El ajuste en las sucursales se aplaza 18 meses

El Santander estudia un ERE de 1.500 empleados en los servicios centrales

Afectará a las plantillas de la Ciudad Financiera de Boadilla y de la sede del Popular en Madrid. El plan contempla que las salidas se ejecuten antes de final de año

Sede del Banco Popular.
Sede del Banco Popular.

Una de las grandes incógnitas que quedaban sin resolver tras la absorción por el Santander del Banco Popular era qué ocurriría con los más de 25.000 empleados de la entidad resultante. Cinco meses después de anunciarse la compra, Ana Botín planea las primeras salidas en los servicios centrales de ambos bancos en Madrid.

El consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, reconoció en julio que, en 3 ó 4 meses dispondría de una cifra de ajuste para los servicios centrales del Popular y calculó que los recortes en la red comercial no llegarían hasta finales de 2018, una vez quedase completada la integración tecnológica.

El primer plazo está a punto de cumplirse. Los primeros contactos con los representantes de los trabajadores ya se han producido. Los responsables del área de Recursos Humanos del Banco Santander han comenzado a tomar el pulso a la plantilla.

En la última semana, según ha podido saber El Confidencial Digital por fuentes conocedoras de los encuentros, la mayoría de las delegaciones territoriales han ido convocando asambleas por toda España. Han constatado una enorme incertidumbre y nerviosismo entre los trabajadores de ambas entidades.

El reto es reducir una plantilla integrada por 10.600 empleados del Popular y 23.000 de Santander España. El ajuste se produce, además, después de la reciente salida de 2.600 trabajadores del banco con sede en Boadilla y otros 2.500 de la entidad adquirida.

ERE para 1.500 empleados en servicios centrales

Las fuentes a las que ha tenido acceso ECD revelan que, en el marco de estas reuniones con los representantes de los trabajadores, la dirección del Santander ha manejado una primera cifra concreta de afectados por el ajuste en los servicios centrales en ambos bancos tras la adquisición del Popular: 1.500 empleados.

La entidad busca ganar tiempo hasta que se constituya la mesa negociadora en la que se plasmará de forma definitiva la cifra de afectados, los plazos de salida y la fórmula que se va a articular para llevar a cabo el Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Inicialmente, el plan contempla que las salidas se ejecuten antes del 31 de diciembre.

En el Santander matizan que no hay establecidos plazos concretos para la ejecución del ajuste. Añaden que los encuentros entre los equipos paralelos de ambos bancos se llevan desarrollando desde hace semanas, pero resulta complicado fijar una cifra y una fecha definitiva. Añaden que las reuniones oficiales con los sindicatos no han dado comienzo.

Afectará a la Ciudad Financiera de Boadilla

Según las fuentes consultadas, el plan de despidos que ha comenzado a diseñarse en la cúpula del Santander también afectará a empleados que trabajan en la sede de Boadilla y, en una segunda fase, en algunas sucursales del banco que preside Ana Botín. Es preciso, explican, dejar espacio a los que queden del Popular.

Hay que recordar que la entidad que presidía Emilio Saracho tiene profesionales muy cualificados en el negocio de pequeñas y medianas empresas (pymes). Ana Botín ha dado orden de quedarse con los “mejores”.

 

El ajuste de red y plantilla, a principios de 2019

En todo caso, el ajuste de red y plantilla no se va a ejecutar “hasta que los sistemas informáticos del Popular estén integrados con los de Santander, lo que va a llevar 18 meses más”, explican fuentes conocedoras del proceso. Por el momento, no hay cifras sobre cuántos, quiénes y cómo se ejecutarán las salidas en las sucursales.

En el equipo de Ana Botín defienden que, ahora mismo, la prioridad de la entidad es recuperar el negocio perdido del Popular, sobre todo entre particulares que en los meses previos a la intervención retiraron depósitos o directamente cambiaron de banco.

Ese objetivo no es compatible, añaden, con una reducción de plantilla o con una red recortada. Añadiría problemas a la clientela, algo que se quiere evitar a toda costa.

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