Valeriano Gómez se doctora en ‘equilibrismo’, mientras patronal y sindicatos escenifican en Santander sus graves diferencias: el diálogo social sigue atrincherado

Santander (Miguel Cifuentes). Valeriano Gómez, ministro de Trabajo, se doctoró ayer en ‘equilibrismo’ en la Universidad Menéndez Pelayo, dejando a las Cortes que terminen de arreglar su decreto, “que está abierto a mejoras”. UGT, CC.OO y CEOE, no son tan optimistas, ya que lo que nace mal, para sus intereses respectivos, “es difícil de enmendar”, y en eso los agentes sociales sí coinciden.

Gómez apuntó dos ‘líneas rojas’ que no deberían cambiar en el Parlamento: la ultraactividad (prorroga de hasta 14 meses para los convenios vencidos) y la flexibilidad interna negociada en las empresas. Los alemanes han salvado las crisis con flexibilidad interna en las empresas y el diálogo social allí funciona. ¿Aquí, por qué no? Gómez sigue confiando en que las reformas terminen de funcionar y tiren de la recuperación de España.

Se negó en rotundo a admitir que “el marco laboral” tenga algo que ver con el origen de la crisis, y en esto coincidió con los sindicatos al poner a las entidades financieras y sus excesos en el origen del marasmo actual.

Gómez defiende a capa y espada que su decreto es equilibrado, lo ha dejado abierto a mejoras, y no quiso culpar a nadie, aunque dio un palmetazo a la patronal CEIM, por enviar a CEOE un papel diciendo que “no se debía firmar nada que obstaculizara al próximo Gobierno” (de otro color, se supone). “Si pensaban eso, ¿qué hacían negociando? Es inadmisible esa postura”, dijo. Lo mismo que tiró a CEIM, defendió a Rosell “que ha colaborado en muchas cosas con éxito”.

Gómez sigue impertérrito con sus reformas, empujando mesas de negociación entre las partes y bendiciendo el diálogo social. Para él, el Gobierno sigue, la legislatura sigue, y no se da por aludido ni con elecciones anticipadas ni con nada.

Rosell, poco más tarde, se salió por la tangente y dijo no estar “secuestrado por la CEIM”, ni por nadie (grandes patronos) en alusión al famoso papel de CEIM y al aviso de los grandes patronos para que no acordara nada con sindicatos en el último minuto.

En los pasillos de la UIMP, los agentes sociales hablan de otro modo. “Seguiremos negociando, lo importante es el país”, dicen CC.OO. y UGT. “Todo es mejorable en el parlamento”, comenta Rosell. Y muchas sonrisas y connivencias.

El presidente de CEOE está seguro de que habrá acuerdo, consensos, antes o después porque la crisis obliga a todos, a los políticos también, a hacer reformas. Toxo y Méndez, dicen que el camino de las reformas es equivocado: “hay obsesión con el mercado laboral, en lugar del sistema financiero, que es el origen de la crisis”. La anterior reforma laboral no creó empleo, y la de los convenios puede que sea inconstitucional (por ejemplo, el arbitraje obligatorio en convenio).

Los sindicatos creen que el Gobierno, por presión, y la derecha económica y política, en España y en Europa, aprovechan la crisis para liquidar el Estado de Bienestar y los derechos sociales. Acusan a la UE de tener un “solo objetivo: el déficit público”. Van a llevarse por delante conquistas sociales, lo que quede en el 2013, cuando el déficit en España debe estar en el 3% del PIB.

Los sindicatos piden otras alternativas y plazo hasta el 2016 para arreglar las cuentas públicas, y hacer más llevaderas la salida de la crisis.  

 

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