El Banco de España atiza a Pedro Sánchez para no quedar como cómplice del Gobierno en la anunciada recesión

Sus críticas constantes a las políticas del Ejecutivo se explican internamente como una estrategia para evitar ser acusado de “mirar para otro lado” como en la anterior crisis

Pablo Hernández de Cos, Pedro Sánchez y Nadia Calviño.
Pablo Hernández de Cos, Pedro Sánchez y Nadia Calviño.

El Banco de España no está dispuesto a ser acusado de “mirar para otro lado” en la recesión de la que empiezan a alertar analistas y organismos económicos. Un “error” que tuvo que admitir en la anterior crisis y que le supuso una gran pérdida de credibilidad. Ahora, es una de las razones de la crítica constante a las medidas de Pedro Sánchez.

Hay que recordar que, en el discurso que pronunció en su toma de posesión, el gobernador, Pablo Hernández de Cos, admitió los problemas de la institución con sinceridad: “Tras una crisis financiera sin precedentes, la reputación de los actores de política económica, de los bancos centrales en particular, incluso de la profesión económica en su conjunto, ha sufrido un enorme desgaste”.

Como prueba de ello, Hernández de Cos citó “los cambios regulatorios e institucionales puestos en pie para evitar que se vuelvan a producir situaciones similares”.

Alertar de los riesgos y actuar a tiempo

Sin embargo, “el verdadero test, aquel en el que nos jugamos el prestigio social y la credibilidad, pasa porque verdaderamente seamos capaces de identificar a tiempo los riesgos y vulnerabilidades, que seamos capaces de alertar sobre ellos y, dentro de nuestras competencias, seamos capaces de actuar para mitigarlos o contribuir de manera decisiva a que se actúe cuando ello corresponda a otras instancias”, insistió.

Unas frases que fueron interpretadas en aquel momento, allá por el mes de junio del año pasado, como un reconocimiento de los errores del pasado.

El último aviso al Gobierno de Sánchez

Ahora, el Banco de España acaba de lanzar una alerta a navegantes sobre la vulnerabilidad de la economía española, pendiente de los endeudamientos públicos y privados, la ralentización económica interna y externa y, sobre todo, por la indefinición de la política económica y fiscal del Gobierno de Pedro Sánchez.

En concreto, el supervisor financiero, pese a que prevé la prolongación de la fase expansiva de la economía española hasta el año 2021, advierte de una “gradual desaceleración” del PIB por la indefinición sobre la senda de la política fiscal y sobre la orientación de la futura política económica. Son las principales conclusiones que destaca el Informe de Estabilidad Financiera, publicado el pasado lunes.

“Insatisfecho” por la labor del Ejecutivo

Hace un mes, el Banco de España ya realizó una dura evaluación de la gestión del Ejecutivo. A través de su director general de Economía y Estadística, Óscar Arce, quiso dejar claro que el supervisor está “insatisfecho” con la labor del Gobierno socialista.

Alertó de que Sánchez no está haciendo nada por controlar la desviación presupuestaria y el resultado es que 2019 será otro año perdido en términos de consolidación fiscal, con una “nada desdeñable cifra” de déficit del 2,5% y en el que los denominados “viernes sociales” tendrán un peso notable.

 

Y para apoyar estas críticas, el supervisor publicó sus previsiones macroeconómicas en las que desmontaba buena parte del programa y promesas electorales de Pedro Sánchez.

Continuos varapalos a la política económica

No es la primera vez que el Banco de España cuestiona duramente la política económica de Pedro Sánchez. De hecho, viene siendo una tónica constante en los últimos meses. Ante el Congreso de los Diputados, el gobernador planteó en enero una enmienda casi a la totalidad a los Presupuestos del Estado para 2019 elaborados por el Gobierno.

Sin cortarse lo más mínimo, afirmó que las previsiones de ingresos tributarios estaban infladas, mediante una argucia contable para elevar la recaudación por IVA. Y, por tanto, avisó de un riesgo alto de incumplimiento del déficit.

Un mes antes, Pablo Hernández de Cos había proclamado, cuando el Gobierno lo anunció, que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros supondrá un lastre para la creación de empleo.

El Gobierno es consciente de que no tendrá un gobernador de su cuerda, como mínimo, hasta dentro de seis años, cuando concluya el mandato de Pablo Hernández de Cos, nombrado por Rajoy sólo unos días antes de triunfar la moción de censura contra él.

No quedar como “cómplice” del Gobierno

Internamente, según varios inspectores del Banco de España consultados por Confidencial Digital, las varapalos constantes a las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez se explican como una forma de salvar la reputación del supervisor ante la recesión que comienza a anunciarse.

Así, los inspectores hablan de una estrategia para evitar que el supervisor pueda ser acusado de “mirar para otro lado” como en la anterior crisis financiera, con Miguel Ángel Fernández Ordóñez al frente del Banco de España, lo que provocó a la institución un enorme desgaste.

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