propio avión”.

Fuertes golpes, mareos, crisis de ansiedad…

Los pasajeros relatan lo que sucedió durante los 60 minutos que transcurrieron hasta que pudieron abandonar el avión.

“Vamos a tardar un rato en salir porque aterrizamos en pista y no hay autobuses suficientes para ir a la terminal. Por favor, van a entrar servicios sanitarios a atender a varias personas, les pedimos que despejen como puedan el pasillo para que puedan pasar rápido. Muchas gracias, por su comportamiento y disculpen lo sucedido”, les advirtió el comandante.

Efectivamente, se registraron numerosos mareos y ataques de ansiedad. Pero no solo eso. Uno de los miembros de la tripulación acabó con la camisa rota (una mujer se agarró con fuerza a él pidiendo ayuda) y declaró que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza cuando se disponía a indicar a un pasajero que debía abrocharse el cinturón de seguridad.

Durante esa hora, los viajeros aprovecharon para recuperar las pertenencias que habían quedado esparcidas por todo el aparato. “A mí me cayó un ordenador de un chico de la quinta fila, la pasta de dientes y las pastillas de otra mujer, abrigos, chaquetas. Mi bolso apareció en la fila 23...”.

Fresia, una viajera de unos 60 años, repetía insistentemente: “Que cerquita hemos estado de irnos con el Señor”. Dio “gracias a Dios” en varias ocasiones. Su compañera de asiento añadió: “Gracias también al piloto”.

Las explicaciones de la tripulación

Me abracé con dos auxiliares de la tripulación”, relata otro pasajero. Un miembro de personal de cabina de Iberia explicó lo sucedido al pasaje antes de abandonar el avión. “Hemos pillado un hueco de vacío sin aire y el aparato ha caído aproximadamente 3.000 pies. Nunca me había ocurrido algo así en todos mis años de profesión”.

Los pasajeros iban saliendo del avión mientras aplaudían al piloto. Aseguran que se encontraba empapado en sudor. No dejaba de repetir: “Gracias a vosotros, en serio”.

Iberia confirma el incidente

Un portavoz oficial de Iberia ha confirmado a El Confidencial Digital que el vuelo Madrid-Milán del pasado viernes sufrió una alteración en su ruta. El avión tuvo que ser desviado de su destino original, el aeropuerto de Malpensa, a otro alternativo: el de Linate. La causa fue “una fuerte tormenta” que descargaba en ese momento sobre Milán.

Añaden que en la maniobra de aproximación se registró una “turbulencia en aire blanco”, que provocó una “caída repentina, súbita y fuerte del aparato durante unos segundos”. 

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