Benidorm se queda sin desfile orangista por falta de turistas británicos

La fiesta conmemora la presencia protestante en Irlanda y el covid ha impedido la llegada de visitantes anglosajones

Desfile orangista en Benidorm en 2019
Desfile orangista en Benidorm en 2019

"No, no Papa de Roma. No hay capillas que me entristezcan los ojos. Sin monjas y sin sacerdotes. Sin rosario. Todos los días es el 12 de julio", era un canto común cada día 12 de julio en Benidorm antes de la pandemia. Lejos de lo que pueda parecer, quien lo entonaba no era un grupo de ateos manifestándose, ni la izquierda más radical; provenía de protestantes unionistas del Úlster que pasaban sus vacaciones en la ciudad.

En Irlanda del Norte cada 12 de julio es un día especial. Los protestantes celebran la victoria del pretendiente al trono de Inglaterra y futuro rey Guillermo III de Inglaterra en la Batalla del Boyne (1690), frente a James II, último monarca católico. La efeméride quedó marcada en la historia como el fin del dominio católico en Irlanda, unida en aquel entonces a la corona inglesa. Esta empezó a ser conmemorada por el unionismo (aquellos irlandeses, protestantes en su mayoría, que querían formar parte de Reino Unido) tras el auge del independentismo irlandés, de marcado carácter católico, a principios del siglo XIX. Por aquel entonces, la Orden de Orange, una asociación a caballo entre una logia y una orden religiosa protestante, empezó a desfilar cada 12 de julio en las ciudades de mayoría protestante de Irlanda, ubicadas sobre todo en el norte de la isla (el condado del Úlster), zona que fue poblada por escoceses en el siglo XVII.

Las diversas olas migratorias que salieron de la Isla Esmeralda diseminaron a los habitantes protestantes del Úlster por todo el globo. Gran parte de ellos acabaron en Escocia alimentando la incipiente industria de la ciudad de Glasgow, donde el unionismo se asentó con fuerza y empezó a celebrar desfiles tan multitudinarios como los de su Irlanda natal. Estos actos también se exportaron en Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda. Incluso en Francia, durante la Gran Guerra parte de la división del Úlster entró en combate ataviada con un sash (una orla) naranja propio de la Orden de Orange durante los primeros compases de la batalla del Somme (que empezó en julio de 1916).

Marchar en chanclas

Con semejante celo por el 12 julio, no es extraño que los nietos de aquellos soldados se lleven el sash a la playa y marchen en Benidorm como si estuvieran en Belfast o Glasgow. No es un desfile oficial, explica la Orden de Orange a El Confidencial Digital, y señala que los participantes son veraneantes que acuden a la ciudad alicantina desde Reino Unido. En las imágenes de ediciones pasadas se puede ver el carácter festivo de la marcha, en la cual las chanclas sustituyen a los zapatos. Sin embargo, la reivindicación unionista sigue presente.

"Solían participar hinchas de fútbol, miembros de bandas (de música de desfile) y veraneantes que se animaban a participar en la fiesta", explican desde la comunidad británica de Benidorm y señalan que este año, al igual que en el anterior, no se va a celebrar porque no hay ingleses en los hoteles. Antes de la pandemia Benidorm era en verano más inglesa que valenciana.

Boris Johnson no sólo ha golpeado al unionismo en casa, dejando a Irlanda del Norte fuera de la zona arancelaria británica tras el Brexit; también su semáforo sanitario ha hecho que se deje de celebrar el único desfile, oficial o no, que se celebraba anualmente fuera de un país anglosajón. 

El principal mercado turístico de la ciudad

La Asociación Empresarial Hotelera y Turística de la Comunidad Valenciana (HOSBEC) señala que "el mercado británico, de momento continúa desaparecido", la cuarentena obligada a la vuelta de España para los turistas los disuade de veranear en Benidorm. En 2019 supusieron un 45,2% de todas las pernoctaciones en hoteles, según HOSBEC. 

En 2021 la cifra es inalcanzable ya que la ocupación hotelera es del 60% en 2021, frente al 90% de 2019. Este año en Benidorm los españoles son mayoría, representan un 92,2% de la ocupación hotelera y los extranjeros no llegan a un 10%. Por nacionalidades, los que más visitan la ciudad son en este orden "turistas belgas, franceses, holandeses y británicos". HOSBEC además recalca que en la ciudad alicantina hay actualmente 80 hoteles abiertos, es decir, un 71% del total. 

 

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